​Teruel resucita a sus primeros burgueses con la recreación modernista

El Modernismo llegó a Teruel de la mano de Pablo Monguió, discípulo de Gaudí.

La Historia se ha hecho carne hoy en las calles de Teruel, con una recreación de la época modernista en la que actores y voluntarios han puesto cara a personajes ilustres de la ciudad de principios del siglo XX, que para muchos hasta ahora eran solo nombres de calles.


La recreación, organizada por la Fundación Bodas de Isabel y el Ayuntamiento de Teruel, ha puesto al descubierto esa parte de la historia de la ciudad a través de charlas, exposiciones y hoy, de manera muy visual, reproduciendo una fiesta burguesa en la plaza del Torico, en la que se encuentran los principales edificios modernistas.


El Modernismo llegó a Teruel de la mano de Pablo Monguió, discípulo de Gaudí y que fue arquitecto municipal, por lo que imprimió su propio sello con la colaboración del herrero Matías Abad.


Ellos construyeron las casas de la incipiente burguesía de una ciudad de provincias de principios del siglo XX y la recreación busca explicar algo más de aquellos tiempos, de los que solo quedan los edificios históricos.


De esas piedras se da cuenta en los denominados "paseos modernistas", visitas turísticas teatralizadas con las que se revive un patrimonio hasta hace pocos años medio olvidado en la ciudad.


"Nos ayudan mucho los descendientes de esas familias", ha explicado a Efe la gerente de la Fundación Bodas de Isabel, Raquel Esteban, ya que lo hacen cediendo ropa de la época o ayudando a reconstruir el árbol genealógico de los pudientes de entonces.


Se ha recuperado como valor cultural y turístico después de que en 2012, coincidiendo con el centenario de este movimiento artístico en Teruel, se organizara la primera edición de esta recreación.


Tras varias ediciones, la organización busca mostrar elementos nuevos y en esta ocasión la fiesta burguesa ha organizado una campaña de vacunación para la difteria, la polio, la tos ferina o el tétanos, dirigida por el médico turolense y presidente de la Diputación de Teruel, Miguel Ibáñez, acompañado por su esposa y otras damas de la ciudad.


Se trata de personajes reales que vivieron entonces y que incluyen, por ejemplo, al Tenor Marín, que hoy da nombre al teatro municipal, y su esposa "La Volpini", para quien se ha elaborado expresamente un traje lo más parecido al que pudo llevar según la moda de la época.


Junto a médicos y cantantes han desfilado toreros, como Nicanor Villalta, a quien Teruel también le puso una calle, o el comandante Virgilio Aguado y el obispo Juan Antón de la Fuente, además de benefactoras de la ciudad.


Como en la recreación que cada mes de febrero desde hace casi 20 años se representa la leyenda de los Amantes de Teruel, aquí el rigor histórico es la base de la representación.


"Tenemos identificados a 140 personas que vivieron entonces y algunas las hemos descubierto gracias a esta recreación" ha explicado Esteban, como el caso de la mujer del herrero Matías Abad, cuya figura pudo documentarse tras una visita con un historiador al cementerio de la ciudad.


Este año, además, coincidiendo con la manifestación convocada en la ciudad para reivindicar la mejora del ferrocarril, la recreación ha incluido en su programa una fiesta de bienvenida al primer tren que llegó a Teruel, en 1901.


Los personajes de la recreación se han incorporado así a la reivindicación, incluyendo por ejemplo a tres de los ingenieros que entonces trabajaron para que el ferrocarril que ahora se defiende fuera una realidad.


Tras la fiesta burguesa de hoy, mañana la plaza mayor de la ciudad se ambientará para recrear un día de mercado, con escenografías y talleres que mostrarán la vida más cotidiana y menos pudiente de ese Teruel de principios del siglo pasado.

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