La Vaquilla ya está aquí

La puesta del pañuelo al Torico esta tarde será la chispa que haga estallar la fiesta. 

Las carpas de las peñas se llenaron ayer de jóvenes impacientes por vivir la fiesta.
La Vaquilla ya está aquí
Jorge Escudero

Cuando el Torico cuenta las horas que le faltan para ser coronado con el pañuelo rojo, algo que ocurrirá esta tarde a las 16.45, Teruel es ya un estallido de fiesta. Desde anoche, la música y las barras de bar callejeras se han impuesto en todos los rincones de la ciudad y con ellas, la alegría y la juerga de miles de personas con ganas de dejar atrás un largo invierno de trabajo y exámenes y de dar la bienvenida al verano.


Las carpas de las 17 peñas turolenses –distribuidas por todo el Centro Histórico, pero no demasiado distantes entre sí– rebosaban ayer caras sonrientes entregadas a la diversión de verbenas con muchos decibelios y todo tipo de música, desde los pasodobles al rock duro pasando por el pop y el folk.       


«Esta fiesta es estupenda. Yo prefiero trabajar en agosto y tener ahora las vacaciones, así puedo estar en La Vaquilla», aseguraba una joven de Teruel, Pilar Gómez. Sus amigas, Aurora González y Ana Abril, todas de la peña El Ajo desde hace 9 años, asentían y daban su explicación al éxito de La Vaquilla: «Todos los locales de peñas están abiertos y no se paga para entrar a ninguno», decía una de ellas. «Puedes hacer lo que te dé la gana y nadie te mira mal», afirmaba la otra.


En realidad, todas las peñas ofrecían ayer sus primeros conciertos y actividades para dar la bienvenida a la nueva Vaquilla. En El Chasco invitaban a cerveza a todo el mundo para brindar por las fiestas. En Los Bohemios, los socios comieron juntos y jugaron al guiñote, mientras que en Los Marinos degustaron jamón para coger fuerzas y encarar tres días de diversión y desenfreno que empiezan hoy. Los Sordos arrancaron con una sesión de disyókey y Los Ultramarinos rindieron tributo a los eternos AC/DC.«Las mejores del mundo»

Un peñista de Los Marinos, Rubén Gómez, tenía muy claro el sentido de las fiestas de Teruel. «Son las mejores del mundo. Son sinónimo de despreocupación y felicidad. Tres días de libertad auténtica», aseguraba con sonrisa de oreja a oreja.


Las calles eran ayer tarde un hervidero de gente yendo de un lado para otro. En el Centro Histórico el ambiente era de pura fiesta, lo mismo que en el Ensanche, con multitud de familias y pandillas de jóvenes impacientes por divertirse. El Viaducto Nuevo, debido al corte de su hermano mayor, el Viaducto de Fernando Hué, en el que se había instalado el castillo de fuegos artificiales, estaba saturado de gente.   


Muchos de los jóvenes iban ya disfrazados, como aperitivo del ambiente que se vivirá esta tarde en la plaza del Torico, cuando los vaquilleros de la peña La Botera Sergio Lilao y Roberto Sangüesa escalen por la columna y lleguen hasta la escultura del astado para ponerle el pañuelo. Será en este momento, con un mar de gente totalmente desinhibida y abandonada a la fiesta, cuando comenzará La Vaquilla.


Los hoteles y restaurantes no se han quedado al margen del aluvión de visitantes que ya han empezado a llegar. El presidente provincial de los hosteleros, Juan Ciércoles, explicó que se espera  para hoy un 98% de ocupación  que alcanzará el 100% mañana. «En La Vaquilla no son todo peñistas. Hay mucha gente que viene de fuera y que cada vez busca mayor comodidad», indicó. 


Por su parte, Cruz Roja ha desplegado un dispositivo con 65 voluntarios y 5 ambulancias que se encargará de atender aquellos pequeños accidentes que se producen en estos días. Junto a ellos, médicos, enfermeros, policías y operarios de limpieza, entre otros profesionales, dejan sus vacaciones para otro momento a fin de garantizar el buen funcionamiento de la fiesta.