Fiestas de La Vaquilla

Toros supersónicos sobre el asfalto de Teruel

Los ensogados se saldaron únicamente con una mujer herida en un hombro por una caída. El acto concentró a numeroso público.

Toros ensogados en las fiestas de La Vaquilla del Ángel.
Toros supersónicos sobre el asfalto
JORGE ESCUDERO

Los cuatro toros ensogados con que Teruel despidió este lunes sus fiestas quedaron marcados con letras de oro para la historia. Batieron récord por la mañana, cuando su traslado desde el coso taurino hasta los corrales de la Nevera, en pleno Centro Histórico, se ejecutó limpiamente y en el que tardaron casi una hora menos que el año pasado. Pero también se mostraron ágiles en sus embestidas por la tarde, en el tradicional ensogado por las calles de la ciudad. Los animales permitieron disfrutar a los corredores como hacía tiempo, cuando el ya legendario ‘Pelucón’ –cuya cabeza está disecada en el Museo de La Vaquilla– mostró lo más noble de su raza ante un público entusiasmado en la plaza del Torico.


Los astados, que proporciona desde hace ocho años la ganadería de Teodoro Adell, de Castellote, fueron ligeros como el viento. Su juventud, entre tres y cuatro años, y su peso por debajo de los de otros años -entre 300 y 400 kilos–, lejos de ser un inconveniente se convirtieron en una virtud. Los animales se comportaron como altletas de maratón, sin abrir la boca de extenuación, porque, como decía el ganadero, José Antonio Adell, horas antes del festejo más antiguo de las fiestas de La Vaquilla, los toros de ayer se destacaron por «su mucho aguante y potencia»