Teruel

Trescientas personas trabajan para reparar los efectos de los incendios forestales de julio en Teruel

MEDIO AMBIENTE

Salen a subasta 750.000 metros cúbicos de madera quemada, una oferta masiva que ha hundido los precios.

Los montes teñidos de gris y marrón por los incendios del pasado mes de julio, cuando en una semana ardieron 11.000 hectáreas de bosque, registran una actividad frenética. Doce cuadrillas forestales de la sociedad pública Sodemasa más otras seis dependientes de comarcas, varias empresas contratadas para labores silvícolas y las madereras que han adquirido alguno de los lotes de madera quemada puestos a la venta trabajan a destajo. En total, unas trescientas personas retiran -o trituran- los árboles quemados y construyen 'fajinas' -barreras- en las laderas con ramas y troncos para evitar la erosión. Las labores de limpieza y protección de la cubierta de tierra vegetal de las zonas incendiadas se prolongarán, al menos, durante todo 2010.

 

El director provincial de Medio Ambiente, José Antonio Gómez, explica que, en función de la evolución natural del área quemada, se procederá o no a la repoblación forestal en los próximos años. En algunos casos no será necesaria la plantación de árboles, pero en otros la replantación será la única solución para recuperar la cubierta boscosa.

 

Como medida de choque para afrontar el desastre natural causado por la avalancha de fuego, 12 de las 24 cuadrillas forestales del verano han prolongado su actividad hasta final de año. Su misión es paliar los efectos de los incendios. Se trata de los retenes situados en las inmediaciones de los principales focos: Aliaga, Alloza y Corbalán. A estas alturas del año, ya solo debería quedar uno activo en toda la provincia, en Alcorisa.

 

Las empresas que han comprado los pinos chamuscados se apresuran a retirarlos aprovechando el buen tiempo. En total, se han subastado 750.000 metros cúbicos de madera procedente de zonas quemadas. Los lotes más cotizados son, no obstante, los del incendio de Corbalán por su calidad y la proximidad del principal consumidor: las fábricas de tablero Utisa, de Cella.

 

En torno al 60% de la madera acabará triturada para hacer tableros. El resto servirá para fabricar palés u otras piezas más 'nobles', como tablas o tablones para carpintería. El precio de las subastas ha sido muy bajo -3 euros por tonelada-, con la consiguiente decepción de los ayuntamientos afectados. José Antonio Gómez comparte este lamento, pero reconoce que las tarifas son las que impone el mercado, que ya era poco boyante y ahora acusa la llegada masiva de cargamentos de pinos quemados.

 

Aunque el denominado 'plan de choque' para la restauración ambiental de la zona calcinada ya está en ejecución, la intervención integral en las zonas siniestradas, que incluirá la reposición y mejora de las infraestructuras públicas dañadas, deberá esperar a la aprobación del Plan de Restauración de Incendios Forestales. Según una primera estimación del Departamento de Medio Ambiente, la recuperación medioambiental costará 50 millones de euros, de los cuales unos 40 corresponden a Teruel. Sin embargo, la Asociación de Empresarios Forestales eleva la cifra total a 80 millones.

 

Los municipios afectados se felicitan por la rápida intervención de la Consejería de Medio Ambiente para sanear el monte quemado. El alcalde de El Pobo, Álvaro Casas, reclama, no obstante, que "se repueble el monte quemado lo antes posible y que, para hacerlo, se contrate a personal de los pueblos afectados, porque será una manera de mantener su población".

 

Sin embargo, el daño medioambiental causado por fuego es prácticamente irreparable. Por ejemplo, las 890 hectáreas de pinar calcinadas entre Corbalán, Perajelos, El Pobo y Cuevas Labradas, pertenecen al Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Castelfrío. Uno forestal de la zona, José Escrig, explica que, de las 60 hectáreas que ocupaba el único pinar de pino silvestre autóctono, "solo quedan 10 y, aún estas, están salpicadas de manchas de árboles quemados".