HOMENAJE

La voz de Ernest Lluch sigue viva

Hace diez años, la banda terrorista ETA impidió que Ernest Lluch acudiera a Zaragoza para presentar el libro 'Aragonesismo austracista', que él había prologado. Ayer, se presentó su reedición en un acto multitudinario.

De izda. a dcha., Lluis María de Puig, Eva Almunia, Manuel López, Miguel Herrero de Miñón y Carlos Forcadell
La voz de Ernest Lluch sigue viva
JOSÉ MIGUEL MARCO

El 21 de noviembre de 2000, la banda terrorista ETA acabó con la vida del profesor de la Universidad de Barcelona y ex-ministro socialista de Sanidad, Ernest Lluch Martín. Fue apenas doce horas antes de que Lluch se desplazara a Zaragoza, por un motivo muy especial, la presentación del libro 'Aragonesismo austracista', que él había prologado y donde rendía homenaje a Juan Amor de Soria, una figura histórica, que vivió en el siglo XVIII y con la que Lluch coincidía en el concepto de una España plural.


Los terroristas irrumpieron en su vida y la cita se canceló. Pero ayer, diez años después de su trágica muerte, cientos de personas acudieron a la presentación de este libro, en un acto celebrado en el aula magna del Paraninfo.


Estudiantes, profesores y catedráticos arroparon a Montserrat Lamarca, compañera de Ernest Lluch, que acudió al acto acompañada del vicepresidente de la Fundación Ernest Lluch, Lluis María de Puig, y otros miembros de esta institución, que llegaron más tarde de lo previsto por un problema con el AVE.


En las puertas del Paraninfo les esperaba el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, que también fue el encargado de recibir a la consejera de Presidencia, Eva Almunia, y a Javier Velasco, consejero de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón, en la que fue su primera visita a estas instalaciones.


El deseo de Lluch hace diez años es que este trabajo fuera presentado por dos amigos suyos, el actual presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, y Miguel Herrero de Miñon, miembro nato del Consejo de Estado y firme seguidor de las teorías federalistas que tanto defendió Lluch a lo largo de su vida.


"Ernest y yo compartíamos muchas ideas en común. Una de ellas es que apostamos por una España grande y plural donde caben todos. De ahí la importancia de dar a conocer este libro, de Juan Amor de Soria, porque si esta idea cala entre la clase política, judicial y la opinión pública será bueno para todos", apuntó Herrero de Miñón en la presentación del libro, que forma parte de la Biblioteca Ernest Lluch de Economistas Aragoneses.


Quien no pudo asistir fue el presidente aragonés, que delegó en Eva Almunia. Durante su intervención, Almunia recordó ante el auditorio que "hablar de Ernest es hablar de democracia y de libertad y hoy más que nunca". Además, abogó porque no se pierda su memoria y sus ideales y recordó la estrecha vinculación de Lluch con Aragón, "una tierra a la que quería y que sentía como si fuera suya".


Amigo de Aragón


Esta vinculación con Aragón tampoco pasó desapercibida para Lluis María de Puig, vicepresidente de la Fundación, quien mostró su satisfacción porque "el legado de este hombre del siglo XVIII, una auténtica enciclopedia que lo tocaba todo, permanece vivo en sus discípulos aragoneses", apuntó.


De Puig destacó el papel integrador de Lluch, un hombre prolífico, autor de más de 2.000 títulos, y a quien todo le interesaba. "Un catalán que escribió sobre todas las partes de España. Vivió en Valencia y escribió uno de los libros de referencia de la historia de esta Comunidad. Fue a Santander y apostó por la Universidad Menéndez Pelayo y llegó al País Vasco y no solo lo conoció sino que se comprometió de tal manera con esta tierra que le costó la vida", explicó de Puig.


En esta "España de las Españas", Lluch dejó su granito de arena en Aragón trayendo a Formigal un "trocito" de la universidad Menéndez Pelayo, a través de cursos de verano.


Esta faceta fue la que permitió a Carlos Forcadell, director de la Institución Fernando el Católico, impulsora de la reedición del volumen, entrar en contacto con Lluch.


"Él fue una de las grandes imágenes de la transición, con un talante intelectual muy deportivo siempre que había por medio una polémica", apuntó Forcadell.


Otra voces menos conocidas también quisieron rendir ayer homenaje a este economista, político, historiador y ministro de Sanidad. Uno de ellos fue Abel Prieto, un joven estudiante de primero de Historia, quien quería conocer un poco mejor "a una figura clave en la historia de este país".