La protectora de Biescas pone en marcha un plan para controlar las colonias de gatos callejeros

Reivindican la figura de este animal y su convivencia con los vecinos en los pueblos del Alto Gállego.

Gato callejero en Huesca
La protectora de Biescas pone en marcha un plan para controlar las colonias de gatos callejeros
J.S.

¿Quién no se ha cruzado alguna vez con un gato callejero de los muchos que deambulan por los pueblos de la provincia de Huesca? Se trata, sin duda, de una de las imágenes más comunes en muchas localidades del mundo rural altoaragonés. Por ello, para que no se olvide esta “tradicional y respetuosa convivencia” la protectora Animales sin Techo de Biescas, formada por Pilar Fanlo y Silvia Maza, ha hecho un llamamiento para el cuidado y el control de estos animales, con el fin de conseguir, en palabras de la primera, “colonias estables y sanas en las calles”. Según las responsables de esta entidad, se trata así de unos animales “beneficiosos tanto para la salud pública, al mantener a raya las temidas plagas de ratas, evitando el uso de productos tóxicos, como para la imagen turística de nuestros pueblos”.


Como explican, los grupos que han conseguido controlar en sus años de actividad en el Alto Gállego, “son prácticamente estables” y están formadas “por 90 ejemplares sanos a los que alimentamos diariamente y proporcionamos atención sanitaria”, comenta Fanlo. Para ello han puesto en práctica un programa de esterilización de hembras, aportando no solo su tiempo, sino también su propio dinero, por el que han pasado ya más de medio centenar “que parían celo tras celo y cuyos cachorros morían de hambre e inanición”, comenta la portavoz de la asociación. También se han visto en la obligación de sacrificar a aquellos que han sido víctimas de atropello en las calles, con el fin de impedir su sufrimiento y cuya situación fue denunciada por los propios vecinos. “También hemos proporcionado hogar a numerosos animales, tanto gatos como perros abandonados por unos dueños irresponsables”, afirma la responsable de la asociación.


De este modo han conseguido que el número de gatos callejeros haya disminuido considerablemente en Biescas, al tiempo que se ha mejorado la calidad de vida de aquellos que permanecen en la calle. Además de la colaboración vecinal ha contado también con el apoyo del Ayuntamiento de la localidad, que les ha tenido en cuenta en las subvenciones, además de facilitarles la organización de actividades para recaudar fondos –como mercadillos–. Esperan, de este modo, que su ejemplo cunda entre los consistorios de otras poblaciones, “por una parte, respetando su presencia en las calles y por otra, con normas cívicas coherentes”. “Ahora en Biescas cada día es más difícil encontrar gastos callejeros enfermos y desnutridos que deambulan en busca de alimento y cuya presencia parece herir tanto la sensibilidad como el bienestar de los vecinos, pero sin embargo, nadie hace nada por mejorar sus condiciones de vida”, denuncian.