Cinco glorietas en un kilómetro en 'rotonda's city'

Huesca estrena la reurbanización de un tramo del paseo de Ramón y Cajal, donde se han construido otras dos nuevas rotondas, una con semáforo

Ángel Arguis, presidente de la Asociación de Taxistas, en el acceso a una de las nuevas rotondas.
Cinco glorietas en un kilómetro en 'rotonda's city'
J. blasco

Hace once años que el humorista Antonio Fraguas ‘Forges’ bautizó a Huesca como ‘rotonda’s city’ por las numerosas glorietas que en 2003 jalonaban las calles con más tráfico de la capital oscense. Y eso que entonces todavía no se habían construido las de la avenida de Martínez de Velasco o las de Doctor Artero y, mucho menos, las del paseo de Ramón y Cajal. En esta vía hay una rotonda cada 200 metros ya que en un tramo de poco más de un kilómetro hay cinco de las 33 existentes en el casco urbano. Los profesionales del volante aseguran que son una buena solución para reordenar el tráfico. Siempre que no estén reguladas por semáforos. De las dos recién construidas, una sí los tiene. 


Es la principal reivindicación de los taxistas, sobre todo para la glorieta que se construyó a principios de 2013 en el puente del río Isuela para priorizar el tránsito entre la avenida de Danzantes y el paseo de Lucas Mallada ante la peatonalización del Coso. Desde el primer momento fue polémica porque su forma ovalada y la disposición de las entradas y salidas (hay puntos donde se juntan hasta 4 ‘cedas’) generan confusión y enfados entre los conductores. 


El presidente de la asociación gremial de Huesca, Ángel Arguis, señala que, tal y como está planteada la glorieta "los semáforos tenían que estar en amarillo intermitente". Pero no es así. Este conductor recuerda que durante los primeros días de su funcionamiento aquellos estaban en ámbar "y no hubo problemas". 


Arguis apostilla que las rotondas son elementos de la red viaria cuya función es la conseguir la fluidez del tráfico, "pero tal y como está ahora no la mejora". Según explica, su función es propiciar la convivencia entre los peatones, los ciclistas y los coches. "Con semáforos intermitentes y yendo a una velocidad adecuada no tendría que haber problemas", asegura. Lo que ocurre es que esta glorieta está "un poco mal planteada desde el principio", comenta con pesar el portavoz de la Asociación de Taxistas.


Algo parecido opina el secretario y tesorero de la Asociación Provincial de Autoescuelas, David Salvador. "Todo lo que sean rotondas en cruces agiliza la circulación, pero si hay semáforos esto se pierde", apunta. "Y tal vez en este paseo haya demasiadas", añade. Él entiende que los semáforos de la glorieta del puente, en uno de los extremos de paseo de Ramón y Cajal, garantizan la seguridad de los peatones. "Pero en las nuevas estos son innecesarios", afirma. "De hecho, en las clases que he dado hoy, no hemos visto cruzar a peatones cuando estábamos parados". 


La rotonda construida en el cruce con la calle División 52 no tiene semáforos, pero la de la calle Valencia sí tiene el acceso regulado con este sistema y ayer ya estaban activados con normalidad. No obstante, el concejal de Movilidad, Gerardo Oliván, indicó que "el que haya semáforos no supone que tengan que estar siempre en funcionamiento". El presidente de los taxistas insiste en que con estos nuevos elementos no hacen falta: "Si viene alguien, paras y si no sigues porque si los ponen con rojo y verde estaremos en las mismas". 


Los conductores aún no han calculado el tiempo que cuesta recorrer el tramo de 1,03 kilómetros entre la rotonda del puente del Isuela y la glorieta del Sepes. "En Huesca tienes que circular a 40 y cuando llegas a estas glorietas hay que ir a 20, ademas también hay pasos de cebra", comenta Salvador. "Más que el incordio del tiempo, que no es mucho, es que tengas que parar cuando un semáforo esté en rojo aunque no pasen peatones", apostilla el portavoz de autoescuelas. Este profesional considera que la proliferación de rotondas en Ramón y Cajal tiene como fin el control de la velocidad en esta zona "porque realmente entre unas y otras no puedes correr". 


Además de los semáforos, otro pero que los conductores ponen a la obra es que el tramo entre rotondas es de un carril único "y se forma un cuello de botella, ya que hay césped y carril bici", indica Salvador. Por su parte, los vecinos del barrio del Perpetuo Socorro coinciden con los profesionales de la conducción es que la peor de las cinco rotondas es la del puente del Isuela. Tras estas obras, con un coste de 738.000 euros y financiadas por el Ministerio de Fomento al tratarse de la antigua travesía de la N-240, el barrio espera la apertura de una nueva vía que, desde la rotonda de la calle Valencia, llegue hasta la ciudad deportiva, según reclama la presidenta de la asociación vecinal, Purificación Broto.