"El primer paso histórico del Pirineo fue la calzada romana entre Zaragoza y Pau"

El ingeniero de caminos Leonardo Fernández Troyano (Madrid, 1938) presentó en Huesca su tratado sobre ‘Los pasos históricos de los Pirineos entre la Jacetania y la Aquitania’.

El ingeniero Leonardo Fernández Troyano, autor del libro 'Los pasos históricos de los Pirineos entre la Jacetania y la Aquitania', durante su presentación en Huesca.acasa 22-5-24 [[[FOTOGRAFOS]]]
El ingeniero Leonardo Fernández Troyano, autor del libro 'Los pasos históricos de los Pirineos entre la Jacetania y la Aquitania', durante su presentación en Huesca.
Verónica Lacasa

El ingeniero de caminos Leonardo Fernández Troyano (Madrid, 1938) presentó este miércoles en la sede del Instituto de Estudios Altoaragoneses de Huesca su tratado sobre ‘Los pasos históricos de los Pirineos entre la Jacetania y la Aquitania’. Y lo hizo acompañado del decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Aragón, Rafael López Guarga; el escrito José Luis Ona; y el pintor Pepe Cerdá

Este proyectista de puentes ha plasmado el resultado de dos décadas de viajes al Pirineo, acompañado siempre por su mujer, Teresa Muñoz, en este libro que supone el número 104 de la colección Ciencias, humanidades e ingeniería del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Casi 500 páginas con cientos de ilustraciones, mapas, esquemas, grabados antiguos y fotografías. 

¿Qué puede encontrar el lector en este tratado sobre ‘Los pasos históricos de los Pirineos entre la Jacetania y la Aquitania’?
Un estudio en profundidad de los caminos históricos en el Pirineo desde los puntos de vista de ambas vertientes porque es una frontera entre España y Francia y normalmente los pasos se han tratado siempre desde uno de los países, pero en este libro los he querido abordar en su totalidad. 

¿A qué época hay que remontarse para encontrar el primer paso por el Pirineo central? 
A la época romana. El llamado ‘itinerario Antonino’ tenía una serie de calzadas en todo el imperio y una era la que iba de Zaragoza a Pau. Sabemos que no fue la única calzada romana que hubo en la zona, pero es la que mejor está fijada en ese itinerario.

Los pasos fronterizos por Cataluña y por el País Vasco tienen muchísimo más tránsito que por Aragón. ¿Siempre ha sido así?
Sí. Hasta finales de siglo XIX o principios del XX, todos los pasos por el Pirineo central eran caminos de herradura, es decir, para caballerías. Pero en los extremos, los corredores del Mediterráneo y del Atlántico eran caminos de ruedas aptos para diligencias y vehículos de cuatro ruedas.

¿Cuántos pasos históricos han perdurado hasta nuestros días?
Muchos tenían un gran tráfico de viajeros y mercancías pese a ser solo de herradura, pero quedaron abandonados y muy pocos se convirtieron en carreteras. En el resto ahora solo pasan montañeros.

Hace ya más de 20 años que se inauguró el túnel de Somport. ¿Qué significó este hito para la comunicación transfronteriza?
Fue una obra muy útil para atravesar el Pirineo central y ha sido fundamental para el tráfico de mercancías. No obstante, es cierto que la carretera de acceso en el lado español está mucho mejor que en el francés, donde además hay muchas protestas por los camiones que pasan por el centro de los pueblos ya que no se han hecho variantes.  

Junto con el Somport -el túnel y el puerto-, Huesca tiene otros dos pasos fronterizos: Portalet y Bielsa. ¿Está a favor de la reivindicación del valle de Benasque de abrir también el túnel a Luchón? 
Es verdad que históricamente los puertos de esa zona han tenido mucho intercambio de viajeros y mercancías. Todo dependería de las afecciones medioambientales sobre la montaña ya que obligaría a hacer un túnel muy grande. 

En grandes obras de ingeniería como estas siempre existe el dilema de mantener un equilibrio entre el desarrollo económico y el respeto al medio natural. ¿Se puede ‘domesticar’ siempre a la montaña?
Eses es el gran reto porque la orografía es mucho más dura que en el llano y muchas veces la montaña es la que te obliga a definir el trazado de un paso, no lo que une quiere. Y en la organización territorial de la cordillera ese factor ha tenido una importancia enorme. Por ejemplo, Somport era un paso obligado que influyó en el planeamiento. 

De todos los pasos del Pirineo que ha conocido en las rutas que hizo con su mujer, Teresa Muñoz, para documentar este libro de más de 500 páginas, ¿cuál le ha quedado más en la retina pensando en la dureza que tenía?
Hay muchos, pero quizá la zona que más me impresionó fue Benasque. Allí mandaban a la gente de los pueblos de alrededor a pisar el camino para que pudieran pasar la gente y las caballerías. 

¿Hay muchos episodios trágicos que acompañan la historia de estos caminos históricos?
Por supuesto. En Lavedan, en la zona de Altos Pirineos Franceses, siempre se decía que el que no ha tenido una tormenta en el mar o el que no ha pasado un puerto de montaña con temporal de nieve no sabe lo que es rezar a Dios. Ha habido tragedias muy fuertes en los pasos del Pirineo. En la Guerra Civil, hubo muchas desgracias de españoles que huían a Francia y en la Segunda Guerra Mundial en sentido contrario, de quienes huían de los nazis hacia España. 

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