Intenso fin de semana de trabajo a orillas del río Gállego para construir las dos navatas

La Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos reúne una semana 500 de los 3.000 euros necesarios para renovar la madera de las embarcaciones, que el 21 de abril volverán a descender por el cauce.

Trabajos de construcción de las navatas en la playa de Murillo de Gálllego.
Trabajos de construcción de las navatas en la playa de Murillo de Gálllego.
Heraldo.es

Los navateros de la Galliguera, zona situada entre las provincias de Huesca y Zaragoza, han tenido un fin de semana de trabajo intenso en la playa de Murillo de Gállego, donde se están preparando las dos embarcaciones de madera que surcarán intrépidas el río el próximo 21 de abril, dos días antes de la festividad de San Jorge, patrón de Aragón.

Este sábado y este domingo se ha adobado la madera, se han preparado  las mortesas y remallado la sarga. Además, se han dispuesto los barreros que hacen de soporte para unir los maderos y atado estos entre sí con los verdugos para formar los trampos. El primer día ya se unieron tres de los cinco necesarios y el segundo estaba previsto continuar con la construcción de la segunda navata.

Debido a las condiciones meteorológicas favorables, han sido muchos los turistas y los participantes en los descensos de rafting por el río Gállego han podido contemplar este trabajo artesanal. Las labores continuarán el próximo fin de semana. El XX Descenso de Navatas, que será el día 21 de 11.00 a 13.00. La Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos pide pequeñas donaciones de entre 10 y 25 euros para recaudar los 3.000 que necesitan para renovar la madera de las embarcaciones. En la primera de recogida de  fondos se han alcanzado los 500 euros. Se puede seguir aportando.

Con esta actividad se rememora, tal como cuenta el historiador Severino Pallaruelo, la actividad que durante siglos desarrollaron los vecinos de Murillo de Gállego y Santa Eulalia y de otros pueblos de la zona que  dedicaron a transportar madera flotando por las aguas del río. Los troncos procedían de los bosques de las sierras pirenaicas más meridionales. 

La historia

Se cortaban en invierno y luego eran transportados por pequeños riachuelos o barrancos hasta al río Gállego. Allí bajaban sueltos hasta Murillo donde, una vez sobrepasada la tremenda Foz de La Peña, podían ser atados formando almadías o navatas que bajaban hasta Zaragoza o continuaban por el Ebro hacia destinos más lejanos.

En la capital aragonesa, conforme la madera iba llegando al Ebro, se sacaba del agua y se disponía para su venta en las eras próximas al río. Allí debía competir con la que venía a la ciudad, en carros, desde Biel, y con la que bajaba por el Ebro después de haber llegado a este río por el Aragón. Entre esta también había bastante que provenía de San Juan de la Peña, de Oroel y de las selvas que se extendían entre los dos montes.

Por el Gállego salía la madera de la vertiente meridional de ambas montañas y de los extensos bosques que crecían al sur de las dos peñas, pero la madera de las laderas septentrionales y la del valle de Atarés se conducía con bueyes hasta el río Aragón, donde eran atados los troncos para formar almadías en el ligadero de Santa Cruciella, junto al pueblo de Santa Cilia.

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