Un guarda del refugio de Llauset rescata a unos montañeros de noche en una ventisca

La Guardia Civil de Montaña alaba la colaboración de estos profesionales en algunas operaciones de salvamento. 

Mikel Lorente, guarda de Cap de Llauset, con su perro Egin.
Mikel Lorente, guarda de Cap de Llauset, con su perro Egin.
M. L.

"Gracias por estar ahí y ser muchas veces el faro que ilumina el camino". Con estas palabras se refería recientemente la Guardia Civil de Montaña a los guardas de los refugios por su colaboración activa en algunos operativos de salvamento. En los últimos días, trabajadores de los albergues de Cap de Llauset (Montanuy) y la Casa de Piedra (Panticosa)  han tenido que echar una mano para buscar a excursionistas desorientados, en coordinación con los rescatadores. 

El caso más reciente ocurrió el miércoles por la noche cerca del refugio de Llauset, situado a 2.425 metros, el más alto del Pirineo aragonés, en medio de una ventisca. Dos montañeros vascos que realizaban una travesía de dos días con esquís, después de 12 horas de actividad, se desorientaron y se metieron por la canal equivocada. Estaban a 2.750 metros de altitud y antes de que se hiciera de noche solicitaron ayuda al Greim, que a su vez se puso en contacto con el refugio. 

"El Greim nos pidió que, desde el refugio, una vez que se hizo de noche, intentáramos localizarlos por los frontales. Nada más salir vimos las luces a lo lejos. Volvimos a contactar con el Greim, pero aún les quedaba hora y media o dos de camino. Fue entonces cuando se planteó la posibilidad de que nos acercásemos nosotros", explica Mikel Lorente, uno de los guardas de Cap de Llauset. 

Eran las diez de la noche y Mikel salió junto a dos conocidos que estaban ese día con él. "Llegamos hasta ellos cuando ya preparaban un agujero en la nieve, dispuestos a esperar. Bajamos y justo llegando al refugio, a las once y media de la noche, apareció el Greim". El rescate tuvo un final feliz. Los montañeros estaban ilesos y simplemente hubo que acompañarlos por el camino adecuado.

El guarda alaba la actitud de los montañeros. "Desconocían cómo era la canal, si era segura para bajar. Fueron prudentes y decidieron pararse. Antes de meterse en un sitio que no conocían con un peligro potencial, teniendo en cuenta además que llevaban 12 horas de actividad, se pararon. Era un terreno desconocido y se podía agravar su situación", cuenta, añadiendo que en su contra jugaba el fuerte viento, la falta de luz y el cansancio. No obstante, la aventura acabó bien, cenando todos juntos algo caliente. 

Mikel Lorente resta importancia a su papel y destaca sobre todo el de los grupos de rescate de la Guardia Civil, "siempre al pie del cañón, para salir a por quien haga falta". 

Toda la semana ha habido "unos vendavales terribles" y el tiempo no dio tregua hasta ayer, con rachas de 100 kilómetros por hora. En esta situación era inviable que llegara el helicóptero, por la falta de luz y por el mal tiempo. Y el equipo de Benasque, el más cercano, tarda una hora en coche hasta el final de la carretera, tiempo al que hay que sumar la aproximación andando al refugio. "Por muy rápido que seas te puedes ir a 3 horas, y luego llegar hasta donde estaban los montañeros", explica Mikel, justificando su intervención.

Los guardas pueden echar una mano, como han hecho en otras ocasiones, siempre y cuando las personas rescatadas no estén heridas "para no agravar su situación". Dice que "una vez está activado el Greim son los que mandan y para cualquier movimiento pido confirmación. Son los profesionales y los que entienden, yo me pongo a su servicio. Todo tiene que pasar por ellos y son los que se merecen todo el reconocimiento". 

Unos días antes, hubo otro operativo de búsqueda de un montañero en la zona de Bachimaña, al que desde el refugio de Casa de Piedra se le aconsejó no salir. Era Viernes Santo y hacía mal tiempo. Fueron los propios guardas los que ya le habían ayudado a encontrar el camino correcto cuando llegaron los especialistas del Greim de Panticosa.

A raíz de este caso, la Guardia Civil de Montaña quiso destacar el papel que juega y que ha jugado este colectivo de trabajadores, recordando cuando hace años las comunicaciones eran muy deficientes y la mayor parte de los avisos, e incluso de las primeras intervenciones sanitarias y de evacuación, corrían a cargo del personal de los refugios de montaña. "Ellos siguen ahí brindando buenos consejos y ayudando los primeros, mientras mucha gente no les hace caso", sentenció.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión