El mayor embalse del Pirineo se queda otro verano sin uso turístico por la sequía: "Es la ruina total"

El nivel de Canelles cae en picado, pese a las últimas lluvias, y está en el mínimo de los últimos 20 años con un 14%. Los empresarios náuticos ni siquiera han iniciado la actividad.

Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 14% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación. En la foto, Joan Pascual, uno de los empresarios que este año no ha iniciado la actividad, en uno de los embarcaderos.
Veronica Lacasa

Las intensas lluvias del mes de junio han sacado a las cuencas de los ríos Aragón, Gállego y Cinca de la situación de emergencia y han aumentado las reservas de forma significativa en los embalses. Sin embargo, el mayor pantano del Pirineo, Canelles, en la Ribagorza oriental, no remonta. Apenas almacena un 14% de sus 679 hectómetros cúbicos de capacidad, situándose en el nivel más bajo de los últimos 20 años.

Con el embalse casi vacío es imposible retomar las actividades turísticas, que ya se tuvieron que interrumpir el verano pasado por falta de agua. Canelles es uno de los preferidos para la navegación, sobre todo en la zona del congosto de Montrebei, donde las diputaciones de Huesca y Lérida y los ayuntamientos acometieron un plan de regulación para atajar la masificación. Incluso pusieron cifras a la capacidad máxima de afluencia diaria de visitantes (2.000 personas) y acordaron limitar los usos de navegación y el número de plazas en los aparcamientos, con un tope para vehículos y embarcaciones. La realidad actual es muy distinta.

El verano de 2022, las ocho empresas que operan en la zona, cuatro aragonesas y cuatro catalanas, ya se enfrentaron a la sequía. Era imposible meter las barcas en el congosto, donde solo queda barro. Este año han optado por irse a otro sitio o directamente por no abrir. Es el caso de Javier Bergua, dueño de un negocio de kayaks en Puente de Montañana, quien afirma que a estas alturas "ya no hay ninguna empresa trabajando en Canelles". No vería extraño que cualquier día se prohíba la navegación. "Pasó en 2008, aunque entonces no fue a principios sino a finales de verano". Según dice, "al pantano le faltan 65 metros de altura de agua".

De los kayaks al taxi

Javier Bergua achaca la situación a que la poca agua que entra por el Noguera-Ribagorzana se deriva al embalse situado debajo, Santa Ana, utilizado para el riego. "Este año ruina total", afirma este empresario, que se ha tenido que buscar la vida en otro sector, el taxi. "El año pasado perdí dinero para mantener a unos trabajadores y una empresa que desde junio vio caer la actividad en picado. La temporada fuerte es en julio y agosto y entonces el congosto de Montrebei ya no estaba operativo. Mantuvimos como pudimos la plantilla trabajando un poco en otras zonas del embalse", señala. En 2023 ya no ha hecho los cinco contratos. "Unos se han ido a buscar empleo a la costa y otros al río Ésera, a Campo, y yo, en lugar de alquilar kayak, ahora tengo un taxi".

El congosto de Montrebei estaría estos días lleno de barcas pero en lugar de eso solo hay barro y apenas un hilo de agua.
El congosto de Montrebei estaría estos días lleno de barcas pero en lugar de eso solo hay barro y apenas un hilo de agua.
J. B.

Joan Pascual, que explotaba los catamaranes del Ayuntamiento de Viacamp y Litera a través de una concesión y tenía un negocio de alquiler de kayaks, tampoco ha abierto e igualmente se dedica a otra actividad. Lo peor, dice, es que las empresas "van a tardar en reabrir porque se necesitan varios años buenos para volver a llenar el embalse, que tiene un déficit de 500 hectómetros cúbicos, cuando la media anual de entrada es de 150. Todos los pantanos se han recuperado y este sigue bajando".

Óscar Toledano, concejal de Estopiñán del Castillo, otro de los pueblos situados en la orilla, reconoce la enorme afección para el turismo. "Es un tema preocupante para las empresas náuticas", dice. Recuerda la carta remitida a la CHE solicitando el mantenimiento de una mínima lámina de agua, pero como reconoce "manda la generación de energía y el suministro a los regantes".

La localidad de Viacamp, por segundo año, no ha podido poner en marcha el negocio de catamaranes, una concesión municipal. Además, asegura su alcalde, Alfredo Pociello, "afecta a alojamientos y restaurantes, porque la mitad de la gente venía por el embalse", y también a la famosa ruta de las Pasarelas de Montfalcó. "No es lo mismo hacerlas rodeado del agua azul turquesa que en medio de un desierto. Nunca lo había visto así, y hace 36 años que soy alcalde", se lamenta.

Canelles, Escales y Santa Ana son embalses encadenados y se contemplan como un mismo sistema, aclara la Confederación Hidrográfica del Ebro. El último está destinado al riego y se deriva hacia él el agua para evitar que quede por debajo de la toma del canal. Canelles tiene una gestión hidroeléctrica, aunque solo está generando electricidad con un mínimo bombeo, necesario también para los abastecimientos, el caudal ecológico y el riego.

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