La sequía amenaza la gran fiesta de las navatas del Cinca por primera vez en 37 años

El caudal del río resulta insuficiente para permitir el descenso de las balsas de madera entre Laspuña y Aínsa.

El Descenso de Navatas por el río Cinca desde Laspuña hasta Aínsa ha atraído a numerosos público en su regreso tras dos años suspendido por la pandemia.
El Descenso de Navatas por el río Cinca desde Laspuña hasta Aínsa atrajo el año pasado a numerosos público en su regreso tras dos años suspendido por la pandemia.
Verónica Lacasa

Las navatas solo habían faltado a su cita anual en el Cinca con motivo de la pandemia. Ahora es la escasez de agua la que las puede dejar en tierra. La Asociación de Navateros del Sobrarbe tomará este fin de semana la decisión definitiva, pero el descenso previsto para el día 21 está en el aire y todo apunta a su suspensión. De confirmarse, sería la primera vez en casi cuatro décadas. Esta es la 37 edición.

Este sábado empiezan los preparativos para la construcción de una embarcación, y no tres, como es habitual. La idea es seguir adelante con la fiesta, "pero el descenso probablemente no lo hagamos", ha anunciado  Félix Buil, presidente la Asociación de Navateros del Sobrarbe. "Las condiciones no son nada favorables. Bajan 5 metros cúbicos por segundo y necesitamos 25".

El programa de actos del 19 al 21 de mayo se mantiene con los trabajos previos en la playa del Cinca, el festival de música o la cena navatera en Laspuña. Eso sí, no habría descenso entre esta localidad y Aínsa, un acontecimiento que reúne a miles de personas en las orillas del río para ver bajar las balsas.

"Si cayera una gran tormenta el próximo jueves o viernes, a lo mejor se podría, pero con el río tal y como está... Nos fastidia, pero no vamos a echar la navata en el agua y estar cada 5 metros empujando", señala Buil, recordando que cada balsa pesa dos toneladas. El tema ya se ha tratado en la junta directiva y ahora se quiere consultar con el resto de los miembros de la asociación.

Hoy se discutirá la cuestión con los convocados para empezar la construcción. Sigue adelante el plan de hacer una navata, en lugar de las tres habituales, y se está barajando la posibilidad de echarla el agua, cargarla luego en un camión y llevarla hasta el castillo de Aínsa para sustituirla por la que se exhibe allí desde hace años, bastante deteriorada.

"Llevamos 36 descensos, pero no podemos luchar contra el tiempo", lamenta el presidente de la asociación, quien recuerda que cuando los navateros profesionales realizaban el descenso, si no había agua, tampoco bajaban la madera por el río.

La del Cinca es la fiesta navatera más multitudinaria. Los del Sobrarbe fueron los que tomaron la iniciativa de recuperar la actividad de manera lúdica y además este es el primer año tras la declaración como patrimonio Cultural Inmaterial por parte de la Unesco. Esta primavera se han celebrado ya otras dos: el 23 de abril en el río Gállego, un descenso muy complicado por la sequía; y el 7 de mayo en el Aragón, donde los navateros de Hecho encallaron por el escaso caudal, que endureció mucho la bajada.

Llamamiento de la DPH

La sequía llevó el viernes a la Diputación de Huesca a enviar una carta a los 202 ayuntamientos de la provincia recomendándoles la adopción de medidas de ahorro de agua. De esta forma, hace suya la petición realizada hace varias semanas por la Confederación Hidrográfica del Ebro, que pidió la colaboración de las entidades locales para poner en marcha estrategias ante un verano "que puede ser complicado".

La DPH se brinda a colaborar especialmente con los municipios más pequeños. Y recuerda que el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios ya está abasteciendo de forma excepcional a varios núcleos "tres meses antes de lo habitual", pues normalmente esta necesidad no surge hasta el verano.

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