Ordesa es el segundo parque de España donde más se investiga

La mayor parte de los estudios se centran en el cambio climático. El abanico de proyectos va desde los efectos del barranquismo a la cría en cautividad de la rana pirenaica.  

Imagen del estudio realizado sobre unas parcelas de masas boscosas que se revisan cada diez años.
Imagen del estudio realizado sobre unas parcelas de masas boscosas que se revisan cada diez años.
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Ordesa concentra cada año numerosas investigaciones. De hecho, es el segundo de los 16 parques nacionales españoles en número de proyectos financiados por la red estatal y en montante económico. Casi una de cada cinco solicitudes se conceden. En los 20 años que lleva en marcha el programa se han aprobado en el espacio protegido del Pirineo aragonés 52. Solo lo supera Sierra Nevada, y en tercer lugar figura Aigüestortes. El ranquin en cuanto a la financiación es el mismo. Ordesa ha recibido en estas dos décadas 3,8 millones de euros para investigación del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN). A esta cantidad hay que sumar otros 577.000 euros de estudios en red, compartidos con otros.

Curiosamente, son tres parques de montaña, los de Granada, Huesca y Lérida, donde más se invierte para hacer estudios. Es evidente que esta tipología de espacios y su riqueza de hábitats naturales supone un aliciente, indican desde el Servicio de Investigación de Parques Nacionales. En el caso de Ordesa, se añade otro componente, la presencia de un potente centro de investigación como es el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC).

"En Ordesa las tipologías de proyectos presentados son muy variadas", aclaran las mismas fuentes. Predominan los proyectos relacionados con los sistemas naturales y hábitats de alta montaña, como los ibones o los pastos, los fenómenos relacionados con la innivación y el glaciarismo (el glaciar de Monte Perdido es objeto de un seguimiento y una monitorización para ver su evolución desde hace muchos años), el cambio climático y sus efectos sobre los sistemas naturales y las especies y la presencia de especies amenazadas, como el desmán, además de la existencia de una flora endémica.

Entre los proyectos concedidos en la convocatoria de 2022 están el seguimiento y evaluación de impactos del cambio climático en los recursos hídricos nivales de los parques de montaña, que analiza los de la Sierra de Guadarrama, Picos de Europa, Ordesa, Aigüestortes y Sierra Nevada. Además, Ordesa desarrolla en solitario otro sobre la dinámica milenaria de los pastos y la ganadería y, en colaboración con Picos de Europa y Aigüestortes, uno sobre el cambio climático y el impacto en la viabilidad de especies de peces y anfibios.

Trabajos de campo del estudio sobre la influencia del cambio climático en los hongos, a cargo de dos universidades y varios centros de investigación.
Trabajos de campo del estudio sobre la influencia del cambio climático en los hongos, a cargo de dos universidades y varios centros de investigación.
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Pero los financiados por el programa de la red nacional son solo una pequeña parte, ya que muchos cuentan con financiación externa, explica Francisco Villaespesa, jefe del equipo de conservación de Ordesa. Solo el año pasado se concedieron 43 autorizaciones par investigar. "Los parques nacionales son escenarios ideales para el estudio", afirma. "Nosotros ejercemos de facilitadores", añade, en alusión al apoyo prestado a aquellos científicos menos familiarizados con el espacio, a los que proporcionan información y apoyo logístico.

"La mayor parte están enfocados evidentemente al cambio climático, que nos preocupa desde hace muchos años, para ver cómo afecta a la flora, la fauna y los ecosistemas en general", explica Villaespesa. Pero también hay trabajos que pueden tener una aplicación activa en la gestión, como los referidos a los efectos del uso público, de la presión de los visitantes. "No se quedan solo en un informe sino que podemos seguir sus recomendaciones para tomar medidas", concluye.

Tiempo de setas

Los investigadores tienen su rincón en el centro de visitantes de Torla. La exposición permanente que ve el turista reserva un espacio para divulgar los numerosos estudios realizados por el Instituto Pirenaico de Ecología. Allí se habla de los trabajos sobre la calidad del aire, la transformación del paisaje, las cuevas heladas o el impacto del calentamiento global en ibones, turberas o el glaciar de Monte Perdido. También de las avanzadas tecnologías utilizadas: análisis isotópico, inteligencia artificial, sensores remotos...

El cambio climático se ha convertido en el denominador común de la mayoría de los estudios. Uno de los últimos se refiere al efecto en las comunidades de hongos de este y otros parques de montaña, "un reino hiperdiverso que habitualmente supera en riqueza a la flora y fauna", pasa casi desapercibido y forma parte de la "diversidad oculta", señalan los investigadores. 

En el estudio están implicadas las universidades de Lérida y Alcalá de Henares, los institutos de Ciencias Agrarias, Tecnología Agraria y Alimentaria o el CITA aragonés. Según los resultados preliminares, la productividad se reduce, y precisamente bosques subalpinos como los de Ordesa son los más afectados. En el escenario del cambio climático más severo se observa una reducción en la productividad de hongos de hasta el 50%.

Toma de muestras para el análisis de las actividades de ocio en barrancos.
Toma de muestras para el análisis de las actividades de ocio en barrancos.
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

1.400 especies y 60 endemismos

La flora y los bosques son objeto de programas de investigación con un especial seguimiento y una continuidad en el tiempo. Por ejemplo, se han establecido dos parcelas permanentes de un bosque mixto de Cotatuero, un abetal con hayas y pinos, para observar su dinámica y la biodiversidad que alberga. Un estudio a largo plazo a través de técnicas de fotogrametría intenta analizar los cambios y las tendencias para comprender la resistencia de estas masas forestales al calentamiento global.

También se hace un seguimiento ecológico para evaluar periódicamente el estado de conservación de la flora y la fauna. Solo en el parque hay más de 1.400 especies de plantas, y alrededor de 60 son endemismos pirenaicos. Begoña García, investigadora del IPE, asesora el diseño de estos seguimientos y su instituto se encarga de analizar los resultados.

En cuanto a la fauna, hay análisis específicos dedicados a las musarañas del valle de Ordesa, un grupo de mamíferos minúsculos y poco conocidos, o a los quebrantahuesos. Y ni las piedras se escapan de la lupa del investigador. Destaca por su singularidad un proyecto sobre el enigma de las piedras molineras encontradas en el circo de Gurrundué.

El agua y la nieve son asimismo objeto de atención. El Instituto Geológico y Minero realiza un seguimiento del cambio climático en los recursos hídricos y nivales de este y otros parques de montaña.

La mayoría de las investigaciones vienen propuestas desde fuera. Una excepción es el estudio encargado sobre los efectos del barranquismo. Rocío López-Flores, profesora de la Universidad de Zaragoza, dirigió uno en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, donde esa actividad tiene miles de seguidores, que se ha exportado a Ordesa. 

"Queremos saber la influencia del uso público en los ecosistemas acuáticos. Por eso contactamos con el equipo de investigación de Guara", explica Francisco Villaespesa, jefe de conservación del Parque Nacional. El barranquismo está prohibido en su interior, pero existe cierta presión para realizarlo en cauces limítrofes, y además se busca conocer la afección de los barrancos periféricos en las aguas del espacio protegido.

Los estudios en Guara demostraron, señala la evaluación preliminar, que el pisoteo producido por el barranquismo en Guara suponía una pérdida acumulada de biodiversidad del 24% en 8 años. Con esta premisa se realizaron dos campañas de muestreo en 2022 en varios barrancos de Ordesa y su entorno (O’Lugar, Viandico y río Yaga) para evaluar el estado ecológico y la diversidad en condiciones naturales y bajo el efecto de las actividades de ocio.

Ejemplares de rana pyrenaica encontrados muertos por ranavirosis en el verano de 2020 en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Ejemplares de rana pyrenaica encontrados muertos por ranavirosis en el verano de 2020 en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Heraldo

Un núcleo zoológico para la rana

Para la dirección de Ordesa, lo positivo es que algunos proyectos tienen una aplicación práctica en la gestión del día a día. "Como gestores, tomamos esa información, hacemos caso de esas recomendaciones y podemos adoptar medidas para solucionar el problema, siempre que sea factible. A veces, como está ocurriendo con el cambio climático, no lo es", indica Villaespesa.

Un claro ejemplo de esto es el programa sobre una especie en extinción, la rana pirenaica. El minúsculo anfibio (mide entre 3 y 5 cm), un emblema de la fauna del parque, sufría mortandades masivas debido a la infección por el ranavirus, la covid de los anfibios, hasta el punto de que se decidió la cría en cautividad como última opción para asegurar al menos la supervivencia de un núcleo. Jaime Bosch, investigador del CSIC y experto mundial en enfermedades infecciosas de estos animales, llegó con su equipo a Ordesa en 2020, dentro de un proyecto más amplio en los cinco parques nacionales de montaña que ha tenido continuidad.

Se va a poner en marcha un plan de cría en cautividad en el centro de visitantes de Torla, una vez se resuelvan los trámites administrativos para la obtención del permiso como núcleo y parque zoológicos. Aquí se acondicionará un espacio y habrá un acuaterrario que, además de garantizar la supervivencia de la especie, tenga un objetivo divulgativo y de educación ambiental, convirtiendo la rana pirenaica "en abanderada" de la conservación de la fauna del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

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