Una segunda vida para los viejos hangares de la estación de Canfranc 

El plan parcial de la nueva urbanización contempla 188 viviendas (56 de alquiler), espacios para negocios y distintos equipamientos, como el Museo del Ferrocarril.

Los dos hangares que flanquean la nueva estación se convertirán en bloques de viviendas de alquiler.
Los dos hangares que flanquean la nueva estación se convertirán en bloques de viviendas de alquiler.
Verónica Lacasa

La modernización del complejo ferroviario de Canfranc cerró el sábado un capítulo con la  inauguración de la nueva urbanización en la explanada de los Arañones, donde además a finales de enero abrirá sus puertas el hotel de lujo del grupo Barceló en el edificio histórico. Pero la remodelación no acaba aquí, ya que quedará pendiente la transformación de los viejos hangares actualmente en desuso en bloques de viviendas, negocios de comercio y hostelería y equipamientos públicos.

Como señaló el Gobierno de Aragón, "todo está listo para dar servicio a los futuros proyectos que se desarrollen en los edificios existentes en la explanada que todavía permanecen sin rehabilitar". En palabras del consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, que no pone fecha a esta remodelación, "hasta ahora se ha hecho un esfuerzo importante, pero queda mucho por hacer".

Esos edificios aún en pie son el pabellón postal, el almacén, el cocherón de carruajes, el muelle francés, el depósito de locomotoras, la rotonda de máquinas o los dormitorios de los maquinistas. 

Varios de ellos, ya sin uso ferroviario, quedarán en manos del Ayuntamiento para el desarrollo de equipamientos. El futuro de algunos está por definir, pero otros tienen claro su destino. Por ejemplo, la antigua rotonda de máquinas, donde daban la vuelta las locomotoras, está pensada para el futuro Museo del Ferrocarril. El municipio gestionará también el Centro de Acogida e Información del Camino Francés, destinado a los peregrinos, ya recuperado, o los dos torreones de la entrada.

En otras zonas surgirán bloques de viviendas. Es el caso de los dos hangares situados a ambos lados de la nueva estación inaugurada el año pasado, propiedad de Suelo y Vivienda de Aragón, donde se construirán 56 pisos de alquiler tasado, pensados para trabajadores (solo el hotel creará 150 empleos). 

A estos se sumarán 133 viviendas libres en otros espacios públicos y en uno privado, perteneciente a la UTE Canfranc (Acciona y Avintia), la adjudicataria, a la que se le dio suelo a cambio de obra. "No se construye nada que no esté edificado", aclara el alcalde, Fernando Sánchez. La urbanización es el esqueleto, dice, sobre el que faltan parcelas por desarrollar, definidas en un plan parcial a ejecutar "en varios años". 

Canfranc duplica su superficie

El proyecto urbanístico deja "muy abiertos" los usos "con la idea de no encasillar los espacios y facilitar su desarrollo", según Sánchez. La foto final define un nuevo Canfranc al que se añaden 14 hectáreas de suelos urbanizados (12 de los terrenos de la nueva explanada y 2 ocupadas por los edificios), que casi duplican la actual superficie del casco urbano, un siglo después de que el pueblo surgiera a la sombra de la construcción de la estación internacional de ferrocarril.

"El objetivo de este ambicioso proyecto era adecuar la explanada de la estación a la actualidad", resume el alcalde, sin dejar de mirar al túnel que conecta con Francia. Toda la infraestructura ferroviaria se ha diseñado pensando en la futura reapertura, porque el ferrocarril, añade, está en el origen de Canfranc Estación y seguirá definiendo su futuro.

Un paseo del Ferrocarril plagado de símbolos

Prueba de ello son los numerosos elementos que jalonan la nueva urbanización. Nadie que pasee por ella puede ser ajeno al pasado ferroviario de la explanada de los Arañones, y no solo por la visión del viejo edificio de la estación de 1928 (se ha evitado el uso de árboles y arbustos para poder admirarlo en todo su esplendor). 

El bautizado como paseo del Ferrocarril es como un museo al aire libre donde se exponen materiales originales: cinco coches de tren rehabilitados, un tramo de vía original con desvío, grúas que cargaban mercancías entre los trenes franceses y los españoles, una aguada que alimentaba de agua a las locomotoras de vapor, una báscula para pesar los vagones o palancas de accionamiento de desvíos manuales. Las 47 farolas reproducen las originales e incluso se conservan algunas. En los bancos se reutilizaron carriles originales de las vías. Y se han reubicado las antiguas puertas de acceso.

Además, se han creado varios espacios simbólicos. Uno es el memorial a Albert Le Lay, jefe de aduanas destinado a Canfranc que salvó las vidas de judíos, aviadores aliados o resistentes franceses que huían de los nazis. También hay un rincón en homenaje al túnel de Somport y otro en recuerdo de las personas que forjaron la historia de Canfranc, con siete celosías que apuntan al cielo y 10 cipreses. 

Los avances en tres décadas

La reforma de la estación se empezó a concebir hace tres décadas. Fue en 1994 cuando  constituyó el Consorcio Urbanístico Canfranc 2000, formado por la DGA, el Ayuntamiento y ADIF, para coordinar la renovación de los terrenos y los edificios de la explanada de los Arañones. El plan pasaba por la rehabilitación del edificio principal, la remodelación de las instalaciones ferroviarias y la ejecución del proyecto de urbanización del suelo liberado del servicio del tren.

En 2006 se empezaron los trabajos de rehabilitación en el histórico edificio de la estación internacional. En una primera fase se realizaron demoliciones interiores y se colocó el andamiaje y en una segunda se renovó la cubierta y rehabilitó la fachada. Hasta 2013, la propiedad era de la Administración General del Estado. Ese año, la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, firmó la venta del edificio al Gobierno de Aragón, por un precio simbólico de 310.000 euros.

Hubo que esperar a 2017 para que la DGA, a través de Suelo y Vivienda de Aragón, licitara el proyecto de la explanada de los Arañones. Las obras arrancaron con la construcción de la nueva estación (la inversión ha sido de 9,8 millones), para luego seguir con la urbanización de las 12 hectáreas no afectadas por usos ferroviarios (7,8) y concluir con la rehabilitación del hotel, el mayor montante (15,8).

El 15 de abril de 2021, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, cortó la cinta de la nueva estación, que sustituyó al edificio inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1928. Y en los terrenos que quedaron liberados del uso ferroviario se pudo construir la urbanización inaugurada este fin de semana. 

En paralelo se está renovando la vía de ferrocarril hasta Canfranc. En diciembre concluyeron las obras entre Plasencia del Monte y Ayerbe. Quedan pendientes los tramos entre Ayerbe y Caldearenas y Jaca y Canfranc. En total la inversión para modernizar el trazado ronda los 100 millones, un paso imprescindible para luego adecuar todo el trayecto al ancho europeo -un proyecto valorado en más de 227 millones de euros- y adaptar el túnel ferroviario del Somport de cara a la ansiada reapertura en 2027.

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