El Centro pirenaico de referencia para la gestión de riesgos de montaña, A Lurte, de Canfranc, ha comenzado a emitir los boletines de peligro de aludes del valle del Aragón (se publicarán lunes, miércoles y viernes). Además, este año suma una nueva herramienta que clasifica el terreno en función del nivel de peligrosidad respecto a las avalanchas, el sistema de cartografía Ates, que se ha actualizado y que se puede consultar en la web de A Lurte. Con ello, el Ayuntamiento trata de fomentar el disfrute de la montaña en invierno con la mayor seguridad posible.

La cartografía Ates divide la peligrosidad en tres tipos de terrenos, según explicó este jueves el nivólogo Iván González. "Existe el simple, donde es difícil que haya actividad de avalanchas; el desafiante, donde todavía se puede gestionar el peligro; y el complejo, que significa que es un terreno de avalanchas 100%", detalló.

De cara a este invierno se ha renovado y completado esta herramienta para ofrecer una mayor precisión. Abarca la vertiente Este del valle, desde Collarada hasta la frontera, y toda la Norte del Aspe y picos de la Garganta. Las estaciones de esquí no se incluyen al ser zonas controladas.

A Lurte

Este sistema clasifica las zonas de esquí, los puntos críticos y los trayectos habituales de las grandes avalanchas. Además, se está implementando en otros valles del Pirineo. Ya se ha completado toda la zona de Benasque, las zonas de Panticosa y Repomuso del valle de Tena y parte del valle de Bielsa, y ahora seguirá Chistau.

"Cada vez hay más usuarios de la montaña invernal y hay más conciencia del peligro que entraña, por lo que vamos avanzando pero poco a poco", dijo González. Valoró que los esquiadores de montaña "generalmente tiene más claro que están en un terreno peligroso", pero incidió en la importancia de concienciar también a los usuarios de estaciones "porque no se dan cuenta de que salen de pistas y están en un terreno de aludes sin llevar material de rescate ni tener formación".

A Lurte seguirá impartiendo cursos de la Asociación para el Conocimiento de la Nieve y las Avalanchas, y va a incorporar una visita virtual a las protecciones antialudes de la estación de ferrocarril. Ahora está pendiente de ejecutar la reparación de diques y barrancos gracias a una ayuda de 4 millones de fondos europeos. El alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, confía en que las obras puedan empezar la próxima primavera.

Estos sistemas antiavalanchas se empezaron a construir a principios del siglo XX pero como no eran suficientes se ampliaron en los años 20. En la década de los 40 se llevó a cabo un proyecto de mantenimiento y en los 70 se construyeron dos diques vacíos, “pero fueron cosas puntuales”, aclaró Álex Varela. Así que desde su construcción, no se ha vuelto a intervenir, lo que ha motivado que las infraestructuras se hayan ido deteriorando.