Ansó suma este año el 90% de los ataques de oso a ganado, que vuelven a repuntar

Ha habido diez incidentes en la zona frecuentada por Claverina, la hembra liberada por Francia en 2018 

Sorita con sus cachorros en una imagen del vídeo difundido por Francia.
Sorita, el otro ejemplar introducido por Francia, salió de su osera con tres cachorros el pasado invierno.
PNFbiodiversite

A punto de iniciarse la época de hibernación de los osos (si es que los termómetros bajan y por fin nieva en abundancia), el número de incidentes con el ganado ha vuelto a repuntar este año, después de un 2021 en el que apenas hubo ataques confirmados por la administración. A lo largo del 2022 se han contabilizado 11, muy por encima de los 3 de 2021, pero aún lejos de algunos ejercicios en los que Goiat, el ejemplar más depredador, apareció en Aragón. Su presencia disparó las estadísticas en 2019 y 2020, con 24 y 15 ataques, respectivamente.

Lo más significativo del balance provisional de este año es que de los 11 confirmados, 10 ocurrieron en la zona de Ansó (Jacetania) y uno en Gistaín (Sobrarbe). En 2021, dos fueron en la primera localidad y uno, en la segunda.

El Gobierno de Aragón no confirma qué ejemplar es el autor, pero recuerda que Ansó es "zona de tránsito" de Claverina, la osa liberada por Francia hace cuatro años para reforzar la población de hembras en el Pirineo occidental. Aunque la soltó en su territorio, pronto pasó a España, donde se ha establecido. No ha tenido descendencia, pero sí Sorita, el otro ejemplar reintroducido, que en invierno salió de la osera con tres crías.

Los GPS de los collares de Claverina están inactivos, lo que dificulta determinar la autoría, aunque los ganaderos la señalan como autora. "Siempre se mueve por el mismo sitio, todos los ataques se producen en la misma zona", afirma Julio Bóscolo, ganadero, veterinario de la ADS y secretario técnico de la Asociación de Criadores de Ovino Ansotano.

Recuerda que otros años había pasado a Navarra, pero no tiene constancia de que este verano hubiera incidentes en la comunidad vecina. "También se iba a Francia, pero últimamente no se mueve de la zona entre Ansó y Hecho". El rebaño se protege con mastines y pastores eléctricos, pero aún así, la presencia del animal salvaje dificulta el manejo de las reses, al tener que estar continuamente subiendo a los pastos estivales.

Uno de los ganaderos que más ha sufrido la presencia de Claverina es Domingo Laplaza, de Siresa. "Ha sido un verano malo. Mi rebaño ha sufrido dos ataques, otro el de mi hermano y otro el de mi primo", afirma. Tienen juntas más de 2.000 ovejas y cabras en el monte Los Alanos, de Ansó, que arriendan al Ayuntamiento.

Los incidentes ocurrieron en los puertos de Alanos y La Petriza. Los tres primeros en apenas una semana, a mitad de septiembre, con cinco ovejas y una cabra muertas. Casi un mes después el oso mató una oveja y dejó herida a otra que acabó muriendo.

Domingo Laplaza no duda que ha sido Claverina, aunque es difícil situarla en unas coordenadas al no funcionar el collar localizador. Lamenta los inconvenientes que plantea su presencia. Aunque tienen tres mastines y pastores eléctricos, instalar estos dispositivos obligaría a ir cada noche a encerrar a las ovejas y por la mañana, a soltarlas. "El ganado está a una hora y media andando, no se puede llegar en coche porque la pista está intransitable desde hace 30 años. Prometieron arreglarla y no lo han hecho", justifica.

Más vigilantes

La presencia de Claverina les ha obligado a estar más vigilantes. "Antes subíamos un día sí y otro no, pero con el oso vamos todos los días, y a veces hasta nos quedamos de noche", comenta el ganadero, que otros años ha aguantado al rebaño en los puertos hasta la caída de las primeras nieves, pero este ya las ha bajado.

La cercanía del oso, dice, asusta a las reses. "Llevan GPS y notamos que se mueven mucho por la noche". No sabe si cobrará o no la indemnización por los daños denunciados. Por lo que no le pagarán es por otras bajas que el ganadero de Siresa atribuye a Claverina. Cuando recogieron el ganado notaron la falta de 30 ovejas, 45 en el caso de su primo. Laplaza está convencido de que algunas murieron despeñadas al huir del oso.  

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