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La sirena de Almudévar cumple 70 años despertando a sus vecinos

Fue colocada en 1952 en la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción por considerarse el lugar más alto del municipio oscense. Suena cuatro veces al día durante 33 segundos.

El alcalde José Labarta y el campanero José María Bueno.
El alcalde José Labarta y el campanero José María Bueno.
C.I.

Todo aquel que ha pasado unas horas en Almudévar, Huesca, la ha escuchado alguna vez. Su sirena acaba de cumplir nada más y nada menos que 70 años sonando cada día hasta en cuatro ocasiones al día: a las 8.00 de la mañana, a las 13.00 y a las 15.00, y ya, por la noche, “a la hora de recogerse”, como explica Antonio Labarta, alcalde de la localidad: “a las 20.00 en invierno, y a las 21.00 en verano”.

Con un sonido similar a una sirena antiaérea, que seguramente fuera uno de sus orígenes, lo cierto es que la historia de la sirena de Almudévar es bien distinta. Se colocó en 1952 en lo alto de la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, por ser el lugar que permitía una mejor acústica, de hecho, en días de viento su sonido llega hasta 15 kilómetros a la redonda.

Y cumplía una doble función. Por un lado, acompañar a la gente del campo durante su jornada laboral –“Date cuenta que en esa época no había teléfonos, ni relojes modernos como ahora. Así sabían a qué hora debían enganchar la faena y cuándo parar a descansar, comer o irse a casa”, explica Labarta; y también como sistema de alarma para momentos de emergencia, como incendios, por ejemplo. Hoy se mantiene, sobre todo, a modo de homenaje. “Los trabajadores del Ayuntamiento no marchan a comer hasta que suena, por ejemplo”, advierte el alcalde. Una orientación que, todavía hoy, mantienen los lugareños.

Fue colocada en 1952 en la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción por considerarse el lugar más alto del municipio oscense. Suena cuatro veces al día durante 33 segundos.

El sonido, que va instantes después de las campanadas que marcan en punto, dura 33 segundos. Durante una emergencia, se vuelve intermitente. Aunque el debate de su continuidad ha surgido muchas veces, con el paso del tiempo este sonido se ha convertido en uno más del lugar. “Siempre nos han gustado este tipo de tradiciones, y mantenerlas es algo importante para nosotros”, admite Labarta.

Casi a diario, José María Juan Bueno, campanero del pueblo desde hace 36 años, sube a dar una vuelta por la torre, para comprobar que todo funciona. “La sirena va sola”, admite. En cuanto a su funcionamiento, se trata de un sistema electrónico bastante básico que data de la Guerra Civil y que consta de una carcasa circular que tiene unos orificios, y un rotor interno que, al girar sobre sí mismo, provoca el paso del aire y, con él, produce ese característico sonido.

La sirena de Almudévar.
La sirena de Almudévar.
C.I.

Un sonido que, además, no deja de sorprender -y asustar a partes iguales- a aquellos visitantes que desconocen el origen de este sonido. “Suele provocar momentos divertidos, y algún que otro susto. El otro día, durante una boda con gente de Inglaterra, debió de producirse algún que otro episodio divertido, aunque por norma general a la gente le resulta muy curioso cuando se lo explicas”, concluye.

“Cuando suene la sirena, a casa”

“Yo vivo a escasos metros de la torre de la iglesia, la verdad es que ya no me entero ni de cuando suena, al final te acostumbras y es como una más de la familia”, advierte Jesús Atarés, vecino del pueblo de 68 años, casi la misma edad que la propia sirena, por lo que la lleva escuchando “desde siempre”. De hecho, cuando era pequeño marcaba la hora del fin del juego y el regreso a casa: “Los padres y abuelos nos decían, cuando suene la sirena, a casa”.

También para Mariano Tolosana (45) que hoy vive en Ciudad Real, este sonido forma parte de su historia. Por eso, cada cierto tiempo les pone un vídeo que hay en Youtube con la sirena a sus dos hijos, Pelayo y Jimena, de 5 años. “No quiero que olviden sus raíces, y esta tradición forma parte de nuestra historia, de la gente del pueblo, y de la suya”, concluye.

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