La construcción del embalse de Almudévar, mes a mes, desde el satélite Sentinel

Las obras iniciadas en 2018 encaran la recta final con los gigantescos diques ya construidos: uno en Almudévar de 2,4 kilómetros y otro en Huesca, de 3.5. 

Una imagen reciente de satélite del estado de las obras de Almudévar, donde además se recrea la mancha de agua.
Una imagen reciente de satélite del estado de las obras de Almudévar, donde además se recrea la mancha de agua.
Confederación Hidrográfica del Ebro

Cuatro años de trabajo resumidos en 1 minuto y 20 segundos de grabación. La construcción del embalse de Almudévar encara su recta final, con las dos presas ya construidas. Las imágenes tomadas por el satélite Sentinel-2, de la Agencia Espacial Europea, permiten ver de forma precisa su evolución mes a mes, desde marzo de 2018, cuando un terraplén de ensayo servía de campo de pruebas para analizar la composición y el comportamientos de los diques, hasta marzo de 2022, con estos ya levantados a tamaño real.     

Aunque oficialmente el plazo para acabar el embalse concluye en septiembre del 2023, las obras están cerca del 90% de ejecución y se ha culminado el gran reto, que era levantar dos diques de 2,4 y 3,5 km de largo, que cierran el vaso donde se almacenarán 169 hectómetros cúbicos. La presa oeste, situada en el municipio de Huesca, está lista desde hace unos meses, y la este, en Almudévar, se ha concluido ahora.

El embalse dará estabilidad a Riegos del Alto Aragón, un sistema de casi 140.000 hectáreas. Su singularidad es la construcción fuera del cauce de un río, como una balsa lateral gigantesca (inunda 1.152 hectáreas), que se abastece a través del canal de Monegros. El recorrido por esta ingente obra de ingeniería empieza precisamente aquí, en el canal de aducción, de 1.303 metros, actualmente cerrado con dos ataguías. Cuando se retiren, empezará a circular el agua procedente del Gállego.

Al fondo del canal aparece el edificio de la casa de bombas, plagado de ventanas circulares para facilitar la ventilación de los motores. Alberga siete bombas, de grandes dimensiones, como todo en este embalse, cuya instalación concluyó la semana pasada. Cada una mide 14 metros de altura y pesa 33 toneladas, con la función de elevar el agua al vaso.

En construcción están todavía los dos edificios de administración (el principal en el dique oeste), y otro de control adosado al de bombeo. La estructura más alta, la torre de toma, por donde pasan las conducciones de entrada y salida de agua y los desagües de fondo, se está ultimando. Queda pendiente la línea eléctrica de 13 km a la subestación de Plataforma Logística de Huesca.

En estos momentos hay trabajando 140 personas, pero la media ha sido de 200. Solo se paró las dos semanas obligadas en la pandemia, comenta el jefe de obra, José María Casado, representante de la UTE. Además de las cuatro compañías adjudicatarias (las constructoras Sacyr, Lantania, Vías y Sogeosa) han intervenido 12 empresas.

El acta de replanteo se firmó en noviembre de 2017, pero las obras no empezaron hasta agosto del 2018, ya que fue necesario analizar antes los materiales y hacer todos los estudios en un terraplén de ensayo, una pequeña presa a escala que sirvió como laboratorio y campo de pruebas.

Un movimiento de tierras de 7,5 millones de metros cúbicos

El director de la obra, el ingeniero de la CHE Raimundo Lafuente, destaca, además de la envergadura de las presas, la magnitud del movimiento de tierras para su construcción, ya que están hechas de materiales sueltos. Se emplearon nada menos que 7,5 millones de metros cúbicos sacados del propio vaso, pues hubiera resultado imposible transportarlos de fuera. Una docena de casetas de auscultación salpican los diques para controlar su movimiento, y se ha dispuesto una red de más de 600 piezómetros para medir la presión del agua, precisa Javier Saura, adjunto a la dirección.

Situado a 3,5 km de la confluencia de los canales de Monegros y del Cinca, el embalse lateral de regulación recogerá los excedentes de estos dos ríos. Los caudales que superen la capacidad de la cercana presa de Sotonera y los sobrantes del Cinca se podrán almacenar para hacer frente al déficit actual del sistema de Riegos del Alto Aragón

Su explotación será más compleja que la de otros embalses, por el manejo de las bombas y las turbinas, "pero también tendrá la ventaja de que aquí no hay avenidas", aclara Raimundo Lafuente. Todavía habrá que esperar para ese momento. "Para empezar a llenar serán necesario dos o tres años desde el final de la obra. Hay que hacerlo despacio y como se alimenta de sobrantes del Cinca y el Gállego tendremos que confiar en que haya años húmedos con excedentes", añade. 

El presupuesto, 102 millones de euros (en las expropiaciones se invirtieron otros 37), lo financia el Ministerio de Transición Ecológica, pero lo acabarán pagando los usuarios, que son principalmente los regantes, en 25 años a través de las tarifas del agua. Almudévar tiene un coste añadido, la factura eléctrica del bombeo. Parte del gasto se recuperará después turbinando el agua que salga. "Intentaremos bombear en horas valle y turbinar en horas punta para compensar, aunque el desequilibrio será en torno al 30%", según el director.   

Almudévar es imprescindible, dice, para paliar sequías como la de este año y garantizar el riego a las 22.000 hectáreas que en el futuro entrarán en servicio en la zona de Monegros II, en las comunidades de la Acequia de Ontiñena o el Sifón de Cardiel.

"Queda solo la obra pequeña"

"Si este año la hubiéramos tenido en explotación, contaríamos con 170 hectómetros cúbicos y ya no sería tan preocupante la campaña de riego, en la que sufrimos un déficit de 400. Sería más fácil resolver el problema", asegura el presidente de Riegos del Alto Aragón, César Trillo, que confía poco en poder retirar las restricciones impuestas desde el inicio de la campaña de este año, el 5 de marzo, "a no ser que mayo sea excepcional en lluvias".

En Almudévar, dice Trillo, "ya queda solo la obra pequeña", una vez construidos los diques. Confía en que empiece a almacenar agua en 2024, aunque sea en pruebas, y en que esté operativo en 2025, "aunque no al cien por cien". "Desde el primer día se ha cumplido el calendario y el presupuesto, que parecía imposible", añade, en alusión a la rebaja de casi un 50% respecto al precio de licitación cuando se adjudicó el proyecto.

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