El balneario de Panticosa empieza a librarse del hormigón 

En los últimos días se ha demolido el centro de recepción de visitantes, que afeaba la entrada al complejo. "El objetivo es terminar el proyecto que empezamos hace 22 años, pero no a la velocidad que nos gustaría", afirma el empresario Luis Nozaleda.

Demolición hace unos días del centro de visitantes junto al parquin. La obra ya ha concluido y se han retirado los escombros.
Demolición hace unos días del centro de visitantes junto al parquin. La obra ya ha concluido y se han retirado los escombros.
Heraldo

El viajero que llegue este verano al balneario de Panticosa ya no se topará con la mole de hormigón de más de 10 metros de altura que estaba situada en el aparcamiento inacabado de la carretera. En los últimos días se ha demolido el centro de recepción de visitantes que se construyó hace años, a imitación de los grandes resort del Caribe, para que los turistas accedieran desde aquí al complejo ya sin su coche. El derribo ha supuesto un alivio estético en un paraje tan icónico del Pirineo aragonés, con la zona ya libre de escombros.

El objetivo de Aguas de Panticosa, propietaria del complejo hotelero y termal, es acabar con algunas estructuras sin uso que afean el entorno. Hace dos años echó abajo un pabellón prefabricado, que en la época del grueso de las obras de rehabilitación del complejo llegó a albergar a 500 trabajadores, con un comedor para un millar, economato y almacenes.

Son los dos primeros pasos del plan concebido por el empresario Luis Nozaleda para impulsar de nuevo el proyecto interrumpido por la crisis del 2008 y que se ha ido retrasando por los problemas económicos del grupo inmobiliario Nozar.

En 2021, tras 12 años en concurso de acreedores, los jueces aprobaron el convenio con los acreedores. Del grupo se cayó en 2014 la estación de esquí de Boí-Taull, que pasó a manos de la Generalitat de Cataluña, pero Nozaleda se quedó Aguas de Panticosa, ahora mismo su único negocio turístico, y Viñedos y Crianzas del Alto Aragón, dueña de la bodega Enate. De hecho, ha vuelto a tener el 100% del balneario, tras recomprar parte de las acciones traspasadas a los bancos en los años de la crisis.

"El objetivo es terminar el proyecto que empezamos hace 22 años (1999). Ha llovido mucho, a todos nos han pasado muchas cosas, muchos sufrimientos, muchas penas, pero la idea es terminarlo porque es lo que un paraje como aquel necesita y se merece", declaró Nozaleda a este periódico. "Los proyectos inacabados tienen que acabarse y ahora es nuestro objetivo. Evidentemente no a la velocidad que nos gustaría", añadió. 

El empresario admite las dificultades, "pero estamos empezando otra vez a hacer arreglos", apostilló, en alusión al derribo junto al parquin. "Una de las ideas es ordenar el lío de coches en verano y en invierno, porque lo que hacen es estropear el entorno", señaló Nozaleda.

Cientos de coches

Aguas de Panticosa está en conversaciones con el Ayuntamiento para dar una solución a la congestión de tráfico y descargar así la zona de los hoteles y el balneario. Entretanto no se termina el gigantesco parquin cubierto, se quiere utilizar su explanada para el estacionamiento. Ese edificio, lo mismo que el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y el aparthotel, quedaron inacabados, y requerirían una inversión millonaria. 

"El derribo del centro de recepción de visitantes era lo más difícil y ya está hecho, queda liberar el entorno del parquin para dejar la zona diáfana", señalan desde la empresa. La intención era ponerlo en marcha esta temporada, pero los trámites se han retrasado.

Según Martí Rafel, director general de proyectos hoteleros del grupo, "el ritmo es más lento del que nos gustaría", aunque está satisfecho de haberse librado "del primer impacto negativo que recibías cuando llegabas". La prioridad, aseguró, es resolver el problema de cientos de vehículos aparcados junto al lago y a lo largo de varios kilómetros de la carretera. "Lo ideal es que se queden fuera". 

No son los únicos planes de la empresa, que también tiene en mente restaurar las fuentes y habilitar el inmueble de Casa Carlota como alojamiento para sus trabajadores, que actualmente ocupan habitaciones de hotel. Ya cuenta con el proyecto arquitectónico. Otro edificio emblemático es Casa Belío. "Sabemos que la tenemos que salvar, el problema es el coste de la rehabilitación", indicó Rafel.

Terminar las obras inacabadas es un gran reto todavía lejano. Se han hecho gestiones, hasta ahora sin éxito, para ceder el CAR a entidades deportivas con la condición de adecuar el interior, ya que el edificio está hecho. Y quedaría pendiente el aparthotel, obra del arquitecto Álvaro Siza, cuyo impacto visual queda atenuado por el bosque que lo rodea.

Según el director general de los proyectos hoteleros, tras años de parón por las dificultades económicas, la determinación de la propiedad es absoluta en cuanto a completar el proyecto. "La cuestión es cuánto vamos a tardar. De momento la lista de prioridades ha comenzado con el derribo de la estructura que tanto afeaba a la entrada".

Un negocio en crecimiento

El concurso de acreedores mantuvo el plan de rehabilitación totalmente parado. Ahora, con las deudas ya negociadas, el mayor volumen de ingresos de los hoteles y balnearios por la coyuntura favorable del mercado turístico permite ir reinvirtiendo los beneficios. Se ha pasado, manifestó el director general, de una ocupación baja, con una explotación de entre 8 y 11 meses, a veces solo con un hotel abierto, a tener el complejo operativo los 12 meses del año y un mínimo de 180 habitaciones a la venta, todo atendido por una plantilla de unos 130 trabajadores.

"El negocio funciona y eso permite ir retomando obras", aseguró Rafel. Las ventas se multiplicaron por dos del 2016 al 2019. Este había sido hasta ahora el mejor año, pero las cuentas del pasado mes de mayo demuestran que hay margen de crecimiento, ya que duplicaron los ingresos del mismo periodo del 2019.

El balneario del Panticosa.
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El aparcamiento inacabado

Antes de llegar al complejo, junto a la carretera, se levanta el aparcamiento de varias plantas, con capacidad para más de 1.000 vehículos. Se construyó a la entrada para liberar de coches el balneario. La crisis dejó esta obra inacabada, como otras. Está hecha la estructura y desde fuera parece que pueda poder utilizarse ya. También se colocaron las máquinas de cobro e incluso se dejaron pintadas las plazas de parquin. Sin embargo, al entrar dentro se puede comprobar que no hay ascensores y que el paso del tiempo ha deteriorado parte del equipamiento. 

El balneario del Panticosa.
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El Centro de Alto Rendimiento

Diseñado por el arquitecto Álvaro Siza, externamente parece concluido, pero faltaría equipar el edificio antes de darle el uso para el que fue concebido. En la planta subterránea hay un pabellón deportivo de grandes dimensiones con una pista de baloncesto. El grupo Nozar ha hecho gestiones con entidades deportivas en un intento de que asumieran lo que falta y se pudiera poner en funcionamiento, hasta ahora sin éxito.

El balneario del Panticosa.
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El aparthotel

Obra de Álvaro Siza y de Jesús Manzanares, responsable este también del aparcamiento, lo forman cuatro edificios de cemento (pensados para afrontar el riesgo de aludes) y un quinto de servicios con la fachada de piedra. Tampoco se finalizó la obra. El impacto de los bloques se atenúa al estar rodeados de una zona boscosa. 

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