De Silicon Valley a Arguisal: la casa del número 2 de Facebook en el Serrablo

Javier Oliván vuelve a sus raíces y se está construyendo una vivienda en un pequeño núcleo de Sabiñanigo de donde eran originarios sus abuelos.

La casa que Oliván está construyendo en el pueblo de Arguisal, un impresionante mirador sobre el valle de Tena.
La casa que Oliván está construyendo en el pueblo de Arguisal, un impresionante mirador sobre el Serrablo.
Verónica Lacasa

¿Cambiará Javier Oliván su casa en Palo Alto y su trabajo en Silicon Valley, en la bahía de San Francisco, por el pequeño pueblo de Arguisal, con apenas 4 o 5 almas en invierno? El número 2 de Facebook, al que el fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, llama familiarmente 'Javi', quiere echar raíces y se está construyendo una vivienda en ese núcleo pirenaico del Serrablo, a dos pasos del valle de Tena. No se sabe si para pasar aquí solo los periodos de vacaciones o para instalarse y trabajar en remoto, una posibilidad que ofrecen empresas tecnológicas como la suya.   

En Sabiñánigo, Javier Oliván es protagonista de muchas conversaciones desde que el miércoles se supo que este ilustre vecino, de 45 años, hasta ahora director de crecimiento de la empresa, asumirá el cargo de director de operaciones (COO) a partir de este otoño. Un papel que choca con su carácter discreto. Él ha levantado un muro para preservar su privacidad de la que son cómplices los familiares y los amigos más íntimos, quienes evitan dar detalles de su vida. Todos lo que lo conocen lo definen como una persona muy discreta alejada de los focos mediáticos, aunque lidere una de las principales redes sociales del mundo. 

Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y el sabiñanense Javier Oliván.
Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y el sabiñaniguense Javier Oliván.
Twitter

Incluso la empresa Serrablesa de Construcciones, encargada de levantar su vivienda en Arguisal, guarda el más absoluto silencio. Él ya posee aquí una casa, un moderno chalé, de diseño impoluto, adquirido hace un par de años. En la parcela de al lado están muy avanzadas las obras de la que será su nueva vivienda en el pueblo natal de sus abuelos paternos, uno de los 53 núcleos habitados del municipio de Sabiñánigo. 

La propiedad es un mirador inmejorable sobre el valle de Tena, en la carretera de Biescas. Estos días se especula con que si será solo una casa de vacaciones o quizá piense en retornar con su mujer, alemana, y sus dos hijas, algo que su nuevo cargo en Facebook no se lo pone fácil. "Viene en vacaciones pero ahora se está haciendo una casa junto a la que compró", comenta uno de los pocos habitantes de Arguisal, recordando que la casa familiar de los abuelos se vendió a unos madrileños.

La familia es muy conocida en Sabiñánigo. Su padre, Florián Oliván, ya jubilado, regentó una ferretería y unos recreativos donde han pasado mucho tiempo libre varias generaciones de adolescentes. Estos días no están en su casa de la céntrica calle Serrablo. "A veces se van a Madrid, donde vive su hija", comenta una vecina. La abuela tuvo la carnicería La Montañesa. Quizá imbuido de ese espíritu emprendedor de sus antecesores, Javier se lanzó al mundo de las empresas tecnológicas. 

La directora del instituto, Cristina Fabró, en la biblioteca, que lleva el nombre de otro ilustre alumnos, Carlos López Otín.
La directora del instituto, Cristina Fabró, en la biblioteca, que lleva el nombre de otro ilustre alumnos, Carlos López Otín.
Verónica Lacasa

En el instituto San Alberto Magno se guarda su expediente académico. Por supuesto, confidencial. "Fue un alumno brillante", se limita a comentar, sin dar más detalles, la directora del centro, Cristina Fabró, una barcelonesa más joven que él, que no lo conoció. De hecho, solo quedan en el centro dos profesores que le dieron clases, de Inglés y Matemáticas. 

El instituto ha soportado estoicamente las llamadas estos días de los periodistas y saca pecho tanto de él como de otros alumnos ilustres. Es el caso del científico Carlos López Otín, que da nombre a la biblioteca. "Esto demuestra que no hay que nacer en una gran ciudad como Madrid o Barcelona para llegar lejos. Se puede estudiar en un instituto de una pequeña ciudad y acabar en la Universidad de Stanford y trabajando en Silicon Valley", comenta Fabró. El de Oliván es un perfil que puede servir de referente para los alumnos, y más si se trata de un ejecutivo de una red social tal conocida. 

Oliván no estudió en este edificio, ya que antes el San Alberto Magno estaba en otro emplazamiento. Al lado se localiza el colegio Monte Corona, donde hizo la Primaria y donde trabajó de maestra su madre, Pilar López. En una entrevista hace unos años en La Vanguardia, comentaba: “Era un niño normal. Inteligente, pero muy normal. Hacía muchas actividades: tocaba el piano y la guitarra, hacía deportes, esquí, caminata, trial, de todo”.  Así lo reflejan las imágenes colgadas por su padre en Facebook, donde se le puede ver en moto de trial con él, con el resto de la familia haciendo senderismo en el cercano Parque Nacional de Ordesa, o surfeando, ya en su etapa americana, en las playas de California. Y cuando viajaban al extranjero, les hacía de traductor. No es extraño considerando, según su perfil de facebook, que habla alemán, inglés y japonés.

A los 18 años, Javier dejó Sabiñánigo para estudiar Ingeniería Automática y Electrónica Industrial en la Universidad de Navarra, obteniendo premios nacionales de fin de carrera. El equipo de Orientación del San Alberto Magno, en los test que realizan a los alumnos, lo encaminaba a la informática, especialidad de la que no se alejó finalmente. Y un excompañero de instituto recordaba su pasión por las computadoras. "Tenía un MSX y si te descuidabas te abría el ordenador", decía.

Oliván trabajó en Siemens, donde patentó un algoritmo para el tratamiento de imágenes digitales en móviles; y en la japonesa NTT Data. Saltó a Estados Unidos cuando consiguió una beca en la Universidad de Stanford para estudiar un máster de administración de empresas. Se quedaría en San Francisco, donde no le resultarían extrañas las pendientes de la urbe del Pacífico inmortalizadas por el cine, teniendo en cuenta las empinadas cuestas de su ciudad industrial.

También recaló en Stanford uno de sus mejores amigos del instituto, otro empresario de éxito, que decidió montar su negocio en Sabiñánigo y que estos días evitaba dar cualquier detalle sobre la vida de Oliván, respetando la norma de la más estricta discreción. 

Javier conoció en California a Zuckerberg, el creador de Facebook, quien confió en él para su expansión internacional, después de que hubiera intentado lanzar algo parecido para el mercado latinoamericano. Desde 2007 trabaja para la compañía, que lo hizo millonario con su salida a Bolsa en 2012, gracias a la política de la empresa de primar con acciones a sus directivos. Se le puede ver junto al fundador en una fotografía tomada durante el toque de campana virtual al entrar Facebook en el Nasdaq. Pegado a Zuckerberd estaba Sheryl Sandberg, directora ejecutiva, y dos puestos más atrás Oliván, quien ahora la relevará

Javier manifestó entonces su intención de no regresar a España. Ahora, el nuevo cargo de director de operaciones, le devuelve a sus raíces, escribía él mismo en Facebook este semana. Quien sabe si volverá a esas otras raíces, las de su tierra natal, y para teletrabajar a casi 10.000 kilómetros de distancia desde el privilegiado mirador sobre el valle de Tena de su casa en Arguisal. 

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