Multitud y calor en la esperada procesión del Santo Entierro en Huesca

Más de 1.000 participantes, 20 pasos y 14 bandas de música componen el desfile procesional del Viernes Santo, que congregó en la calle a miles de oscenses durante sus cuatro horas de recorrido por el centro de la ciudad. 

La procesión del Santo Entierro de Huesca ha sido el catalizador de la ansiada normalidad tras dos años de pandemia. Los oscenses han salido a la calle este Viernes Santo para contemplar los pasos y cofradías y constatar la vuelta a la vida de antes, a punto de llegar con la eliminación de las mascarillas tras la Semana Santa. Muchos de los miles de espectadores que contemplaron el desfile procesional ya prescindieron de ella en un alarde de que la crisis sanitaria podría darse por superada.

El calor se sumó a la convocatoria y a las 19.00, cuando los caballos con los romanos salieron de la iglesia de Santo Domingo hacia el Coso Bajo, el termómetro registraba 23 grados. En las aceras, el público esperaba con impaciencia y antelación. No fueron pocas las personas que portaron sus propias sillas y taburetes plegables y que entretuvieron la espera comiendo pipas o frutos secos. 

José Luis Gómez, secretario de la Archicofradía de la Vera Cruz, que organiza la Semana Santa de Huesca, explicaba que se tarda alrededor de una  hora y cuarto  en sacar la procesión del Santo Entierro, es decir, poner en marcha todo el desfile. "Son 20 pasos, más de mil participantes, con 14 bandas de tambores, además de la Banda Municipal de Música", señalaba. Los dos años de parón no se han notado en el Viernes Santo de 2022 en cuanto a cofrades y público. "Igual ha sido en las de diario, ya que en todas ha habido mucha afluencia, incluso en las que han sido de noche, como la del Cristo de los Gitanos y el Nazareno, o la del Perdón y la Dolorosa, que salieron la madrugada del viernes", señala. La única que tuvo que suspenderse por la lluvia fue la de Jesús Atado a la Columna, el martes por la tarde.

Además de los pasos y las bandas de tambores, la procesión del viernes incluye grupos, como los personajes del Antiguo Testamento, el coro de hebreos, las Siete Palabras, la guardia pretoriana... Estos se intercalan entre las escenas de la Pasión con el fin de aligerar el recorrido, pero es difícil conseguir este objetivo. Este año ha vuelto a ser de cuatro horas, ya que hay varios conjuntos escultóricos que se llevan a hombros y los costaleros necesitan un tiempo de descanso. 

Entre la calle La Correría y la plaza de San Pedro, Joan Preshwater, inglés que vive en Huesca desde hace 13 años, esperaba junto a su familia el paso del Santo Entierro. "No soy religioso, pero el hecho de que todo el mundo salga en la calle, de esta celebración, me parece interesante". Según decía, también conoce algunas procesiones de Andalucía. "En Inglaterra se va a misa, pero no se hacen estas cosas", apostillaba.   

Entre la plaza Arista y la calle Las Cortes buscaba el mejor punto de visión Carmen Navarro, quien junto a su marido y unos compañeros se habían desplazado a Huesca para participar en el Campeonato de España de Orientación, este fin de semana. "Venimos de Madrid y ya que estamos aquí nos hemos pasado por la Oficina de Turismo y nos han dado el folleto de la Semana Santa", indicaba. No estaban con el grupo, pero sus padres advirtieron de que las niñas (Ana Isabel y Patricia Toledo Navarro e Inés Pozo Prada) son campeonas de España en Relevo Clásico.   

El calor animó a muchos espectadores a lucir manga corta.
El calor animó a muchos espectadores a lucir manga corta.
Verónica Lacasa

Los de casa y los asiduos ya saben donde apostarse para contemplar las mejores estampas. El Coso es más cómodo por su anchura, pero las calles del centro histórico ofrecen imágenes espectaculares de los pasos más emblemáticos, como las cuestas, que obligan a los porteadores a cambiar de lugar para controlar mejor el peso de las peanas. Llegando a la plaza de la Catedral estaba Teresa Bailac, contenta de volver a ver la procesión como hacía cada año cuando sus hijos eran pequeños "porque participaban". Al mediodía había visto el desfile de los romanos hacia la iglesia de Santo Domingo, para velar al Cristo Yacente, "pero ya no sacan chispas del suelo cuando golpean con sus lanzas", decía con cierta nostalgia.

Subir hasta la plaza de la Catedral es la primera gran prueba de la procesión, porque es el  punto más alto de la ciudad  y por el giro que hay que dar para seguir por la calle de Santiago, cuesta abajo. Carmen Bardají es de Barbastro, pero ahora vive en Huesca. El vídeo del Nazareno que le enviaron por el teléfono el Miércoles Santo, la animó a salir para ver el desfile entero, y la concentración de tambores que se celebraba por la mañana. 

El sol se había puesto ya cuando los primeros grupos procesionales llegaron de vuelta al punto de partida. Por el Coso Alto continuaban las cofradías, controlando el peso en la cuesta abajo de la plaza Lizana y tratando de aminorar el tiempo de los cortes, necesarios para recomponer las filas y recobrar las fuerzas. El súbito calor tampoco ayudaba y quedaba por delante la subida de la calle Moya, pasar por Cuatro Reyes y bajar por Goya.  

Hacia las 23.00 llegaron los últimos pasos a la plaza de Santo Domingo. Muchos se guardaron ya en los almacenes la Archicofradía, otros aguardan su traslado en la plaza de toros y dos esperan su turno para procesionar este domingo. El Cristo Resucitado y la Virgen de la Esperanza se encontrarán a las 11.00 en la plaza de San Pedro.   

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