El alma de Huesca se encoge en la noche lluviosa de los nazarenos

La Enclavación y el Jesús Nazareno, que protagoniza el emblemático encuentro con la imagen de la  Inmaculada en la plaza del mismo nombre, han podido salir en procesión este miércoles de Semana Santa.

La lluvia cesó, al fin,  y las calles de Huesca se abrieron al paso de las procesiones del miércoles. Ya con la noche cerrada y con la incertidumbre de si habría o no desfile, los oscenses empezaron a acercarse bajos los paraguas hasta la plaza de la Inmaculada. La imagen de Jesús Nazareno impresiona desde cualquier ángulo, este es este el lugar donde se produce uno de los momentos más esperados de la Semana Santa en la ciudad.  Con retraso sobre el horario previsto, los cofrades auparon la peana para, instantes después, cruzar a pulso la puerta de la catedral y emprender el camino por el centro histórico para salir al Coso Alto. 

Fue aquí, donde la calle se ensancha y se hace plaza, donde los costaleros giraron la peana 90 grados para que Jesús, con la cruz a cuestas, se pusiera frente a la escultura de la Inmaculada, que luce como nueva tras su reciente restauración. Fue, como cada año, un encuentro y un adiós.

En este tramo de la procesión, el silencio se apoderó del aire mientras la imagen del nazareno se mecía ante la Virgen. Para proteger este complicado y esforzado quiebro, los cofrades habían colocado unas vallas cubiertas con tela de color morado, como sus túnicas y la luz que lucía en la fachada de la sede de la Comarca de la Hoya de Huesca.  

La Real Cofradía de nuestro Padre Jesús Nazareno, que lleva el paso a hombros, continúo por la cuesta de la calle Moya, cruzó la plaza López Allué para llegar a la travesía de Cortés y la plaza San Pedro y, desde ahí emprender las calles San Salvador y las Cortes para depositar la imagen en la catedral hasta la tarde del Viernes Santo.  

A las 20.30 salió la procesión de la Enclavación, de la Cofradía de Santiago. Los porteadores trasladaron el paso desde la nave de la Magantina a la iglesia parroquial antes de las 19. 00. Lo cubrieron con plástico, por si llovía, y así esperó hasta que se inició el desfile. Con su característica cruz en el traje, los cofrades recorrieron la calle del Parque, el Coso Alto, la plaza López Allué, y el Coso Bajo hasta la plaza Santo Domingo.

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