guerra en ucrania

"Nos volvimos de Kiev a Huesca no por miedo pero sí por tranquilidad; entonces nadie se creía que iba a haber una guerra"

María Gastón salió del país con sus dos hijos y su madre el 13 de febrero, tras una recomendación de la embajada española. Llevaba un año viviendo en la capital ucraniana dirigiendo un proyecto de apoyo a la digitalización del país financiado por la UE.

María Catalán con sus dos hijos frente al palacio presidencial de Kiev hace apenas un mes.
María Gastón con sus dos hijos frente al palacio presidencial de Kiev hace apenas un mes.
M. C.

"Una sorpresa muy triste". Así valora María Gastón la guerra lanzada por Rusia contra Ucrania, país en el que ella vivía hasta hace apenas dos semanas con sus dos hijos, una niña de 7 años y un niño de 5, y su madre. El 13 de febrero, tras recibir una recomendación de la embajada de España ante una inminente invasión rusa, salió de Kiev con su familia para regresar a su Huesca natal. 

Esta oscense llevaba un año en la capital ucraniana. Trabaja para una fundación española que gestiona proyectos de cooperación institucional en diferentes países y ella estaba dirigiendo un programa de apoyo a la digitalización del país financiado por la Comisión Europea. 

Asegura que estaban ya en "preaviso" desde que el presidente Zelenski denunció que el 1 o 2 de diciembre le iban a montar un golpe de Estado. "La ciudadanía no se creía que algo así fuera a ocurrir. Es verdad que llevan en guerra en el este del país desde 2014 pero es un conflicto que está enquistado y no perciben la violencia como nosotros. Pensaban que eran las mismas amenazas de siempre", afirma. Una de las pruebas, recalca, es que "todo el mundo" mantenía sus agendas de trabajo y tampoco había medidas adicionales de seguridad. 

Pero reconoce que el 11 de febrero "saltaron todas las alarmas". "Muchos amigos y compañeros de trabajo me decían que ya estaban haciendo las maletas", afirma. Y al día siguiente, tras una reunión de embajadores de varios países, les llegó el consejo de España para abandonar el país de forma temporal así que compró los billetes de avión y el día 13 dejaron Ucrania "no por miedo, pero sí por tranquilidad".

Pese a lo que finalmente ha ocurrido, admite que no esperaba que fuera a estallar la guerra, ni siquiera la noche antes de que comenzaran los bombardeos, que han llegado hasta casi el centro de Kiev, donde ella vivía con su familia. "Todos queríamos pensar que esto no llegaría a pasar, quizá para no entrar en pánico, pero está claro que estaba todo premeditadamente preparado. Y ha sido una sorpresa muy triste ver lo que está pasando y a la gente intentando huir a última hora después de haber estado trabajando allí hasta hace solo unos días", lamenta.

Sigue en contacto directo con compañeros de trabajo del Ministerio de Transformación Digital con los que tenía una estrecha relación para interesarse por su estado. "Casi todos son ucranianos y algunos se han ido a otras ciudades pero la mayoría se han quedado en Kiev porque allí está su casa y su familia. Me dicen que suenan las alarmas constantemente para que la gente se resguarde en refugios antiaéreos y muchos se van a estaciones de metro porque están muy profundas y son bastante seguras", relata.

A pesar de todo, María Gastón confiesa que "todavía mantengo la esperanza de que termine cuanto antes la fase del conflicto bélico para que haya las menos bajas posibles, se sienten a negociar y lleguen a algún tipo de acuerdo". Y es que asegura que le encantaría volver a su trabajo allí en Kiev ya que el proyecto, en principio, iba a durar otros tres años. "Ucrania ya no va a volver a ser lo que era, eso seguro, pero hay muchos escenarios posibles y si la Unión Europea sigue apoyando al país y la digitalización sigue teniendo sentido después de todo esto, volveré. Pero si la realidad es otra y esto ya no está en la agenda, entiendo que no será necesario", señala.

Desde 2017 ha visitado Ucrania en muchas ocasiones y confiesa que este año viviendo allí se le ha hecho "corto". "Me encanta el país, es agradable y bonito. Y Kiev es como una gran ciudad europea, muy dinámica y donde tienes de todo. Ha sido una bonita experiencia porque además hay mucha gente de otros países, muchos expatriados, y es una ciudad muy abierta y los ucranianos tienen un nivel profesional y cultural muy alto", destaca esta oscense. 

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