Ordesa volverá a plantear la prohibición de entrada de perros ante los crecientes conflictos

El problema se ha recrudecido en un verano con récord de visitantes. Incluso Cruz Roja tuvo que atender a varios animales en su puesto avanzado de la Pradera.

Una pareja y su perro, en lo alto del valle de Ordesa.
Una pareja y su perro, en lo alto del valle de Ordesa.
HERALDO

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido volverá a poner sobre la mesa la prohibición de entrada de perros ante los crecientes conflictos que generan. Los meses de julio y agosto, con una afluencia récord de visitantes, han evidenciado de nuevo que se trata de uno de los primeros problemas de gestión del espacio protegido, y no solo porque muchos dueños desatienden la obligación de llevarlos con la correa sino porque incluso algunos que van atados provocan conflictos con el ganado.

El Patronato del Parque Nacional ya discutió la cuestión en noviembre de 2020. Sin embargo, se descartó la prohibición, vigente en el vecino Parque Nacional de los Pirineos, en Francia, en una ajustada votación. La directora de Ordesa, Elena Villagrasa, ha anunciado este jueves que se va a volver a poner sobre la mesa el asunto. En esa votación, ha especificado, estuvieron ausentes muchos de los miembros del órgano de participación. 

Un vídeo de la Cruz Roja, que este verano también ha hecho labores de sensibilización ambiental en relación con la presencia de mascotas.

Además, el problema va a más. Se ha notado especialmente este verano, con cifras récord de visitantes. El acceso en autobuses lanzadera a la Pradera se ha tenido que interrumpir 10 días al llegar al cupo de 1.800 personas. "Lo habitual era que se cerrase algún día, pero no tantos", ha comentado su directora.  

Villagrasa ha mencionado el caso de los dos visitantes heridos por embestidas de las vacas, alteradas por la presencia de perros. Incluso se produjo una estampida en el restaurante de la Pradera que obligó a los clientes a refugiarse dentro. Uno de los heridos, evacuado al hospital por el helicóptero de la Guardia Civil, ha denunciado al ganadero "y probablemente denuncie al Parque", ya que él sí cumplía la norma de llevarlo atado. "¿Es culpa del ganado, que siempre ha pastado en el territorio? ¿Es culpa del gestor, que permite la entrada de perros?", se ha preguntado la directora. 

"Deberíamos retomar el tema porque no se ha resuelto el problema y cada vez hay más visitantes con perros", ha dicho en la rueda de prensa de presentación del balance del proyecto sanitario y ambiental llevado a cabo por Cruz Roja en el espacio protegido. Y es que no solo hay conflictos con el ganado, también entre los dueños de perros y turistas a los que molestan. 

Las denuncias por llevar perros sueltos se han disparado un 130% en cuatro años. Pasaron de 56 en 2017 a 90, 98 y 132, y ya suponen una de cada tres del total, por encima de la acampada ilegal y la circulación o estacionamiento en lugares no permitidos.

Incluso el puesto avanzado sanitario que instaló la Cruz Roja de Huesca por primera vez este verano en Ordesa ha tenido que atender a perros heridos. Aunque son casos anecdóticos, comenta su responsable, Fernando Sarvisé, no dejan de ser significativos. "Hemos asistido a varios perros que bajaban de Monte Perdido con las almohadillas de los pies destrozadas y a uno por una mordedura de otro perro". 

En otro incidente, hubo que evacuar a una pareja de la Faja de Pelay por un esguince, "y también al perro". Esto supone un problema, añade Sarvisé, sobre todo en caso de ser una emergencia grave que requiera una rápida evacuación o por dificultad de tratar con un animal que se puede poner agresivo.

Durante su estancia en el Parque en el mes de agosto, la Cruz Roja hizo también labores de sensibilización ambiental en relación con la presencia de mascotas. Los voluntarios, a petición de los gestores de Ordesa, contabilizaron los perros que entraban y explicaron a sus dueños la necesidad de tenerlos controlados, puesto que podían interferir en las prácticas ganaderas tradicionales, sus excrementos tienen capacidad de transmitir enfermedades y sus orines marcando el territorio pueden cambiar el comportamiento de las especies del propio espacio protegido. En 30 días contabilizaron 1.301 perros y 50 sueltos, "pero seguramente hay muchos más", ha precisado el responsable del operativo. 

El año pasado, en los dos meses de servicios del autobús lanzadera desde Torla a la Pradera, se vendieron casi 1.800 tiques para transportar canes, lo que prueba que el número va en aumento.

 

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