"Con fiestas o sin ellas, da gusto salir el día 9 a las calles y ver el ambiente”

Los oscenses no han renunciado a los almuerzos del 9 de agosto, con el inicio de las no fiestas de San Lorenzo este lunes.

Son las doce del mediodía en la ciudad de Huesca cuando explota un cohete anónimo y los oscenses, que han llenado las terrazas de los bares para el tradicional almuerzo, rompen a aplaudir y gritan “¡Viva San Lorenzo!”. A pesar de que no haya celebraciones, el espíritu laurentino sigue abarrotando las calles de la ciudad, todas bañadas de blanco y verde en la mañana de este lunes, cuando darían comienzo las fiestas patronales.

“El almuerzo es lo único que nos queda”, reclama Noelia Cebrián, sentada en la terraza de un bar con sus amigas. “En vez de irte a una casa, donde hay más probabilidades de coger el virus, vienes a un bar, ves el ambiente, estás con tu gente y te vistes de blanco y verde”, afirma. Van a vivir las fiestas de manera “diferente, respetando las medidas de seguridad”, pero con San Lorenzo siempre presente.

Ni la pandemia ha podido con la típica comida mañanera del 9 de agosto, que ha sido uno de los motivos por el que los oscenses han salido en la mañana de este lunes a las calles. “Ya que no hay nada organizado, vamos a quedar con nuestros amigos por nuestra cuenta para mantener la tradición, e iremos al río para refrescarnos”, cuentan Estrella Mairal y Sara Laborda, que han salido a almorzar porque “eso no se puede perder”. “Es lo único que se puede mantener porque te puedes organizar para juntarte con los amigos y, además, con fiestas o sin ellas da gusto salir el día 9 a las calles y ver el ambiente”, dicen las amigas.

Beatriz Domínguez se muestra resignada por las no fiestas ante la ausencia de los actos, pero “somos oscenses, lo llevamos en el corazón, y queremos celebrarlas, aunque sea siguiendo todas las medidas sanitarias”. Aprovechando que este año no se han ido de vacaciones por culpa de la pandemia, “hemos venido a almorzar porque ya es tradición el día 9 de agosto”, indica Domínguez.

Los bares han sido los grandes protagonistas en la mañana de este lunes. Andrés Bailo, propietario del Tararí, ha aprovechado para almorzar con sus amigos antes de abrir el local. “Es una tradición antes de trabajar y tenemos que coger fuerzas, porque no sabemos cuándo volveremos a comer”, dice entre risas. “Estas fiestas vamos a trabajar lo que nos dejan, tenemos que abrir, aunque haya restricciones”, concluye. Por otra parte, Héctor Operé, propietario del bar Woodstock, se ha visto obligado a abrir a las 12.00 y afirma que “se ve mucha gente por las calles y en las terrazas, pero no está concurrido”.

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