La profanación del panteón real de Sijena: quién lo ocupaba y qué fue de sus restos

Un libro del abogado e investigador Sergio Baches indaga en los acontecimiento que condujeron al incendio del monasterio en 1936.

Sergio Baches, autor del libro '¡Fuego! La destrucción del monasterio de Sigena'
Sergio Baches, autor del libro '¡Fuego! La destrucción del monasterio de Sigena'
Heraldo

Los sarcófagos del Panteón Real del monasterio de Sijena llevan 85 años vacíos. Allí reposaban los restos de la fundadora del cenobio, la reina doña Sancha, y de su hijo, el rey Pedro II. De quiénes y cómo llevaron a cabo su profanación, incluyendo testimonios orales poco conocidos, habla el nuevo libro publicado por el abogado e investigador Sergio Baches Opi, que lleva por título '¡Fuego! La destrucción del monasterio de Sigena' y que ve la luz de la mano de Sariñena Editorial. La publicación indaga además en las circunstancias que llevaron a la quema y al saqueo del cenobio.

Todo ocurrió en el año 1936 y tiene una relación directa con el estallido de la Guerra Civil española. El autor sitúa el inicio del incendio a finales del mes de julio, en torno al día 24 o al 25, y la profanación de las tumbas, probablemente en septiembre. También establece que los autores de estos últimos hechos eran miembros del denominado Regimiento Engels, que se encontraba alojado en la vecina localidad de Sena y que estaba compuesto por afiliados o simpatizantes del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) procedentes de las provincias de Barcelona, Gerona y Lérida.

Antes de su profanación, el Panteón Real de Sijena también albergaba los restos de otros dos de los nueve hijos de doña Sancha, los de la infanta Dulce y posiblemente los del infante Ramón Berenguer. Más dudas existen sobre si también fue allí enterrada otra de sus hijas, Leonor. Según explica Baches, con raíces familiares en Villanueva de Sijena y durante más de un década, promotor general del Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet, "las fuentes más fiables indican que la profanación se produjo a finales de septiembre de 1936". "Los cadáveres fueron esparcidos por la iglesia y el patio del monasterio. También fue profanado el panteón de las monjas sanjuanistas. El espectáculo debió de ser dantesco", subraya. 

"Desgraciadamente, todos los restos desaparecieron -continúa- si bien algunos testimonios, que recojo en el libro, afirman haber visto la momia de doña Sancha en Sena, donde habría sido llevada por los profanadores, y uno los testigos, Joaquina Ardanuy, asegura que fue enterrada en el cementerio de esta localidad". Para el investigador, "convendría verificar si los restos de la reina están en este cementerio". Y es que, en su opinión, su hallazgo y restitución "sería un gesto simbólico con una gran fuerza ética".

La publicación también explica que los sarcófagos del Panteón Real de Sijena fueron abiertos oficialmente por última vez en 1883. "En el acta de inspección -explica Baches- se indica que todos ellos, incluido el de Pedro II, estaban prácticamente deshechos por el paso del tiempo, pero el cadáver de la reina Sancha apareció bien conservado". La reina era una mujer de fuerte carácter y con un aspecto físico muy concreto, cuyos rasgos todavía se apreciaban en su momia. "Su pelo era de un rubio casi rojo y se indica que su estatura debió de ser de aproximadamente 1,70 metros. También se apunta que tenía una complexión más bien robusta", explica Baches.

Los instigadores del incendio

Por otro lado, en relación al incendio, que supuso la destrucción de Sijena, el investigador también cree que los instigadores llegaron desde Cataluña. Aunque advirtiendo que se trata "de un periodo histórico tremendamente confuso" y que las fuentes estudiadas "únicamente permiten plantear hipótesis razonables", el autor relaciona estos hechos con la llegada de milicianos (posiblemente anarquistas) procedentes de la comunidad vecina, que, según indica, pudieron contar con «la colaboración de algunos miembros del comité revolucionario local, también anarquistas». 

Ahora bien, insiste en que estos últimos serían los menos y para afirmarlo se basa en un documento que incluye en su publicación y que cree que nunca antes ha sido reproducido. Se trata de la certificación del acta local de las votaciones de las elecciones generales del 16 febrero de 1936 para la elección de diputados a Cortes y que se encuentra en el Archivo de la Diputación Provincial de Huesca. En Villanueva de Sijena, los resultados "demuestran que los vecinos votaron muy mayoritariamente a las candidaturas de derechas y por lo tanto, el Frente Popular no tenía muchos seguidores en el pueblo", indica. 

Así, frente a lo apuntado en su día por algunas voces desde Cataluña, que trataban de poner en entredicho la capacidad de los aragoneses para cuidar de su patrimonio, Baches asegura que "no se puede afirmar con ningún grado de verosimilitud que en su conjunto los vecinos de Villanueva de Sijena fueran sospechosos, instigadores o ejecutores de la quema y destrucción del monasterio; entre otras razones, precisamente porque la demografía política del pueblo desmiente esta hipótesis"

"Lo que sí es relevante, como afirma un testigo directo de los hechos, es que las monjas del monasterio se repartieron por las casas del pueblo y que no les faltaban amigos en Villanueva de Sijena", sostiene el investigador. De hecho, según indica, "algunas familias contribuyeron también de manera decisiva a salvar numerosos objetos y obras de arte del monasterio, escondiéndolos y protegiéndolos en sus casas de la rapiña revolucionaria".

Con una larga trayectoria como abogado, Baches, que es miembro del Servicio Jurídico de la Comisión Europea en Bruselas, aplaude la labor llevada a cabo por los letrados del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y del Gobierno de Aragón para recuperar el tesoro artístico de Sijena. A la vuelta de las 96 obras, espera que se sume el regreso de las pinturas murales de la Sala Capitular y para ello, muestra su confianza en que el Supremo ratifique las sentencias del juzgado de Instrucción número 2 de Huesca y la Audiencia Provincial.

Nueva orden religiosa

De cara al futuro de Sijena, el investigador tiene además otros dos deseos: "contar con un plan director integral que exponga una visión sistemática y cronológica de cómo se quiere seguir recuperando el monasterio" y, al mismo tiempo, la llegada de una nueva orden religiosa tras la marcha de las hermanas de Belén. "De cara al futuro, a mi juicio, es imprescindible encontrar a una nueva orden religiosa que pueda revestir al conjunto arquitectónico de un sentido religioso y espiritual. De otro modo, corremos el riesgo de convertir Sijena en un indecente y bullicioso parque temático de gran consumo, como desgraciadamente ha sucedido con otros monumentos religiosos. El siglo XXI tiene que ser el siglo de Sijena. Tan maltratado por la historia, se merece que no desvirtuemos la que fue su finalidad fundacional; ser un centro religioso de primer orden y un centro de vertebración del territorio, y estos objetivos se logran compatibilizando el uso religioso de sus estancias con las visitas turísticas y su conversión en un centro espiritual y cultural de referencia dentro y fuera del territorio de Monegros", subraya.

A través de este libro, el autor busca "entender mejor este periodo en la historia de Sijena, del que todavía sabemos poco, y difundir lo que desvelan algunas fuentes y testimonios poco conocidos sobre los últimos días de Sijena". "El libro no es un punto y final, sino que se ha planteado como una contribución más en un ámbito que precisa de más investigación. Espero que mi trabajo sirva de acicate para que otros investigadores e historiadores escarben en los archivos y descubran nuevos documentos que permitan arrojar más claridad sobre estos hechos", concluye.

El libro '¡Fuego! La destrucción del monasterio de Sigena' será presentado este próximo martes, a las 20.00, en la sala la bóveda del restaurante Monegros de Sariñena.

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