Huesca

24 horas corriendo para reivindicar el camino del exilio de San Ramón

Dos estadillanos recorren 140 kilómetros entre Barbastro y Roda de Isáben para regresar a las vísperas de patrono de la diócesis

Cuentan las crónicas que el obispo de Barbastro – Roda Ramón partió al exilio el 20 de junio de 1116, expulsado por el obispo de Huesca, Esteban, y un grupo de nobles. La ciudad del Vero lo despidió con hogueras, y desde entonces, según la tradición, cada 20 de junio la capital del Somontano celebra encendiendo hogueras en los barrios la víspera del día grande de San Ramón, hoy 21 de junio, patrono de la ciudad y de la diócesis. Este es el segundo año en el que estas celebraciones, ligadas también al solsticio de verano, se han suspendido por la pandemia pero no así la celebración religiosa en la ermita de San Ramón del monte, que ayer tarde tuvo un ingrediente muy significativo y cargado de historia: dos competidores de carreras de montaña recorrieron el camino del exilio que llevó a San Ramón de Barbastro a Roda de Isábena, con regreso a la ermita barbastrense, en menos de 24 horas. Una gesta de 140 kilómetros que en su parte más solidaria se traduce en al menos 140 kilos de alimentos que se van a donar a Cáritas Diocesana.

Los dos héroes son los estadillanos Alejandro Castarlenas y Fernando Latorre, habituales de carreras de montaña, y que este año han vuelto a repetir otra gesta deportiva y solidaria, ya que en 2020 junto a tres compañeros más se desplazaron desde Barbastro hasta la cima de Monte Perdido (3.355 metros) también en menos de 24 horas.

Los corredores salieron el sábado a las 20.00 del nuevo establecimiento de Julián Mairal, en avenida Pirineos. Recorrieron el antiguo trazado del exilio, que fue redescubierto hace unos años por el investigador Daniel Vallés, que ha editado un libro sobre la materia, realizando una variación para atravesar su localidad natal, Estadilla. A Roda de Isábena llegaban a las 7.30 del domingo y eran recibidos por su párroco Aurelio Ricou con el tañir de las campanas. Allí descansaron, vieron la cripta dónde está enterrado San Ramón y repusieron fuerzas para emprender el regreso a la ermita barbastrense, donde llegaron 15 minutos antes de las 20.00, cumpliendo así el objetivo. En la ermita, justo antes de comenzar las vísperas por San Ramón, les recibieron entre aplausos un nutrido grupo de amigos, el presidente del club Montañeros de Aragón Barbastro, José Masgrau, la priora de la cofradía de San Ramón, Elita Davias, el obispo Ángel Pérez, el párroco de Roda de Isábena y el alcalde Fernando Torres, junto a concejales de la Corporación municipal.

"Ha habido momentos de alegría y agotamiento"

Ha habido momentos de alegría y de agotamiento, sobre todo cuando ya estábamos llegado. Pero hemos conseguido hacerlo en menos de 24 horas. Sólo hemos parado para comer y reparar fuerzas”, explicaba Castarlenas. La climatología les fue benévola, un factor decisivo para poder haber terminado el reto en menos de 24 horas. “Con 10 grados más se nos hubiera complicado mucho. Aún así hemos pasado ratos difíciles en los últimos doce kilómetros, pero estamos encantados”, cuenta Latorre.

El tramo más duro fueron los últimos 15 kilómetros, en Costean. “Nos pesaban los pies, las piernas, todo, pero no nos planteamos dejarlo. Aflojamos el ritmo y fuimos tirando del colchón que teníamos al ir”, cuentan. Otro tramo complicado fue en Graus, al tener que dar un rodeo de 20 minutos puesto que la pasarela para cruzar el río Ésera había desaparecido.

Su hazaña, además de aportar alimentos para las familias más necesitadas del Somontano, quiere servir como aldabonazo para promocionar esta ruta desconocida como atractivo turístico, deportivo o de religiosidad popular. “¿Por qué no se puede hacer una caminata, como se hace con la Jorgeada de Zaragoza a Huesca? O hacer la última etapa de Capella a Roda. Ojalá despierte interés, sería muy bonito”, comentan.

Descansados, ya maquinan cuál podrá ser el próximo reto solidario para 2022. “Algo tenemos pensado, uniendo Barbastro y Estadilla”, señala Fernando Latorre.