Las piezas entregadas suman solo 13.000 € de una colección valorada en 7,7 millones

Si la juez estimara las alegaciones catalanas y paralizara la ejecución provisional, 23 piezas se quedarían en Barbastro y 88 en Lérida. 

El obispo Ángel Pérez, el consejero Felipe Faci y los alcaldes de Barbastro (Fernando Torres), Tamarite (Francisco Mateo) y Monzón (Isaac Claver), recibiendo ayer las obras.
El obispo Ángel Pérez, el consejero Felipe Faci y los alcaldes de Barbastro (Fernando Torres), Tamarite (Francisco Mateo) y Monzón (Isaac Claver), recibiendo el lunes las obras.
DGA

Los técnicos del Museo de Barbastro-Monzón y los responsables de Patrimonio del Gobierno de Aragón coinciden en señalar el escaso valor de las 23 piezas entregadas el lunes por el Museo de Lérida. Son objetos cotidianos de liturgia como candelabros, cálices, copones, campanitas, un cortador y una cajita para guardar hostias, una concha de bautizar, un píxide (recipiente de pequeño tamaño) o una corona.

Su opinión viene respaldada por el escaso valor monetario de las piezas, ya que la tasación de todas ellas apenas suma 13.050 euros, cuando el conjunto de la colección de las 111 alcanza los 7.749.600 euros. Hay campanitas de 100 euros o un candelabro de 150, y solo un objeto llega a los 2.000, un sagrario barroco de madera y pan de oro.

El Museo de Barbastro esperaba que la primera entrega incluyera 28 obras reconocidas por Lérida como de propiedad aragonesa y que en el juicio se allanó a devolver. Pero las más importantes de esta lista no viajaron a Barbastro el lunes. Se trata del retablo de la virgen de Montanuy, una pintura sobre tabla compuesta por tres elementos de 2 metros de altura, datada en el siglo XVI, con una tasación de 30.000 euros. Tampoco se trasladaron dos tablas de un artesonado de Ballobar (1.500), una talla de pino del Santo Obispo de Centenera (1.500) o fragmentos de un retablo de Cirés (6.000).

Los más valiosos y de mayor tamaño permanecen en Lérida, a la espera de que el Museo Diocesano cumpla con su promesa de enviarlos en un transporte especial, cuya contratación está tramitando. Habrá que disponer cajas de madera contrachapada, con refuerzo y aislamiento térmico y de impacto. Los embalajes serán individuales para los objetos grandes, como las tablas policromadas, y de conjunto para los pequeños, como la orfebrería y el textil.

Sin embargo, al margen de cuestiones logísticas, también pesan los argumentos judiciales en la sección de las obras devueltas el lunes. La juez sustituta Pilar Juste, al frente del juzgado número 1 de Barbastro, tiene sobre la mesa, pendientes de resolver, las alegaciones planteadas por todas las partes (Gobierno de Aragón, Obispado de Barbastro-Monzón, Obispado de Lérida y Consorcio del Museo de Lérida) y se sumarán las de la Generalitat, ya que la semana pasada aceptó su adhesión al proceso abierto para ejecutar de forma provisional la sentencia del 10 de diciembre de 2019 que ordenó la devolución de los bienes.

Si el juzgado da la razón a los abogados de Aragón, que fueron los que reclamaron hacer efectivo ese fallo mientras se sustancian los recursos, la ejecución seguirá adelante. Pero también cabe la posibilidad, según fuentes jurídicas, de que la desestime hasta que no se resuelvan los recursos ante la Audiencia de Huesca y el Tribunal Supremo, como ha ocurrido con las pinturas murales de Sijena. En este caso la ejecución provisional quedaría paralizada en el punto que está ahora y se daría la curiosa circunstancia de que los 23 bienes entregados seguirían en Barbastro y los otros 88 en Lérida.

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