Aragón protege la talla de la virgen de Ribera, inmersa en un proceso judicial

La Guardia Civil la recuperó de un anticuario pero el archivo de la causa penal por robo obligaría a devolverla. La pieza pertenecía a una pequeña ermita en el municipio ribagorzano de Montanuy.

Acto de recepción de una talla recuperada perteneciente a la Diócesis de Barbastro-Monzón y al que ha acudido el consejero Felipe Faci.
Acto de recepción en diciembre del 2019 de la talla recuperada perteneciente a la Diócesis de Barbastro-Monzón y al que ha acudido el consejero Felipe Faci.
DGA

La talla de la virgen de Ribera, inmersa en un proceso judicial, será declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón para garantizar su protección. La Guardia Civil la recuperó en diciembre del 2019 de manos de un anticuario y la entregó en el Museo Diocesano de Barbastro, pero el archivo de la denuncia penal por robo podría suponer que hubiera que devolverla y se perdiera para el patrimonio público. La consideración como BIC de la talla románica, del siglo XIV y desaparecida de la ermita del núcleo de Ribera (Montanuy), impone limitaciones al poseedor, entre otras el derecho preferente de la DGA en caso de sacarla a la venta. 

El Consejo de Gobierno ha autorizado este miércoles la declaración. La escultura de Santa Ana y la Virgen Niña, realizada en madera tallada y policromada, representa Santa Ana, esposa de San Joaquín y madre de la Virgen María, sentada sobre un sencillo trono y sosteniendo sobre su regazo a la Virgen niña, que se erige de pie y mostrando un libro abierto entre sus manos. Esta bella obra, según la declaración, destaca por la singularidad de la iconografía representada, ya que recurre a la representación de Santa Ana, no de pie como en la mayoría de los ejemplos medievales franceses conservados, sino sentada sobre un pequeño trono similar al de las vírgenes entronizadas de la época en la Corona de Aragón, y especialmente en el área ribagorzana, rasgo que le aporta un carácter más local.

Esta pequeña talla tiene una larga y procelosa historia. En 2017 se denunció su desaparición después de que el Museo Diocesano de Barbastro fuera a inventariar los bienes y no la encontrara en la ermita. El responsable de la custodia había fallecido en el año 2004 y sus descendientes desconocían el paradero, por lo que se interpuso una denuncia en el cuartel de Barbastro.

La pieza había ido a parar a un anticuario de Arén, también en la comarca de la Ribagorza, donde finalmente la localizó la Guardia Civil, pero el hombre había muerto, en el año 2015, y estaba en posesión de sus herederos. Con una orden del Juzgado nº 1 de Barbastro se gestionó su recuperación.

En diciembre del año pasado se dio la noticia de su hallazgo y se depositó en el Museo Diocesano, en un acto con presencia de autoridades. Asistieron el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Felipe Faci; el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y el entonces coronel jefe de la Comandancia de Huesca, Francisco Javier Vélez.

Sin embargo, el verano pasado el juez decretó el archivo del procedimiento penal, en vista de que no compareció el Obispado. Esto podría suponer la devolución a la persona a la que se decomisó. La única forma de evitarlo era una acción civil, que finalmente no se ha ejercido.

El abogado de la diócesis de Barbastro-Monzón, Joaquín Guerrero, está a la espera de que finalice el expediente de BIC, ya que existe un derecho de retracto del Gobierno de Aragón. "Una vez que se declare BIC veremos qué pasos damos", ha comentado. El obispado la tiene en custodia por orden judicial, a la espera de si los herederos del anticuario reclaman la devolución. "Si lo piden, el juez lo debería devolver", reconoce el representante legal de la diócesis, aunque los pleitos en torno a la herencia han complicado aún más la situación. Guerrero confía en que la declaración de BIC impida la venta y asegura que la diócesis no da la causa por perdida.       

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