perspectivas 2021

Cecilia Buil: "Cuando pase todo, la gente apreciará más la naturaleza y la vida rural"

La escaladora oscense ha tenido que aparcar su reto 'Huellas on ice' a causa de la pandemia. Sus planes pasan ahora por mantenerse motivada y entrenar cerca de Bielsa, "un sitio maravilloso". 

Cecilia, en una pared de los Mallos de Riglos, la escuela de escalada de referencia en Aragón. Al fondo, el Fire.
Cecilia, en una pared de los Mallos de Riglos, la escuela de escalada de referencia en Aragón. Al fondo, el Fire.
Rafael Gobantes

Escaladora y alpinista, nacida hace 47 años en Huesca, Cecilia Buil ha construido su hogar en Bielsa, a donde la llevaba su padre –el desaparecido político y abogado altoaragonés León Buil– desde que tiene uso de razón. Él y su madre le inculcaron la pasión por la montaña. Está especializada en abrir paredes por el mundo y en escalar en hielo. Trabaja como guía.

Su último reto, ‘Huellas on ice’, consistente en abrir una nueva ruta en una cascada de hielo en cada uno de los cinco continentes, quedó interrumpido. A Cecilia solo le faltaba Europa y había elegido hacerlo en casa, en el Parque de Ordesa, pero se le negó el permiso "porque había un quebrantahuesos a 468 metros en lugar de al mínimo de 500". Se tuvo que conformar, aunque le parezca "absurdo" cuando asistimos a imágenes veraniegas de la masificación. Este obstáculo y la irrupción de la pandemia la dejaron a una escalada de completar el reto.

En estos tiempos de incertidumbre, ¿tiene planes para acabarlo?

Como en Ordesa no me dejan escalar, a ver si este año puedo entrar en algún país. Todos los planes están muy en el aire, como los de todo el mundo. Realmente mi plan es el día a día, mantenerme motivada y fuerte.

Mantener la motivación es difícil para todo el mundo.

Sí, para mí además ha sido un desastre porque soy guía y he trabajado muy poco. Y cero conferencias y cero viajes. Mi actividad profesional, de la que vivo, se ha parado. En marzo me deprimí mucho, porque no podíamos salir. Yo vivo en Bielsa y tenía el monte cerca de casa. Me desmotivé, pero luego ha pasado el verano, he estado escalando… A ver si le saco partido a esto. He dejado a un lado los viajes, sigo una rutina de entrenamientos y a ver si salgo más fuerte.

¿El confinamiento es especialmente duro para una aventurera?

No busco ser la primera por competir. Busco sitios desconocidos, lo más salvajes posibles y con poca gente, donde sientes la montaña de verdad.

¿Empezó pronto a escalar?

Se lo pedí a mis padres a los 14 años, porque mi hermano Lorenzo lo hacía. Eran tan montañeros que como viaje de novios hicieron una travesía de 15 días por el Pirineo, en los años 60, con todo el escándalo de sus respectivas familias. No lo hacía nadie. Cuando llegaron a Bielsa se enamoraron de sus valles. Y yo he elegido vivir allí.

¿Estar en lugares nunca pisados por el hombre, merece la pena aún a riesgo de jugarse la vida?

No tengo la sensación de que esté arriesgando la vida. Sí he tenido momentos de mucha tensión, pero antes de ir intento ser consciente de los peligros objetivos y me preparo. No me pena darme la vuelta, a la montaña siempre puedes volver. No quiero perder el miedo, es lo que te salva.

Desde una cascada de hielo, ¿cómo se ve el mundo?

El hielo es hostil, pero vives el mundo desde la perspectiva de la libertad. Me siento privilegiada, aunque me lo he ganado, porque son muchos años de preparación y de aprender. Son entornos donde no vive nadie por algo.

¿Tiene planes para el 2021?

Para el 2020 tenía previsto ir a Alaska y a Groenlandia, y los dos viajes se frustraron. Están organizados, en el momento en que pueda iré. Mis planes ahora están con alfileres. Pero tengo plan B, quedarme aquí. Por suerte vivo en un sitio maravilloso, puedo escalar en roca, que me encanta, y en hielo según cómo venga el invierno.

¿Cuál es su receta para mejorar la situación?

Mantener las ilusiones, aunque sea a medio o largo plazo. Es importante para no volverse loco, y hacer ejercicio, salir al monte, que lo tenemos aquí.

¿Cambiará la forma de relacionarnos?

Esperemos que quede algo bueno. El miedo tardará en irse, la gente apreciará más la naturaleza o el pueblo de la abuela, la vida rural.