La lluvia, como una metáfora triste, se ha sumado a la manifestación convocada por la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca. Pocas veces una reivindicación consigue unir a empresarios, autónomos y asalariados. Pero este martes han estado todos. Restaurantes de toda la vida, establecimientos con estrella Michelin, bares de ocio nocturno... han desplegado sus pancartas reclamando el derecho a trabajar y han dejado  las llaves de sus negocios ante la sede del Gobierno de España como símbolo de la muerte de la actividad que desarrollan. Han pedido un plan de rescate "serio" y medidas a corto plazo, "para salvar al mayor número de empresas y puestos de trabajo posible".

A las 11.00, los profesionales del sector se han colocado delante de la sede de CEOS-Cepyme, en la céntrica plaza López Allué. El presidente de la patronal altoaragonesa, Fernando Luna, ha reclamado "dignidad y honor" para un sector "que nunca ha pedido nada" y que ahora, debido a las restricciones impuestas por la covid-19, "se pone de rodillas" para reclamar un plan de salvación. "El presidente de los empresarios de Huesca está aquí para apoyaros", ha dicho. También ha pedido a los políticos que "prediquen con el ejemplo" porque "mientras los gobernantes están cobrando 6.000 euros al mes nosotros estamos en la calle". 

De un abridor a 85 empleados

Guardando la distancia de seguridad y con las mascarillas puestas, la protesta de los hosteleros ha tenido el doblar de las campanas como música de fondo. También la marcha fúnebre. Algunos hosteleros han ido con sus delantales, cacerolas, bandejas y cucharas. Carmelo Bosque, presidente de la Asociación Provincial, ha sacado de su bolsillo un abridor de botellas para recordar que eso fue lo que llevó en su primer día de trabajo. "Hoy somos una empresa con 85 empleados", ha dicho.   

Bosque, sujetando la pancarta que abría la manifestación, ha señalado que sentía, a la vez, siento orgullo y tristeza. "Tristeza por la impotencia y la falta de respeto hacia nuestro trabajo, negocios y familias, y orgullo porque hoy más que nunca nuestro sector está unido y fuerte, sin fisuras para impedir que sellen nuestras puertas". "Frente a sus sedes, pedimos al Gobierno de España y al de Aragón que queremos trabajar", ha apostillado.

Alrededor de 500 personas han participado en la manifestación de la hostelería de Huesca.

Defendiendo el mismo argumento que José Luis Yzuel, de Hostelería de España, ha insistido en que "hay que dejar de criminalizar a un sector que no es culpable de nada, sino que puede ser parte de la solución". Según ha dicho, "hace siete meses cerramos nuestros negocios para ayudar a las instituciones sin que ellas lo marcasen, hemos sido generosos, y nos encontramos con que llevamos más de medio año sin poder realizar nuestra actividad con cierta normalidad, a pesar de seguir con las medidas indicadas".

Yzuel ha recordado que 11 países de Europa ya han rebajado el IVA de forma temporal para ayudar en la recuperación de hoteles, restaurantes, bares y cafés. "Ha manifestado que se siente orgulloso del sector porque "no hay hostelería como en España". Al igual que  los presidentes de las sectoriales de Zaragoza (Luis Vaquer) y Teruel (Juan Ciércoles) ha animado a los altoaragoneses a seguir resistiendo e insistiendo en la necesidad de reivindicar ayudas urgentes.

Aplausos del comercio 

La manifestación, bajo los paraguas, ha recorrido las calles del centro de la ciudad. A su paso, los hosteleros han recibido el aplauso de comerciantes y oscenses que esperaban en la calle. En la avenida Monreal, donde se ensancha el Coso Bajo, aguardaban camiones y furgonetas de empresas de distribución de bebidas, de alimentación, panaderías e incluso lavandería industrial. Los vehículos se han sumado al recorrido, que ha finalizado en la plaza Cervantes.   

Carmelo Bosque, José Luis Yzuel y Luis Vaquer han accedido a las dependencias del Gobierno para entregar a la subdelegada en Huesca,  Silvia Salazar, un abrebotellas que simulaba la llave de la hostelería de Huesca. Después, junto a un ataúd de atrezo, los participantes han ido depositando las verdaderas llaves de sus establecimientos al tiempo que se decía el nombre y el número de familias que dependen de su funcionamiento.