Riglos alerta de la masificación al pie de los Mallos: 50 habitantes y más de 1.000 turistas en un día

El Ayuntamiento intenta regular las visitas y crear infraestructuras para evitar la presencia de cientos de vehículos alineados en la carretera.   

Esta imagen se repite muchos fines de semana en uno de los aparcamientos de Riglos.
Esta imagen se repite muchos fines de semana en uno de los aparcamientos de Riglos.
Juan Torralba

Los Mallos de Riglos, un paisaje icónico para los aragoneses, atraen cada año a más turistas. La imagen de cientos de coches y autocaravanas estacionados a los pies de los farallones se ha repetido este verano, con más agudeza si cabe, reflejando un creciente problema de masificación sobre el queha alertado el Ayuntamiento de Las Peñas de Riglos. "En un pueblo de 50 o 60 habitantes habituales, hay días con más de 1.000 personas visitando el entorno", ha advertido el concejal José Andrés Pintado. En 2019 contabilizaron entre 180.000 y 200.000 turistas, un tercio de los cuales llega para realizar actividades deportivas, como la escalada o el senderismo.

Uno de los desafíos es qué hacer con los vehículos que llegan a Riglos. La localidad cuenta con 200 plazas en cuatro áreas de aparcamiento pero se quedan cortas para atender la demanda. Muchas las ocupan autocaravanas, cuyos dueños pernoctan allí, restando espacio al resto. Esto provoca que los que llegan estacionen junto a la carretera (ni siquiera tiene arcén), el ramal que comunica la A-132 con el pueblo, en una fila interminable de coches.

La Diputación de Huesca, a petición del Ayuntamiento, puso un contador que registró la entrada y salida de 1.000 vehículos en un día. A finales de agosto, el alcalde, Juan Torralba, avisó a la Guardia Civil, "no para que multaran sino para que vieran la dimensión del problema, aquí no tenemos Policía Local ni alguacil".

En su estrategia para frenar la masificación, el Ayuntamiento de Las Peñas de Riglos presentó el lunes un folleto turístico bajo el lema ‘Mucho más que mallos’ que pretende diversificar las visitas fuera de este emplazamiento, descentralizándolas hacia los 10 pueblos del municipio. También está trabajando en la creación de infraestructuras, como una nueva zona de aparcamiento. Ya ha empezado a negociar con el propietario del suelo.

No solo los Mallos atraen a los turistas. También son muy frecuentadas las zonas de baño de Triste o Salinas de Jaca. El folleto, realizado por la empresa Insólito, describe la riqueza natura y arquitectónica de los 10 pueblos repartidos en un amplio territorio de 220 kilómetros cuadrados: Rasal, Triste, Centenero, Villalangua, Riglos, Salinas de Jaca, Yeste, Ena, La Peña y Santa María de la Peña. También ofrece 12 rutas a realizar por el entorno tanto de senderismo como de BTT. En paralelo a esta guía se ha preparado un programa de actividades.

El Gobierno de Aragón, en el año 2016, declaró Monumento Natural los Mallos de Riglos, Agüero y Peña Rueba (Murillo de Gállego), con el fin de establecer un régimen jurídico especial de protección. Con apenas 188,43 hectáreas, se circunscribe a esos tres espacios ubicados a caballo entre las provincias de Huesca y Zaragoza.

Tirolinas en los Mallos

Actualmente está en trámite el Plan Rector de Uso y Gestión, que determinará qué se puede hacer y qué no. La escalada y el senderismo se mantendrán como actividades tradicionales, pero se eliminarán otras prácticas que afectan a la estética de los mallos y a la seguridad. Incluso el trabajo de los grupos de montaña de la Guardia Civil, que este mismo fin de semana tuvieron que rescatar a una escaladora herida suspendida de una de las paredes de roca, se ve comprometido por la instalación de tirolinas o slackline (cinta de equilibrio). "Cada cuatro o cinco meses aparece una tirolina montada, sobre todo por parte de extranjeros o empresas que vienen de fuera de Aragón para realizar actividades extremas", explica el concejal José Andrés Pintado.

En una ocasión se puso una desde el mallo Pisón a la base del pueblo, y otra que cruzaba de un mallo a otro a 240 metros. Esta la montaron escaladores rusos, con el patrocinio de una marca deportiva francesa. La gesta acabó en una denuncia del Seprona, por el peligro para las aves y para el propio helicóptero de rescate de la Guardia Civil.

María José Villanueva

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