Secastilla quiere recuperar al burro para mantener limpios los montes

El proyecto de recuperación se inicia con una cabaña de una decena de animales. 

Imagen de archivo de varios burros pastando.
Imagen de archivo de varios burros pastando.
Sarga

El ayuntamiento ribagorzano de Secastilla ha presentado un singular proyecto de recuperación y preservación de los burros, unos animales de carga y trabajo que han acompañado al ser humano desde los albores de la civilización y que en la actualidad se encuentran en serio peligro de desaparición en el primer mundo por la pérdida de importancia de su labor.

La iniciativa tiene como título 'La recuperación del burro como animal de trabajo: una propuesta innovadora para reducir la huella de carbono', está desarrollada con el impulso del ayuntamiento secastillano, la financiación de la Diputación de Huesca y el apoyo técnico de la Asociación Laboratorio de Ruralización que gestiona la Aldea de Puy de Cinca. Consiste en la realización de una serie de actividades destinadas al estudio y difusión de las posibilidades del pastoreo de burros como medida para mantener limpio el monte.

Según apuntan sus impulsores, se trata de impulsar una campaña de sensibilización y formación para tomar conciencia de la necesidad de una mejor gestión de los bosques del término municipal de Secastilla. "Nos proponemos llevarlo a cabo mediante una experiencia piloto basada en el pastoreo controlado de ganadería asnal y mediante el manejo del burro como animal de trabajo; todo ello en el marco de una estrategia para la gestión de los residuos sólidos abandonados y la reducción de la huella de carbono", comenta el ingeniero forestal Jordi Fernández, uno de los promotores del proyecto.

El municipio de Secastilla abarca un amplio territorio y cuenta con espacios que quedaron despoblados a finales de los años sesenta como consecuencia de la construcción del pantano de El Grado. Sin habitantes, estos espacios se quedaron despojados de las prácticas que lo habían configurado como territorio habitable y reproductor de vida (prácticas agrícolas, ganaderas, red social, etc.). La falta de laboreo del campo con ganado ha dado lugar a que especies autóctonas estén actualmente en peligro de extinción.

Un ejemplo de ello es el burro pirenaico, una raza que fue muy utilizada para el tiro, la trilla, la recogida de leña o el transporte de personas y de mercancías y que actualmente está considerada como raza de protección oficial, debido a su escaso número de ejemplares (en Aragón se calculan menos de 1000 individuos).

El abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas ha provocado la transformación del paisaje, en el que la vegetación se ha vuelto más homogénea debido a la expansión del matorral en zonas de pastos y cultivos. Esto ha dado lugar a una disminución de la diversidad de la flora, incidiendo también en las especies animales. "Los pastos, aunque solo representan un siete por ciento de la superficie de Aragón, atesoran más del treinta por ciento de las especies vegetales, casi un tercio de la diversidad florística", comenta Fernández, señalando que el aumento de la masa forestal supone un incremento significativo de la probabilidad de que se produzcan incendios que "se acrecentará en los próximos años puesto que, tal y como predicen los modelos, un aumento de las temperaturas y unas sequías más intensas y prolongadas asociadas al cambio climático, generarán unas condiciones más favorables a los incendios forestales, con las nefastas consecuencias a nivel medioambiental y de patrimonio que pueden suponer".

Ello ocurre en un contexto en el que también está en declive el pastoreo, una actividad que "resulta ser una estrategia imprescindible para retirar la vegetación potencialmente combustible, así como para mantener las zonas abiertas o desbrozadas", por lo que este proyecto de recuperación, que se inicia con una cabaña de una decena de burros tiene como objetivo general a largo plazo revitalizar áreas de bosque y praderas abandonadas mediante su pastoreo como estrategia para reducir la huella de carbono.

El proyecto conlleva una investigación científica paralela con el estudio de la cantidad y características de la biomasa vegetal retirada, de las especies de flora y fauna existentes antes y después del pastoreo o de la gestión de la manada de burros mediante GPS. Y contempla, así mismo, la realización de actividades de sensibilización, formación y divulgación dirigidas a la población general y particularmente a los agentes y trabajadores de turismo rural. "A lo largo de los meses de investigación se realizarán charlas, talleres y se publicarán los resultados para informar y compartir el proyecto con la población", resume Fernández.

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