La elevada ocupación de las miles de viviendas de segunda residencia que hay en las localidades más turísticas del Pirineo está contribuyendo a paliar los malos datos en los alojamientos. Ciudades como Jaca se acercan a los 9.000 casas y apartamentos, en Benasque la cifra ronda las 3.000, incluyendo las urbanizaciones de Cerler o Anciles, mientras en Villanúa hay contabilizadas unas 2.300.

«La sensación es que las segundas residencias tienen este verano una ocupación altísima», confirma la concejala de Turismo de Jaca, Olvido Moratinos. El Ayuntamiento no dispone de datos concretos para saber cuál es el porcentaje, pero «hay muchas persianas levantadas y los aparcamientos de las urbanizaciones están a tope», añade. No es algo que se haya producido solo desde el inicio del mes de julio, pues una vez que se levantó el estado de alarma, los propietarios empezaron a llegar y ha ido en aumento de forma progresiva.

Este hecho contrasta con la situación en los alojamientos turísticos, sobre todo los hoteles, que se han visto afectados además por las cancelaciones de reservas cuando varias comarcas de la provincia de Huesca retrocedieron a la fase 2. Pero al menos es un alivio, ya que el sector del comercio y el de la hostelería y la restauración se benefician de la presencia de miles de visitantes que tienen una vivienda en propiedad y que quizá este año hayan elegido para pasar todas sus vacaciones en lugar de viajar a otros destinos lejanos. Según recuerda Olvido Moratinos, «Jaca se salvó de la anterior crisis por las segundas residencias, porque es gente que consume en las tiendas, los bares y los restaurantes».

El turismo en el Pirineo se activa sobre todo los fines de semana. Según los empresarios, este año se está notando que la afluencia es menor de lunes a viernes y el sábado y domingo se dispara, bien porque muchas estancias se limiten a estos dos días o correspondan a visitantes que hacen el viaje en el día. Según el hotelero José María Ciria, presidente de la asociación de empresarios turísticos del valle de Benasque, lo cierto es que los valles pirenaicos siguen siendo uno de los destinos preferidos. «En la montaña se ve mucha gente, y las segundas residencias están llenas, aunque en los hoteles este año se ocupen menos plazas», resume.

Un ejemplo es el Parque Nacional de Ordesa, que durante tres fines de semana consecutivos, hasta que se puso en marcha el autobús lanzadera, llenó el aparcamiento de la Pradera de Ordesa, con capacidad para más de 400 vehículos, y tuvo que cerrar la carretera.

Más de 200 personas en un día en la ruta del Aneto

No está siendo el mejor verano para el sector turístico del Pirineo, pero todos los fines de semana los valles de montaña reciben un aluvión de visitantes. Se pudo comprobar el pasado sábado en la ruta de ascensión al Aneto, donde los encuestadores de la campaña Montaña Segura entrevistaron a 57 grupos y 203 personas. Podrían ser más, ya que el sondeo se hizo en el Portillón Superior, por donde no pasan los que realizan la ruta desde Coronas o Salenques.

Benasque iba a ser escenario el fin de semana de la Gran Trail Trangworld Aneto-Posets, con un gran impacto económico en la zona, que tuvo que aplazarse a 2021 por la crisis sanitaria. En solo unos días, la organización había cubierto las 3.500 plazas disponibles para poder competir en alguna de las seis carreras programadas. Y aunque no llegaron con sus familias todos los que se habían inscrito, sí ha habido algunos que decidieron no cancelar las reservas en hoteles y apartamentos y viajar a Benasque para subir a la montaña. M. J. V. 

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