entrevista al 'exconseller' procesado

Santi Vila: "Los funcionarios me ordenaron no devolver los bienes de Sijena, yo actué de buena fe"

El ‘exconseller’ de Cultura afronta el juicio de Sijena como un proceso "doloroso". Ha puesto su casa de aval porque la Generalitat y la Caja de Solidaridad no le han ayudado.

Santi Vila, 'exconseller' de Cultura de la Generalitat será juzgado por no devolver los bienes de Sijena.
Santi Vila, 'exconseller' de Cultura de la Generalitat será juzgado por no devolver los bienes de Sijena.
Oliver Duch

Santi Vila (Granollers, 1973), consejero de Cultura de la Generalitat con el Gobierno de Carles Puigdemont, se sentará en el banquillo de los acusados en Huesca por no atender las órdenes del juez para entregar los bienes de Sijena en 2016 y 2017. Repudiado por el mundo independentista, lo han dejado en la estacada para afrontar la fianza y ha tenido que poner las escrituras de su casa como aval. En la entrevista para HERALDO DE ARAGÓN habla de las razones que le llevaron a no devolver las obras de arte y califica de "desproporcionada" la pena solicitada por la acusación particular. 

Ya fue condenado por desobediencia en el juicio del ‘procés’ y ahora se sentará en el banquillo por el mismo delito en la causa de los bienes de Sijena. ¿Cómo afronta el juicio?

Con optimismo. Las dos causas no tienen nada que ver. La primera es por un conflicto político en el que se intentó tensar la cuerda sin que llegara a romperse, y al final se hicieron las cosas muy mal. La otra se remonta en el tiempo. El fondo de la cuestión está en el Supremo, que debe acabar de esclarecer si la compraventa (de objetos de arte entre las monjas de Sijena y la Generalitat) se ajustó a derecho. No sé qué dirá, pero nadie ha dudado que tanto las monjas como el Gobierno de Jordi Pujol actuaron de buena fe.

Si digo que son causas radicalmente distintas es porque en este caso, mi comportamiento obedecía a actos debidos. Los servicios jurídicos de la Generalitat, funcionarios públicos, me advertían en sus informes de que solo podía actuar como actué. Fui consecuente: en lo que dependía de mi firma los bienes se devolvieron (los depositados en el Museo de Arte Nacional de Cataluña), y en lo que no dependía de mi firma (los del Museo de Lérida) ordené incoar un expediente para que opinaran todas las partes. Es lo que contaré al juez.

¿Dice que incumplió la orden judicial porque los funcionarios así se lo aconsejaron?

No me lo aconsejaron, me lo ordenaron, eran informes preceptivos. No hacerlo hubiera podido suponer querellas por prevaricación en relación a leyes de patrimonio o de museos de Cataluña. Trataremos de acreditar que se actuó de buena fe y nunca con el propósito de desobedecer.

Cumplimos tanto como pudimos, condicionados por una legislación que no le daba margen discrecional al ‘conseller’. Si hubieran sido míos, y solo míos, se habrían devuelto inmediatamente en la ejecución provisional de sentencia.

Pero, según la acusación, usted desobedeció no una sino dos veces, a otros tantos requerimientos, y además dictó una orden para blindar los bienes.

No podemos anticipar el juicio, pero la Fiscalía y la acusación particular no dicen lo mismo. Acreditaremos que se tomaron las medidas que había que tomar ajustadas a derecho, y si no se hizo suficientemente bien, no era con intención de desobedecer.

¿Ha conseguido reunir la fianza? (Un día después de la entrevista la juez inició el embargo y él presentó las escrituras de su casa como aval).

Es una cantidad muy importante. Para una familia normal, atender esto es muy difícil. Si no lo resolvemos, solo se puede poner la propia vivienda. No queda otra.

El fiscal le pide penas de multa por 5.940 euros y la acusación particular, por 162.000. Más que su condena en el juicio del ‘procés’ (48.000).

Tengo la impresión de que existe una desproporción.

¿Y por qué no le ha amparado la consejería de Cultura? Ni le puso letrado ni pagó la fianza.

Así es. Resulta especialmente doloroso para mí y para mi familia, porque intentando actuar de buena fe, como saben las autoridades aragonesas y del Ministerio, y de acuerdo con ellas para ir desactivando este problema heredado de los años 80, ahora tengo que asumir, y lo asumo con resignación cristiana, la responsabilidad por esas decisiones.

¿Y por qué tampoco le ha ayudado la Caja de Solidaridad independentista?

Es una buena pregunta que le tendrá que hacer a ellos. El argumento oficial es que debería ser la Generalitat, ya que mis decisiones eran en función de mi cargo.

"En esta situación tan penosa que me toca vivir hubiera sido justo que colaborara (la Caja de Solidaridad)"

Pero sí ha ayudado al otro acusado, Lluís Puig.

En esta situación tan penosa que me toca vivir hubiera sido justo que colaborara, pero no lo han visto así y no puedo hacer nada. Esto confirma muchas cosas, me gustaría que hiciera reflexionar sobre planteamientos virulentos que se hacen en Aragón.

Este proceso le puede suponer acabar pagando de su bolsillo los 13.000 euros gastados por el Gobierno de Aragón para trasladar las piezas a Sijena.

Yo aprecio el sentido de responsabilidad del Gobierno de Aragón al no estar en esta causa. Todos arrimamos el hombro para intentar que los aragoneses pudieran disfrutar inmediatamente de la recuperación de este arte, lo hicimos con la habilidad que permitía aquel año tan difícil, 2017. Si otra parte, el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena, mantiene una oposición aún muy vehemente, lo lamento, porque es un problema heredado y que precisamente siendo yo consejero estuvimos muy, muy a punto de solucionar. Nunca se tenía que haber llegado a esta situación extrema de judicialización y aún menos de personalizar.

"Villanueva de Sijena mantiene una oposición aún muy vehemente, lo lamento, porque es un problema heredado y siendo yo consejero estuvimos muy, muy a punto de solucionar"

La administración aragonesa se retiró de esta causa.

Solo se lo puedo agradecer porque han sido muy moderados, muy responsables, y eso no quiere decir que no hayan batallado como los primeros para defender la cultura y el arte en Aragón. Me gustaría que la acusación particular viera que hay una cierta desmesura en su planteamiento.

¿Qué negoció con la consejera Mayte Pérez y por qué se frustró el acuerdo?

Mientras el Supremo decidía la propiedad de esos bienes, que en algunos casos no eran obras de arte sino objetos vinculados al culto (cálices, peinetas de beatas religiosas…), íbamos a arbitrar una gestión conjunta para poner ese fondo a disposición de todos los museos y hacerlo accesible a los ciudadanos. Tiene un valor más cultural y sentimental que económico. Tampoco estábamos hablando de la Piedad de Miguel Ángel. Aragón lo tenía todo a punto pero Cataluña bloqueó la solución. En el interín llegó la sentencia.

¿Por qué la bloqueó?

Las consejerías firmamos un preacuerdo, pero los socios de gobierno de la Generalitat, ERC, pidieron tiempo para convencer a sus cuadros, a sus alcaldes…

Es una cuestión de derecho civil que ha sido motivo de enfrentamiento político durante años. A veces, entre todos construimos falsos conflictos. Yo voy mucho a Zaragoza, tengo muchas amistades en Aragón y de allí es mi familia materna (Nonaspe). Nunca me he encontrado con que sea un tema conflictivo en la calle, al contrario, la gente piensa ‘¿Y tan difícil es poner orden en esto?’.

Ha narrado en un libro, ‘Vencer y convencer’ su experiencia en el juicio del procés. ¿Será capaz de convencer al juez en la vista oral por Sijena del papel que jugó con los bienes?

Eso espero. Cumplimos tanto como pudimos, condicionados por una legislación que no le daba margen discrecional al ‘conseller’. Si hubieran sido míos, y solo míos, se hubieran devuelto inmediatamente en la ejecución provisional de sentencia.

¿Cómo se ve en la política catalana en un futuro inmediato?

Estoy en el mundo privado, he regresado a la Universidad. Me veo defendiendo determinados valores a través de conferencias, charlas, libros… y poca cosa más. He sido muchos años político, y con cosas como la de Sijena cada vez será más disuasorio tener ganas de dedicarse a la política, porque haces sufrir a tu familia y sales bastante magullado.

¿Qué diagnóstico hace del momento actual en la relación entre el Gobierno central y el catalán?

Es hora de que el PP arrime el hombro. Lo que pasa en Cataluña es tan grave que si queremos no volver a tropezar como españoles, va a ser imprescindible el concurso del PP. Las izquierdas solas no van a poder arreglar lo de Cataluña. Habrá que establecer un consenso básico, con sentido de Estado y manteniendo sus discrepancias. La alternativa a desinflamar y a dialogar, siempre en el cauce de la Constitución y de la ley, ¿cuál es? ¿dar más argumentos a los radicales de ambos lados y contemplar como los extremos van creciendo en el conjunto de España y en Cataluña? Lo que desarma a los radicales es la moderación.

¿Confía en la mesa de diálogo?

Soy un poco escéptico, pero no hay alternativa. En Cataluña hay más de dos millones de catalanes que consideran que el consenso constitucional se ha roto y hay que intentar regenerarlo. Tan solo persuadas al 20 o al 30% del voto independentista, ya has resuelto el problema.

¿Por qué es escéptico?

Porque en ambos lados hay mucha gente interesada en que no vaya bien. En Barcelona atizan fuerte a los partidarios de la mesa del diálogo, y en Madrid ni te cuento. Por eso, yo, que formé parte de un gobierno con muchos interlocutores en el PP y en ministros muy liberales y centristas, les digo que arrimen el hombre. Los que han gobernado y saben lo difícil que es no pueden dejar a los demás en la estacada.

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