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Proyectan un nuevo refugio de montaña en Tramacastilla para reactivar el esquí de fondo

La construcción del albergue, con entre 40 y 50 camas, supondría una inversión de un millón de euros de un promotor privado. Generaría dos empleos fijos y habría refuerzos en temporada alta.

Reproducción virtual del refugio de montaña que se proyecta junto al embalse de Tramacastilla de Tena.
Reproducción virtual del refugio de montaña que se proyecta junto al embalse de Tramacastilla de Tena.
Antonio Rubio

Construir un refugio de montaña en el entorno del embalse de Tramacastilla de Tena (1.680 m), en el municipio de Sallent de Gállego, para revitalizar en invierno la práctica del esquí de fondo en el valle de la Partacua, y potenciar otras actividades deportivas en la naturaleza en verano. Este es el propósito del proyecto que ha impulsado Antonio Rubio, un empresario hotelero local que estima una inversión necesaria de un millón de euros para hacer realidad el que sería el segundo refugio privado del Pirineo después de Viadós, en el valle de Chistau, ya que los otros 10 están gestionados por la FAM y hay varios más municipales.

Rubio explica que la iniciativa surgió de la idea de reabrir el circuito de esquí de fondo de la Partacua, que lleva varios años en desuso y con falta de mantenimiento, "porque cuando está plenamente operativo tiene la pista más larga de España con 16 kilómetros de longitud", resalta. En total, hay 11 circuitos marcados, con 40 kilómetros en total, situados entre las cotas 1.615 y 1.900.

"Y para poder ofrecer a los clientes un lugar donde comer o beber algo, alquilar material o incluso contratar a un monitor, la única forma lógica y razonable para que no fuera un negocio donde solo se pudiera trabajar dos o tres meses al año, era hacer algo que en invierno te permita volcarte con la nieve y el resto del año, con el senderismo, las rutas de bicicleta, la escalada, la micología....", detalla el promotor, que regenta un aparthotel en Sallent.

El refugio se ubicaría a 7 km de la población de Tramacastilla, a donde se accede por una pista de pago en buen estado. "Entre todas las categorías hoteleras, es la que mejor se adapta al perfil de los potenciales usuarios, y también la que mejor encaja con el carácter y el espíritu de las actividades que se desarrollan en el entorno del embalse, así como aquellas que se quieren potenciar», justifican.

También llaman la atención sobre que si bien el valle de Tena es una de las zonas de mayor desarrollo turístico del Pirineo, el valle de la Partacua "es uno de los pocos enclaves que permanece más aislado y natural".

El proyecto, que se encuentra en fase de tramitación de permisos medioambientales por parte del Inaga, ha sido diseñado por el arquitecto oscense Sixto Marín, que propone reutilizar una nave-hangar de hormigón construida en su día por la DGA para poner a cubierto una máquina pisapistas que garantizara el mantenimiento de la estación de esquí de fondo. 

El refugio, de 358 metros cuadrados de planta, se construiría sobre este hangar, con una ampliación del mismo. En la planta baja estaría la recepción, cocina y comedor (con servicios de desayuno, comida y cena), una oficina y un almacén para la pisapistas; y en la primera, habitaciones múltiples con entre 40 y 50 camas en literas con baño propio, sala de estar y terraza. Además, se acondicionaría un aparcamiento para unos 30 vehículos.

Para integrarlo en el paisaje, el edifico estaría revestido en piedra y madera y con una cubierta de zinc (sobre la que se colocarán paneles solares que aportarían la energía junto a una caldera de pellets para la calefacción).

Antonio Rubio no quiere ponerse plazos cerrados para la ejecución del proyecto y prefiere ser "prudente". Pero aun así confía en que después de más de cuatro años de tramitaciones esté llegando ya a la recta final y que 2020 sea "el año definitivo para que se pueda poner en marcha y que esté operativo para la siguiente temporada", desea.  

Nuevos empleos

Calcula que se podrían crear dos empleos fijos que se reforzarían que algún otro eventual en temporada alta. "Este es precisamente uno de los puntos fuertes del proyecto, porque en los pueblos de montaña vivimos del turismo, pero acaba siendo estacional y un refugio de montaña pretende romper esta tendencia planificando actividades todo el año", destaca. 

Los estudios prevén una ocupación en torno a las 7.000 personas al año. Estiman que los meses de mayo y noviembre serían los de menor demanda (6% entre semana y 15% en fines de semana), y julio y agosto, los que más, seguidos de febrero y marzo (entre el 75% y el 100%). Consideran que este nuevo equipamiento ayudaría a diversificar las áreas de alejamiento de la zona proponiendo actividades a lo largo de todo el año, no solo en las épocas de mayor afluencia.

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