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La nueva imagen de Ramón y Cajal convence a los comerciantes de Huesca tras ocho "duros" meses de obras

Los empresarios esperan ahora que la reurbanización, que se entregará esta semana tras 1,9 millones invertidos, reactive las ventas.

Los trabajos de fresado, asfaltado y pintado de marcas viales obligaron el lunes a cortar el tráfico del paseo.
Los trabajos de fresado, asfaltado y pintado de marcas viales obligaron el lunes a cortar el tráfico del paseo.
Rafael Gobantes

"Ahora la gente llega paseando por el Coso hasta Santo Domingo y se da la vuelta. Pero cuando esté todo acabado, seguirán hasta Ramón y Cajal porque antes era solo una carretera nacional y ahora se ha convertido en una ciudad de verdad". Así valora Luis Beired, de la Librería Edelweis, el remozado paseo de Ramón y Cajal después de 8 meses de obras que, según todos los comerciantes consultados, han sido "duros". Tras este sacrificio, ahora confían en que esta nueva imagen, que ha supuesto una inversión de 1,9 millones de euros (la mayor de todo el mandato), sirva para reactivar las ventas.

La última gran molestia la sufrieron este lunes con los trabajos de fresado, asfaltado y repintado de marcas viales en la calzada, que obligaron a cerrar al tráfico todo el paseo y también la avenida de los Danzantes hasta Balsas de Chirín. El resto de intervenciones (pavimento, iluminación, mobiliario...) están terminadas por lo que el Ayuntamiento espera recibir las obras esta semana a falta de pulir solo pequeños detalles. Las obras de la segunda fase, valoradas en 600.000 euros, arrancarán en septiembre, al igual que el último tramo pendiente del Coso Bajo, que costará otros 1,8 millones.

Los comerciantes anhelan la llegada del día en que se retiren todas las vallas, y peatones y vehículos puedan estrenar al completo la nueva reurbanización con aceras de 7 metros, solo dos carriles de circulación, menos aparcamientos y nuevos jardines y espacios con juegos infantiles.

Piden más vigilancia policial a pie "para que se cuide"

Como suele ocurrir con todas las grandes obras, han provocado afecciones a la veintena de negocios que abren sus puertas en el tramo de 150 metros donde se ha intervenido. De hecho, Luis Beired, de la Librería Edelweis, asegura que "en febrero, marzo, abril y mayo nos ha costado dinero y eso es algo que ya no vamos a recuperar". Y eso que reconoce que la empresa constructora (la UTE Mariano López Navarro y Urbanizaciones y Medio Ambiente) "se ha portado muy bien y ha puesto las pasarelas que ha hecho falta". Lo que más le ha afectado ha sido la supresión de los aparcamientos del antiguo carril lateral. Con todo, reconoce estar contento con el resultado "porque va a quedar muy bonito y bien iluminado, que era algo que me preocupaba mucho". Ahora espera que se incremente la vigilancia policial a pie «para que se cuide».

El estanco de Gema Velázquez también ha visto reducir notablemente el número de clientes "porque muchos días era imposible llegar hasta aquí", afirma. Por ello, espera volver a la normalidad cuanto antes "porque bastante hemos sufrido ya con estos meses de obras". No obstante, está "plenamente satisfecha" con el resultado final. «Ha quedado muy bien, se nota mucho la diferencia, y hacía falta ya no solo por lo que se ve hacia afuera sino sobre todo lo que han hecho por dentro con las tuberías», señala. Ahora, pide que se haga "pronto" la segunda fase.

En Pinturas Sorribas han notado un descenso de ventas pero por suerte en su caso las obras han coincidido con el período invernal "que es la época del año de menos trabajo", apuntó José Miguel Chesa. Ahora están expectantes sobre todo por el punto donde se colocará la zona de carga y descarga "porque es lo que más nos influye ya que vendemos sobre todo botes de pintura de 25 o 30 kilos por lo que cuanto más cerca estén los aparcamientos, mejor". También coincide en reclamar que la próxima corporación continúe con el resto de Ramón y Cajal y también con el Coso Bajo.

Esperan que sirva de revitalización, como ocurrió con el Coso

La misma petición tiene Juan Abadía, de la inmobiliaria Tecnocasa, que también ha sufrido una merma de clientes "porque no solo era complicado aparcar cerca, también pasar andando ya que cada día nos cambiaban la ruta con las vallas a medida que avanzaban con las aceras, y de hecho todo el mundo nos pedía las citas fuera de la oficina". Ahora que está casi finalizado, admite que es "un antes y un después" para Ramón y Cajal "porque comparado con lo que había, es mucho más bonito". Por ello, espera que se cumplan las expectativas "y que igual que pasó con el Coso, a ver si también sirve para que la gente mire otra vez a este lado de la ciudad".

Mientras, la Cafetería Iván tiene puestas muchas esperanzas en el nuevo paseo "porque pasará más gente", aventuró ayer su propietaria. Su negocio ha bajado "mucho" en estos meses, pero espera que ahora que hay más acera pueda ampliar su terraza. Además, los camareros ya no tendrán el peligro de cruzar con las bandejas el carril lateral que había.

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