Huesca

semana santa

La Enclavación de Ayerbe: dos meses de ensayos y 60 figurantes

La recreación del drama de la Pasión crece año tras año, y ya van 17. Tras la suspensión por la lluvia del 2018, se espera que el tiempo dé una tregua este Jueves Santo.

Uno de los últimos ensayos en el polideportivo de Ayerbe.
Pablo Segura

En medio de un sobrecogedor silencio y con la única iluminación de las antorchas, este Jueves Santo a las doce de la noche saldrá Jesús portando la cruz de la iglesia parroquial de Ayerbe. Es la primera escena de la representación de la Pasión, que se celebra desde hace 17 años bajo el nombre de la Enclavación. Cientos de personas acompañarán al penitente hasta la plaza de Ramón y Cajal, con la Torre del Reloj y el palacio de los marqueses de Urriés de fondo, para escenificar allí las últimas horas de Cristo. Solo el efecto de una tormenta, la ‘rompida’ de la hora y las voces del Orfeón Reino de los Mallos quebrarán el riguroso silencio que acompaña la representación a lo largo de más de una hora.

Aunque la recreación dramática de la Enclavación de Ayerbe es reciente, retoma una tradición que se remonta al siglo XIII. Entonces, explica Alejandro Salcedo, miembro de la organización, existió una cofradía de penitentes. Un viacrucis que recorría las calles con Jesús cargando la cruz y el simulacro de la crucifixión, junto a los alumbrantes, permanecieron a lo largo de la historia con algunas modificaciones marcadas por las directrices de los concilios de la Iglesia.

Esta noche, unas 60 personas volverán a representar la Enclavación, apoyadas en otras 20 a cargo de la intendencia y la producción. Desde hace dos meses se ensaya la obra, todos los sábados por la tarde. Alejandro Salcedo explica que la idea de retomar la antigua tradición surgió pensando en embellecer la noche de Jueves Santo, cuando solo se celebraba la ‘rompida’ de la hora. El primer año fue un acto sencillo, con apenas media docena de personas que iban con la cruz hasta la plaza. "Cada año se ha ido enriqueciendo, perfeccionando los efectos de los truenos y los relámpagos, incorporando personajes y escenas. Este año la novedad es la coronación de espinas". De hacerlo sobre el pavimento de la plaza, se pasó a colocar un escenario para mejorar la visión de los espectadores. El emplazamiento da gran espectacularidad a la representación, con dos elementos tan icónicos en Ayerbe como la Torre del Reloj y el palacio de los Urriés.

El reconocimiento a todos estos esfuerzos llegó con la declaración de Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 2012. Pero independientemente del perfeccionamiento del guión o del montaje técnico, está el sentimiento con que todo el pueblo vive la Enclavación. "Se apagan todas las luces y la única iluminación son las antorchas; y el único sonido, el arrastrar de la cruz y los pasos de Cristo", explica entusiasta Salcedo. Calcula que unas 1.500 personas asisten a la representación.

Un orfeón y las bandas

La ‘rompida’ de la hora se ha integrado en la escenificación, en el momento en que suenan los truenos y relámpagos que hacen retumbar la plaza a la muerte de Cristo. Las escenas del descendimiento, la piedad y el Santo Entierro se acompañan con la solemnidad de las voces del Orfeón Reino de los Mallos. El final lo ponen las bandas invitadas con una exhibición de toques. Este año intervendrán las de la cofradía de San Lorenzo de Huesca, la de Bolea y las carraclas de Alcalá de Gurrea, todas de la comarca de la Hoya.

El año pasado se suspendió por la lluvia. "Este año no va a llover", dice Salcedo esperanzado, pensando que a las doce en punto de la noche podrá salir de la iglesia parroquial el personaje de Jesucristo portando la cruz y custodiado por una cuádriga de romanos, las tres Marías y Juan. Una comitiva formada por vecinos vestidos de época portando antorchas los acompañará a los pies de la Torre del Reloj, donde tendrá lugar el encuentro con la Verónica, para a continuación recrear en la plaza las últimas horas de la vida de Cristo.

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