Barbastro homenajea un año después al guardia civil fallecido, a la espera aún de sentencia firme

Medio millar de personas recordaron ayer a José Antonio Pérez, que murió arrollado por un coche en un control. El conductor, que entonces era menor, está libre hasta que la Audiencia resuelva los recursos.

Un monolito recuerda a José Antonio Pérez a las puertas del cuartel de Barbastro.
Barbastro homenajea un año después al guardia civil fallecido, a la espera aún de sentencia firme
José Luis Pano

La memoria del agente de la Guardia Civil de Tráfico José Antonio Pérez, muerto en acto de servicio justo hace un año al ser arrastrado brutalmente por un vehículo conducido por un menor de 17 años durante un control de alcohol y drogas, está ya esculpida en piedra en un monolito en la entrada del cuartel de Barbastro. La subdelegada del Gobierno, María Teresa Lacruz, y el jefe accidental de la Comandancia, Pedro Manuel Fernández, descubrieron ayer la placa conmemorativa con la que la Guardia Civil quiere recordar al agente, que tenía 54 años, mujer e hija.

Los hechos ocurrieron el 4 de marzo de 2016. El conductor, que entonces tenía 17 de años iba al volante del Opel Astra de su padre cuando se topó con un control a las afueras de Barbastro. Pero por más que la víctima le pidió que se detuviera, hizo caso omiso y aceleró, llevándose por delante a José Antonio Pérez, al que mató. Abraham G. N. fue condenado por el Juzgado de Menores a 6 años de internamiento por un delito de conducción sin permiso y otro de conducción temeraria, en concurso con un homicidio agravado y varias lesiones.

El menor estaba en un centro de menores de Zaragoza pero a los 9 meses salió porque se cumplía el plazo límite de internamiento provisional sin que haya sentencia firme. Actualmente sigue en libertad bajo la custodia de sus padres en Barbastro y cumpliendo con la obligación de ir todas las mañanas al juzgado y seguir un tratamiento médico con un equipo técnico­.

Y es que la Audiencia Provincial de Huesca aún tiene que resolver los recursos que plantearon a principios de febrero tanto la acusación particular, ejercida por el letrado Mariano Tafalla, como la defensa, a cargo de la Cristina Dolcet. El primero solicitó aumentar la condena a 10 años de internamiento y 5 más de libertad vigilada para el menor conductor; 5 años de libertad vigilada para la copiloto; y 3 para dos acompañantes que también viajaban en el coche. Mientras, la defensa insistió en solicitar la absolución o subsidiariamente una rebaja de la pena ya que considera que no existió dolo en su actuación sino una imprudencia.

Los luctuosos hechos que conmovieron Barbastro todavía siguen muy presentes en la conciencia colectiva de la ciudad, como se demostró ayer con la masiva presencia de vecinos a la misa en memoria del agente. Más de medio millar de personas asistieron a la eucaristía que celebró el vicario general Ángel Noguero, junto a otros seis sacerdotes, en la catedral de Barbastro.

Acudieron una nutrida presencia de compañeros de la Guardia Civil de Barbastro y del resto de la provincia, de la Policía Local, miembros de la Protección Civil del Somontano y también compañeros motoristas de la asociación Ángeles Verdes, formada por ex guardia civiles. Entre las autoridades, el alcalde, Antonio Cosculluela, y miembros de la Corporación Municipal con todos los portavoces, la diputada nacional del PP, Ana Alós, y el jefe provincial de Tráfico, Andrés Fernández del Río.

Tras la ceremonia, el homenaje se trasladó al cuartel de la Guardia Civil. Allí la viuda, Pilar Formento, y su hija, Paula, así como el resto de familiares y amigos de Pepe, como todos le conocían, pudieron asistir a una ceremonia breve pero intensa en emotividad y cargada de cariño y respeto por la figura de este zamorano de nacimiento aunque vivía desde 1987 en Barbastro, donde era muy querido.

En su alocución, la subdelegada del Gobierno recordó cómo el agente realizaba "un servicio público al ciudadano cuando el conductor del vehículo retenido provocó su muerte". Lacruz elogió al fallecido señalado que durante su estancia en Barbastro "fue un verdadero ejemplo en el ejercicio de su profesión". "No en vano era poseedor entre otras condecoraciones de la Cruz a la Constancia en sus tres categorías, la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, además de la que le concedió el Ministerio a título póstumo, la Cruz de la Orden del Mérito a la Guardia Civil con distintivo Rojo. Que seamos tantos, dice mucho del carácter de José Antonio", dijo. La subdelegada también remarcó "la necesidad de extremar hasta el límite una tolerancia cero a la conducción de los menores de edad y bajo el consumo de drogas y alcohol".

"Recordar su vida y su muerte"

Emocionado al igual que el resto de miembros de la Benemérita estaba el comandante Pedro Manuel Fernández: "Es un día para recordar a José Antonio, fallecido tristemente desempeñando sus cometidos en el destacamento de Tráfico y recordar cómo fue su vida y muerte. Su recuerdo debe de ser un legado para el resto de guardia civiles que siguen aquí desempeñando sus tareas. Esta profesión a veces nos trae este tipo de tragedias, pero hay que seguir desempeñando la labor", subrayó. El comandante accidental agradeció el cariño demostrado por toda la ciudad de Barbastro a la familia y a los compañeros "porque es gratificante y da ánimos a seguir trabajando como guardias civiles". El acto culminó con la entonación del himno ‘La muerte no es el final’, la colocación de flores frente al monolito y un responso por parte del sacerdote Ángel Noguero.

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