Los refugios de montaña ganan adeptos

La red de la Federación Aragonesa de Montañismo bate por tercer año consecutivo el récord de pernoctas y ya supera las 90.000.

Refugio de Cap de Llauset
Los refugios de montaña ganan adeptos
FAM

Los refugios de montaña de Aragón volvieron a batir en 2016 un récord de ocupación, y ya es el tercer año consecutivo en que mejoran sus cifras. Los 16 establecimientos gestionados por la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) registraron 93.826 pernoctas, con un incremento del 9%. “Por primera vez hemos pasado de las 90.000 y esto confirma una tendencia al alza”, señala el responsable del comité de refugios de la FAM, Sergio Rivas. Aunque se ha incorporado un nuevo establecimiento, el de Cap de Llauset, inaugurado el pasado 2 de julio, sus datos son solo una parte de los 8.000 visitantes más que han dormido en los albergues de montaña.

La mayor ocupación se registra en Góriz y La Renclusa, algo que Rivas explica por su cercanía a cumbres tan emblemáticas como Monte Perdido o el Aneto, mientras que quienes ascienden al Posets, otro de los mayores tresmiles del Pirineo aragonés, pueden alojarse indistintamente en los de Viadós, Estós o Ángel Orús.

Los montañeros catalanes son los principales usuarios (19%), seguidos de los aragoneses (15%), vascos y franceses (12%) y madrileños y valencianos (11%). El porcentaje de extranjeros se acercó al 20%, la mayoría franceses, aunque cada año hay más personas de otros países. Según la FAM, la participación en proyectos internacionales o el acceso en inglés y francés a la reserva 'online' han favorecido ese crecimiento.

Los datos de procedencia demuestran que el Pirineo aragonés sigue siendo un foco de atracción para los amantes de la alta montaña por su mayor concentración de tresmiles. “Los refugios no son solo para los de casa, tienen tirón para mucha gente de fuera”, comenta Rivas.

El responsable del comité de refugios se muestra especialmente satisfecho de los datos de ocupación de Cap de Llauset, el último en incorporarse a la red. Pese a que solo lleva unos meses abierto y a su situación (es el más alto con 2.425 metros), esta instalación montañera albergó a 1.800 usuarios. La mayoría de los visitantes procedía de Cataluña, en un porcentaje mayor a la media (32%), pero también atrajo en mayor proporción a los montañeros aragoneses (24%), lo que demuestra que se ha dado a conocer en poco tiempo dentro y fuera de la Comunidad. El interés mediatico del albergue más oriental del Pirineo aragonés, que ofrece de momento 30 plazas (en una segunda fase se ampliarán a 80), explica las casi 600 pernoctas en agosto. “Este nuevo refugio ha tenido un efecto llamada sobre el mundo montañero aragonés hacia esa zona más oriental de nuestro Pirineo, en el municipio de Montanuy y en el límite con Cataluña”, señala la FAM.

Según la Federación, los buenos datos suponen un respaldo al trabajo realizado. La apuesta por las nuevas tecnologías en materia de reserva e información, así como la participación en proyectos internacionales como Sustainhuts (para mejorar la sostenibilidad y el ahorro de energía en los refugios), se traducen en mejoras constantes.

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