El último cuartel de Huesca cierra hoy tras dos años de lucha contra la decisión de Defensa

La Plataforma de Afectados insiste en que es "una orden injusta tomada desde un despacho de Madrid" y critica a la clase política por no haber frenado la resolución.

Algunos integrantes de la Plataforma posaron el miércoles ante el cuartel Sancho Ramírez
Algunos integrantes de la Plataforma posaron el miércoles ante el cuartel Sancho Ramírez
Javier Navarro

El toque de bandera, que cada día sonaba a las 8.00 y a las 17.15 en la puerta del Sancho Ramírez, ya ha dejado de escucharse. El último de los cuarteles militares de Huesca cierra hoy sus puertas por orden del Ministerio de Defensa para "racionalizar el uso de las instalaciones y ahorrar en gastos de mantenimiento". La decisión se conoció hace dos años. Las instituciones representadas en la capital oscense mostraron su rechazo a la clausura, que supone la pérdida de 250 puestos de trabajo en la ciudad y un movimiento económico de unos 8 millones anuales. La reivindicación ha sido en vano.


Entre todas las voces que se alzaron contra el cierre del Sancho Ramírez, la que se escuchó con más fuerza fue la de la Plataforma creada por familias, personal civil del cuartel y proveedores afectados por la marcha de los militares a otros destinos. El colectivo emitió ayer un comunicado para manifestar que hasta el último momento mantuvieron la esperanza de que la decisión se revocara. En este sentido, hacen constar su "tristeza, enfado, indignación e impotencia" por una "decisión política que se ha tomado desde un despacho de Madrid sin conocer la realidad".


La plataforma no ha ahorrado críticas para la "clase política". "Los políticos estuvieron muy preocupados mientras había campaña electoral, pero mañana (por hoy) se cierra el cuartel y nadie se ha dirigido a nosotros para preguntarnos cómo queda todo, dónde va la gente, cuál va a ser su destino...", señaló Patricia Novo, portavoz de las familias.


Desde el colectivo se cuestiona especialmente la labor del PP, en el Gobierno central cuando se tomó la decisión y ahora que se lleva a cabo la clausura. "¿Qué peso real tienen los políticos aragoneses en Madrid?, ¿A qué juega el PP de Aragón?, ¿Es posible que una ministra de Defensa y secretaria general de su partido no haya sido capaz de paralizar esto?", son algunas de las preguntas que se plantea la Plataforma.


El toque de bandera, con el cambio de guardia que muchos vecinos contemplaban desde la ventana, sonó por última vez el pasado miércoles. En el recinto, donde en 1994 había 700 soldados, reina el silencio desde hace días. En las dependencias apenas queda algo, ya que desde mediados de octubre los camiones han sacado muebles y enseres de forma casi continuada. Parte de ellos se han llevado a la base de San Jorge, donde está la Agrupación Logística 41 y se ha trasladado a gran parte de los militares del Grupo de Transporte ubicado en el Sancho Ramírez desde 2009. Fue tras un amago de cierre que hubo en 2006 y que esa vez si pudo revocarse.


La posibilidad de asignar una nueva unidad al cuartel fue otra de las opciones que se apuntaron en estos dos años para evitar la clausura del acuartelamiento, pero por el momento se desconoce si es algo que ha llegado a plantearse ahora a la ministra de Defensa, M.ª Dolores de Cospedal.


Con el cierre del Sancho Ramírez, abierto en 1953, desaparecen las guarniciones del Ejército en Huesca, donde la presencia militar se reduce a la Subdelegación de Defensa. Con el de la Merced y el Alfonso I, la ciudad llegó a tener tres cuarteles en uso. Hoy ya no queda ni la Residencia Logística, que también se ha cerrado en esta operación.


No obstante, durante los próximos tres meses seguirá habiendo soldados en el acuartelamiento. Queda aquí una Comisión Liquidadora que hasta el 31 de marzo como máximo llevará a cabo las entregas de material, documentación e instalaciones. Después, el Instituto de la Vivienda, Infraestructuras y Equipamiento de la Defensa (Invied) desafectará el recinto, que abarca 107.142 m2 de los que 40.622 están construidos.


El pasado junio, el Invied sacó a subasta el Sancho Ramírez, por error, pero las alarmas sobre el futuro de las instalaciones se dispararon. El cuartel se levantó en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento para dicho fin. Una vez desafectados, hay asociaciones que reclaman su uso para la ciudad.

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