Las nuevas casetas de la Feria de Navidad crean diversidad de opiniones

Frente a los que consideran que son más seguras, otros las ven demasiado altas para la venta.

Imagen de uno de los puestos de la Feria de Navidad de Huesca.
Imagen de uno de los puestos de la Feria de Navidad de Huesca.
Javier Broto

Ocho casetas de madera, decoradas con motivos navideños, integran este año la Feria de Navidad que cada final de diciembre se instala en la plaza de López Allué de la capital oscense, y que los nuevos puestos hacen que en esta ocasión recuerde a los típicos mercados navideños del norte de Europa. Unas casetas que otorgan a la cita oscense un mayor encanto estético, pero que no acaban de convencer a los artesanos que han acudido en esta ocasión, ya que apuntan a que son “demasiado altas para poder tener un trato cercano con el cliente, y que este pueda ver bien los productos”, como señala la propietaria de un puesto de joyería para acompañar la indumentaria tradicional, que las califica como “poco prácticas y poco comerciales”.


Esta es el principal inconveniente que encuentran a estos espacios que se estrenan en esta edición, que como punto positivo, “hacen que la mercancía este más resguardada ante la lluvia, y también nosotras del frío”, destaca Sandra Casanueva, de la marca de joyas, complementos y decoración artesanal, Marramiau, que considera que eso compensa lo alto del mostrador, que admite, “dificulta un poco a la hora de colocar los productos”. Al margen de eso, la diseñadora oscense se encuentra satisfecha con este inicio de la feria, aunque hubiera aplaudido que la apertura se hubiese producido un poco antes -fue el 22 en lugar del 20 de otras ocasiones-, para esas ventas de regalos de Papa Noel.


Para otra de las artesanas de joyas, el hecho de que la mercancía quede fuera de la vista de los niños en estas casetas es también algo negativo. “Ellos son los que tienen la ilusión verdadera por estas fechas y dan sentido a todas estas cosas, por eso no me parece bien que no puedan ver lo que se vende en los puestos, sea de tipo infantil o no”.


Al margen de las casetas, el precio fijado para participar en la feria -600 euros-, es otro de los aspectos que los artesanos señalan que ha podido echar para atrás a los participantes en esta edición, en la que se ha reducido considerablemente el número de puestos respecto a otros años. Aunque hay que recordar que el año anterior, el equipo de gobierno sacó a concurso la feria y la adjudicataria disparó los precios de los puestos hasta los 1.200 euros, que las criticas consiguieron rebajar hasta los 700. Pese a que en esta ocasión la tarifa es menor, los participantes continúan viéndola alta.


“A esos 600 euros hay que sumarle la Seguridad Social, el seguro de responsabilidad civil... que al final te sitúa en unos pagos de unos 1.000 euros antes de abrir, sin contar mano de obra y material. Hay que vender mucho para que verdaderamente merezca la pena pasar aquí todas las horas que se pasan con este frío”, lamenta una de las artesanas dedicadas a la joyería. En su caso, el día 24 fue muy bueno en ventas, y le invitó a ser optimista, pero durante el fin de semana ha notado una bajada considerable del movimiento. “Siempre son piezas de las más baratas las que se vende, entre 6 y 15 euros, a partir de allí los clientes siguen pensándoselo mucho”, comenta, y añade que la gente todavía piensa que en las ferias “se encuentran gangas”, pero son productos artesanales y eso implica un mayor coste.


Este aspecto se cuida mucho en la feria. “Te piden muchos certificados de que todo está realizado a mano, controlando el material, y luego viene un técnico a comprobar que todo sea así”, dice, para justificar con el esfuerzo que implica todo eso para el vendedor, su petición de una mayor comprensión por parte del Ayuntamiento a la hora de rebajar el coste de participación.


En el caso de la empresa Casa Ubieto de Ayerbe, que lleva siete años participando en la cita navideña con sus productos 'delicatesen', que tienen la trufa y las setas como toque diferenciador, su propietario, Álex Ubieto, apunta que la economía todavía no es tan boyante como para que haya un repunte espectacular de las ventas respecto a otros años. “El Ibex 35 sube, pero el dinero en los bolsillos de la gente no”, lamenta. Este aspecto es, para él, el principal causante de que la feria cuente con menos participación de artesanos. “Cada uno hace sus cuentas, y sabe más o menos lo que puede ganar, por lo que luego se valora si merece la pena venir”, explica, sin atreverse a valorar si el hecho de que haya menos puestos en esta edición sea algo positivo. “Está claro que si hay pocos el poder de atracción es menor, mientras que las ventas a repartir sí que serán mayores”.


En su opinión, dentro de las tasas fijadas para participar en Huesca, el seguro de responsabilidad civil por 600.000 euros supone la traba más significativa. “Vas sumando y al final son muchos pagos los que hay que acometer para venir. Me parece una cantidad demasiado elevada para la situación”, explica.


Quesos, ilustraciones, los libros de la editorial Tropo, diferentes tipos de joyas hechas a mano o jabones y aromas completan la oferta de la feria oscense, que permanecerá abierta hasta el 5 de enero en la céntrica plaza, en la que también se han instalado ferias para el disfrute de los más pequeños. Los puestos podrán abrir en horario de 11.00 a 21.00, excepto el 31, que adelantarán el cierre a las 20.00.


Además de las casetas y las atracciones, la feria también cuenta con un amplio programa de actividades de animación con epicentro en 'El Bus de los sueños' -un antiguo autobús convertido en zona de recreo-, en el que habrá talleres de manualidades con materiales reciclados y nanocuentos del 26 al 31 de diciembre en diferentes horarios y pases. Todo esto se completa con un espectáculo itinerante diario por las calles del centro para promocionar la apertura de la feria por la mañana y por la tarde.

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