La frontera con Francia también se blinda a los narcos

El refuerzo de los controles en los pasos del Pirineo por la amenaza yihadista facilita la incautación de grandes alijos. Este año se han interceptado tres correos en Canfranc, Jaca y el Monrepós y se ha detenido a un total de ocho traficantes.

Un gran montón de nieve impedía el paso en la frontera de Portalet
Un gran montón de nieve impedía el paso en la frontera de Portalet ayer al mediodía.
LAURA ZAMBORAíN

El refuerzo de la vigilancia policial en la frontera, no solo en las últimas semanas por los atentados de París, sino en los últimos meses debido a la creciente amenaza yihadista, ha multiplicado las incautaciones de droga en la ruta del Pirineo, una de las principales vías de entrada en Europa del hachís procedente de África. Si en 2014 hubo una gran operación, al interceptar un convoy con 700 kilos, en lo que va de año ya se han descubierto tres alijos importantes (en Jaca, Canfranc y el puerto de Monrepós), con ocho detenidos. El último, este mismo mes: 377 paquetes de hachís ocultos en un coche completamente modificado para su uso como correo.


"Ahora se hacen más controles en la carretera, se han intensificado por la amenaza terrorista, y eso facilita la localización de droga", asegura Jesús Berges, inspector jefe de la Unidad de Extranjería y Documentación de Canfranc de la Policía Nacional, destinada fundamentalmente a vigilar la inmigración ilegal y que está permanentemente en la frontera.


Aunque algunas operaciones antidroga son fruto de la investigación de los servicios especializados, es en los controles de carretera donde se interceptan la mayor parte de los transportes de drogas. Ocurrió el pasado día 3, cuando aparecieron ocultos en un vehículo casi 100 kilos de hachís. Y como en otros casos, la clave estuvo en el olfato del agente que pidió la identificación al conductor. El ciudadano polaco detenido exhibió un documento de identidad tan perfecto que hizo sospechar de una falsificación.


"Es el instinto policial", señala Berges. Hace seis meses, el evidente nerviosismo de los ocupantes de un vehículo, que aportaban versiones distintas sobre el origen y destino del viaje, acabó con la incautación de un kilo de heroína. A veces el aviso viene de otras unidades policiales, normalmente de Madrid, "porque somos el último eslabón de la cadena" antes de que el transporte cruce el Pirineo.


Normalmente viajan formando caravanas de varios vehículos y atraviesan por Somport. ¿Por qué este paso y no la Junquera o Irún, que registran más tráfico y permiten pasar más inadvertidos? Según los expertos, porque en Cataluña y el País Vasco hay que parar en los peajes de las autopistas y los traficantes piensan que existen más controles. Además, buscan el camino más recto. "Para llegar a Francia desde Madrid es mejor Zaragoza y el Pirineo", señalan fuentes del Grupo de Drogas de la Policía Judicial de la comisaría provincial, que atribuyen el incremento de las operaciones a los cambios en las rutas o el reforzamiento de las investigaciones y los controles.


Tres años detrás de una banda

Precisamente una investigación de esa unidad permitió interceptar el alijo más importante descubierto en la frontera en los últimos años, con seis detenidos y 700 kilos de hachís intervenidos, en la denominada Operación Tuareg. "Eran la división de transporte pero detrás había una organización de traficantes muy importante. La Policía francesa llevaba tres años tras su pista y en los registros les pillaron armas automáticas, contadores de billetes...", explica un inspector del Grupo de Drogas, quien asegura que las mafias europeas están conectadas con los proveedores del sur y contratan a transportistas para hacer la ruta del Pirineo.


Los correos estaban perfectamente organizados para realizar el viaje desde el sur de España formando una caravana de cinco coches. Tomaron muchas precauciones para no ser descubiertos: utilizaron múltiples rutas, se separaban varios kilómetros y se volvían a juntar, usaban walkie talkies de larga distancia, cambiaban matrículas... Siempre con vehículos caros que compraban en Alemania y revendían después de un par de viajes.


A veces las bandas tienen apoyo logístico local, como recuerda Jesús Miranda, subteniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Jaca, en referencia a la operación Muflón, que permitió detener a ocho miembros de una red de apoyo a organizaciones criminales internacionales, entre ellos un vecino de Sabiñánigo. Compraban los coches, los aparcaban e informaban de los movimientos policiales.


La operación más importante llevada a cabo por ese cuerpo de seguridad se remonta a 2011, cuando en cuatro días se frustraron dos transportes de la misma organización: la Gendarmería francesa interceptó en Urdós un coche con 806 kilos de cannabis y la Guardia Civil otro en Candanchú con 805 kilos. Prueba del dinero que se mueven en estas operaciones son los 8 millones de euros en que se valoró este cargamento.

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