Riglos aboga por la protección de los Mallos para evitar los abusos en este paraje natural
El Ayuntamiento critica que se cuelguen banderas y pancartas aprovechando el vacío legal. El excesivo uso del taladro para abrir nuevas vías de escalada es otra preocupación.
El Ayuntamiento y algunos vecinos del pueblo situado a la sombra de las moles de piedra creen que están sobreexplotados. El 50 aniversario de la escalada a la Carnavalada se conmemoró el 18 de octubre colgando una pancarta. Otra reclamaba recientemente la libertad de Rodrigo Lanza, condenado por un incidente okupa en Barcelona. "Cualquier día llegaremos y nos encontraremos una pintada o un anuncio de un refresco de cola", advierte el alcalde de Riglos, Juan Torralba.
"Es un caramelo para quien quiera hacer una reivindicación y, aunque todas las causas me parecen justas, en la Sagrada Familia o la Torre Eiffel no dejarían ponerlo. Los Mallos deberían quedarse al margen, merecen respeto", declara Torralba. La Asociación de Vecinos y Amigos ya hace tiempo que cuelga comentarios en este sentido a través de su blog, e incluso algunos residentes en el pueblo se plantean remitir una carta a la Federación Aragonesa de Montaña (FAM) y a las instituciones aragonesas.
Y es que otro motivo de preocupación es el abuso del taladro para abrir nuevas vías. Según los vecinos, en un fin de semana se pueden concentrar hasta 200 escaladores. "Tienen tanta fama que todo el mundo quiere dejar aquí su firma en forma de una nueva ruta de ascenso". Torralba destaca la paradoja de que el Ayuntamiento, para limpiar el sendero circular de la vuelta a los Mallos, debió hacer informes y solicitar permisos, "y para abrir una vía no hace falta nada".
Será Monumento Natural
Los clubes y las federaciones de montaña opinan que los límites deben obedecer a criterios científicos, para proteger la avifauna, como ha ocurrido puntualmente en el congosto del Ventamillo, Montrebei, Peña Foratata o Peña Rueba, o más recientemente con la normativa consensuada en el Parque Natural de Guara. Recuerdan que en Riglos hay una zona de nidos de buitres donde tradicionalmente no se sube.
Por otra parte, entre los deportistas existe un apasionado debate en cuanto al uso del taladro y el respeto a las vías clásicas. Unos se preguntan por qué no sustituir los anclajes en mal estado por el paso del tiempo y otros rechazan el uso de aparatos que hacen perder la esencia de este deporte.
"Es una zona donde se practica la escalada desde hace décadas y donde con sentido común se puede seguir haciendo sin problemas", señala el presidente de Peña Guara, Manolo Bara, quien respecto al uso del taladro aclara que en los seguros dispuestos en la pared va la vida de los escaladores. "Debemos trabajar todos para una regulación armónica", comenta al referirse a la próxima declaración del Monumento Natural, que implicará la creación de un patronato donde estarán representados "todos los que tengan algo que decir".