La Casa Real se interesa por el estado de la ermita de Loreto

La petición para su rehabilitación de Huesca Cuna de San Lorenzo será transmitida a la DGA.

Interior de la ermita de Loreto. Zona del coro
La Casa Real se interesa por el estado de la ermita de Loreto
Huesca Cuna de San Lorenzo

La ermita de Loreto de Huesca ya es conocida en el Palacio de la Zarzuela. Y es que, como ha señalado el presidente de la Asociación Huesca Cuna de San Lorenzo, Javier Monsón, cuentan desde el miércoles con el apoyo del rey Felipe VI para su rehabilitación. Como se les ha notificado a través de una carta enviada por el jefe del gabinete de la Casa Real, “ se acusa recibo de la petición” realizada desde este colectivo oscense para el arreglo del santuario.


Según puede leerse en la misiva, “siguiendo las instrucciones de Su Majestad” se ha trasladado la petición a la Consejería de Educación, Universidad, Turismo, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, “a efectos oportunos”. Como señala Monsón, han recibido la noticia “con gran emoción y gratitud” hacia la Casa Real. “La Asociación había remitido un dossier a La Zarzuela sobre la situación del santuario de Loreto y nuestra preocupación al respecto, así como una solicitud de apoyo a nuestra iniciativa de rehabilitación”, recuerda el portavoz del colectivo, para quien se trata “de un momento histórico”.


La Asociación Huesca Cuna de San Lorenzo se encuentra así buscando apoyos para el arreglo, entre otros elementos, del suelo, el coro y la cubierta de la ermita, además de las capillas laterales, que se encuentran afectadas por la humedad. Piden asimismo la rehabilitación de la casa abadía, con el fin de que pueda ser utilizada al igual que antaño, como espacio de reunión y actividades de diferentes colectivos de la ciudad. Además de frenar el deterioro del edificio, pretenden también que pueda mostrarse en todo su esplendor a los numerosos visitantes que, esperan, recibirá la ciudad con motivo de la celebración este año del año jubilar del Santo Grial en Valencia, ya que la ermita oscense fue, precisamente, uno de los enclaves por los que pasó la famosa reliquia del cristanismo en su periplo por Aragón.