Cartuja de los Monegros

Abandonadas más de 2.000 metros cuadrados de pinturas de Manuel Bayeu

El abandono sufrido por la Cartuja de los Monegros prácticamente desde su catalogación como BIC ha acabado repercutiendo en los murales de Manuel Bayeu, muchos de ellos ya perdidos por la humedad.

Pinturas en el interior de la Cartuja
Pinturas en el interior de la Cartuja

"Quién quiera ver la Cartuja de los Monegros y sus pinturas que vaya pronto, porque cada día queda menos que ver". La afirmación la hace Joaquín Ruiz, monegrino e impulsor de una campaña por la recuperación del monasterio que ha visto como seis meses y varios intentos después la situación sigue siendo la misma de siempre.


La Cartuja de los Monegros lleva siendo desde hace años uno de los puntos negros en la agenda del patrimonio aragonés. Pese a ser declaro Bien de Interés Cultural en 2001, su condición de propiedad privada y su ubicación -en Sariñena- alejó durante décadas el interés por este conjunto fundado hace más de cinco siglos y abandonado por los monjes con la desamortización de Mendizábal.


En su interior los cartujos dejaron el que era uno de los mayores conjuntos pictóricos murales de Aragón. Más de 2.000 metros cuadrados de frescos de fray Manuel Bayeu -hermano del pintor Francisco Bayeu y cuñado de Goya- que recubren las bóvedas y cúpulas de la iglesia, las capillas, el claustro menor, la sacristía y la sala capitular en más de 250 composiciones distintas, de las que ahora se estima que no se podrán recuperar ni la mitad.


Durante siglo y medio, la Cartuja ha ido deteriorándose debido a la incapacidad para rehabilitarla de sus actuales dueños, la familia Bastarás, llegando incluso a ser utilizada como apeadero de reses. Como resultado, los edificios, la finca y en especial los frescos que en el siglo XVIII ilustraban la arquitectura del monasterio han sufrido graves desperfectos.


Sin embargo, esta situación cambió cuando murieron las dos propietarias directas. Los herederos ofrecieron entonces a la DGA la posibilidad de adquirir el conjunto a cambio del valor catastral del inmueble -260.000 euros-, operación que nunca se llevó a cabo al no recibir ninguna contestación por parte de Hacienda.

Seis meses de negociaciones sin ningún avance

En la actualidad, el chapitel de la torre de la iglesia se encuentra completamente derruido, y se estima que el 25% de la cubierta del techo ha desaparecido. Un estado que ha repercutido directamente en las pinturas de Bayeu, que han acusado gravemente la humedad. "Hay partes en las que no queda nada, es una auténtica pena porque se ha dado la espalda a un patrimonio que está a escasamente una hora de Zaragoza, y que está abandonado", comenta Joaquín Ruiz, que desde comienzos de año a través de la plataforma 'Salvemos la Cartuja' ha conseguido reavivar el debate en la comarca, celebrando incluso una romería que llevó hasta el monasterio a más de 300 personas durante este verano. "Entendemos que en la situación actual el gasto no se haya podido llevar a cabo, pero creemos que la Administración debería intervenir para prevenir al menos que las pinturas se sigan destruyendo", explica Ruiz.


No obstante, el silencio del Departamento de Hacienda ante la oferta de los herederos dio al traste con todas las iniciativas planteadas, volviendo a un punto de no retorno donde ahora parece que la única salida podría ser la posible venta de la finca a una empresa constructora, una idea que ya sobrevoló sobre el monasterio en 2011 con la idea de hacer allí un Balneario.


"Que acabara el conjunto en manos privadas rompería drásticamente con lo que se ha venido pidiendo desde Sariñena: rehabilitar un espacio común y en el que todo el mundo esté invitado" explica Lorena Canales, diputada del grupo socialista en las Cortes de Aragón que presentó una proposición no de ley aún en estudio para que el Gobierno adquiriera la Cartuja.


En concreto, se estima que rehabilitar el chapitel y la techumbre que ha quedado desprendida supondría un gasto de unos 30.000 euros, una suma que Canales entiende como "mínima", y que daría tiempo para que la situación pudiera ser estudiada pasado un tiempo.