Huesca

Las dos harineras, con las horas contadas para desaparecer del centro de Huesca

URBANISMO

El derribo de las fábricas, en el centro de Huesca, dejará espacio libre para la construcción de 1.300 viviendas.

Las dos harineras, con las horas contadas para desaparecer del centro de Huesca
JAVIER BLASCO

Llegaron después de la guerra y desaparecerán del paisaje urbano de Huesca 60 años después. En las más de 8 hectáreas que todavía ocupan las harineras Porta y Villamayor, ya inactivas, se levantarán 1.300 viviendas distribuidas en dos torres de 17 alturas, cuatro bloques de 15 plantas y varios edificios de entre 9 y 5 alturas. Estaba previsto que la demolición de los dos complejos fabriles comenzara a finales de este mes, pero el Ayuntamiento ha reclamado a los propietarios de los terrenos un plan detallado del derribo para garantizar el cumplimiento de las prescripciones medioambientales y una mínina afección a los vecinos.


Es posible que este requerimiento demore unos días el inicio de los trabajos, que tienen un plazo de ejecución de dos meses y que acometerá una empresa especializada. De hecho, ya han empezado a llegar al recinto algunas de las máquinas necesarias para tirar los silos y otras edificaciones de gran altura. Se comenzará precisamente por arriba para continuar, después de las fiestas de San Lorenzo, con el derribo de las construcciones próximas a la avenida de Martínez de Velasco.


Terminada la operación, el perfil de Huesca cuando se entra a la ciudad desde Zaragoza habrá cambiado de forma radical y perderá dos de sus elementos más característicos, los silos de las harineras. La Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés, Apudepa, había solicitado al Ayuntamiento que se mantuviera en pie el depósito de Villamayor, una estructura reformada en 1993 con un zócalo que la convertía en singular.


El silo del Senpa


Pero todo desaparecerá, salvo el silo del Senpa (Servicio Nacional de Productos Agrarios) que se mantiene por motivos estratégicos, y las naves donde cinco pequeñas empresas continuarán con sus negocios hasta 2014, cuando se inicien las obras de reurbanización del polígono.


Hace dos décadas que los oscenses esperan la transformación de este espacio, que quedó ahogado por el crecimiento de la ciudad a partir de los años ochenta. Han sido necesarios varios años de negociación entre el Ayuntamiento y los propietarios para conseguir que las harineras cambiaran de emplazamiento.


El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1980 ya calificó como residencial el suelo de Harinas Porta y el de 2002 recalificó el conjunto del terreno otorgándole la mayor edificabilidad de la ciudad. Los responsables municipales justificaron la decisión argumentando que la construcción de 1.300 viviendas en el centro era la única forma de conseguir el dinero necesario para pagar las millonarias indemnizaciones a las harineras por su traslado a otro lugar de la comarca.


Las negociaciones de los propietarios, entre los que hay algunos de los grandes promotores de la construcción, con el Ayuntamiento se rompieron en varias ocasiones, pero la explosión ocurrida en Harinas Porta en abril de 2005, que causó cinco muertos y 14 heridos, marcó el final del camino del polígono. En 2009 se firmó un acuerdo que establecía 12,7 millones de euros para Porta por dejar sin uso los edificios que ocupan 13.000 metros cuadrados. Para Villamayor (10.000 metros), que hace un año empezó a producir en Plasencia del Monte, se establecían 15,6 millones, 4 de ellos por mantener los 75 empleos. El dinero se cobrará cuando se vendan los pisos.


El Ayuntamiento no descarta negociar con los propietarios el uso provisional de los 23.000 metros cuadrados que ahora quedarán libres como aparcamiento mientras se construye el de la plaza de San Antonio. De hecho, el proyecto de urbanización contempla un parquin de varios pisos bajo las altas torres que, con el paso del tiempo, se convertirán en el nuevo horizonte urbano de la capital oscense.

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