VACACIONES EN HUESCA

Emotivo reencuentro de 44 niños saharauis con sus familias de acogida en Huesca

Los pequeños, procedentes de campamentos de refugiados, vienen a través de la asociación AloudaDurante dos meses cambiarán sus duras condiciones de vida por juegos, piscina, helados y televisión.

Recibimiento a los niños saharauis.
Emotivo reencuentro de 44 niños saharauis con sus familias de acogida en Huesca
JAVIER BLASCO

Jugar, gritar, correr y alborotar. Es lo que hicieron durante la mañana de ayer los 44 niños saharauis, de entre 7 y 12 años, que vinieron desde los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia) donde viven para pasar los dos próximos meses de vacaciones con familias altoaragonesas. Para la mayoría de los pequeños no es esta su primera estancia en la provincia y el reencuentro después de un año con sus familias aragonesas fue especialmente emotivo.


Primero, miradas, sonrisas tímidas y saludos desde la distancia, mientras los niños a un lado y las familias, a otro del salón de actos del IES Pirámide aguardaban a que les llamarán para el reencuentro. Fue el momento de los abrazos y besos y también de las lágrimas contenidas.


Habían transcurrido más de 24 horas desde que los niños emprendieran el esperado viaje. La expedición con 150 chiquillos con destino a Aragón salió a las 16.00 de la tarde del lunes del campamento en Tindouf para embarcar en un avión que les trasladó a Orán. Allí, tras una larga escala volaron hasta Zaragoza, donde aterrizaron hacia las 7 de la mañana de ayer. Desde allí un autobús trajo a Huesca a los 44 que van a pasar los dos próximos meses en el Alto Aragón.


"Durante este tiempo sus vidas van a dar un cambio radical", dijo José Luis Laliena, presidente de la Asociación Alouda, que gestiona el programa Vacaciones en Paz. Los niños vienen de los campamentos donde están a 44º y pisan arena, no tienen luz, apenas agua y comida, explicó. "Ahora van a recuperar vitaminas, a pisar asfalto, disfrutarán de la piscina de la playa o del río, van a ver la televisión y podrán abrir al nevera y tomar un helado. Están felices de venir. Es un premio para los que estudian. Esperan el momento como un auténtico regalo", añadió. También las familias que, a cambio de la acogida, alimentación y vestido, reciben cariño.


"Me es tan grato y le tengo tanto cariño a la niña, que viene a mi casa hace 3 años, que me compensa dedicar mis vacaciones a atenderla", manifestó Pilar. Reconoce que ha tenido algún problema que se resuelve con paciencia y cariño. "Es mala comedora y no quiere probar cosas que no conoce". Pilar vive en un pueblo del Pirineo y según que excursiones realizan la pequeña se marea. "Disfruta correteando con la bici y jugando con otros niños, y sobre todo del agua. Va a cursillos de natación y actividades que se hacen con otros niños", comentó


Aiza Haidi, de 10 años es una de los cuatro niños que vienen por primera vez a España. Ayer estaba entusiasmada "me ha dado pena dejar allá a mi madre, pero estoy muy contenta. Creo que lo pasaré muy bien y tengo ganas de ir a la playa y a la piscina" Aiza habla muy bien español, idioma que estudia en el campamento, y llega con la idea de que en España hay "playa y casas guapas". Su compañera Hatalina, que llega por tercer año, confiesa que "tenía ganas de volver" y explica que lo que más le gusta en la playa, y jugar en el parque. Laliena lamentó que el descenso de las subvenciones por la crisis les ha impedido traer a más niños a pasar unas vacaciones en paz.