Campo de pruebas para la Antártida

Los trece componentes de la próxima misión del Ejército de Tierra en el continente helado se han adiestrado esta semana en el valle de Benasque con nieve, hielo y frío.

Los trece componentes de la expedición, en el refugio de la Renclusa de Benasque.
Los trece componentes de la expedición, en el refugio de la Renclusa de Benasque.
Ejército de tierra

¿Tienen algo en común la isla Decepción, ubicada a escasos 100 kilómetros del continente antártico, y el valle de Benasque con la mayor concentración de tresmiles del Pirineo? Pues aunque parezca que no, ambos territorios tienen tantas similitudes que el Ejército de Tierra ha escogido el entorno del parque Natural Posets-Maladeta para que los militares que darán apoyo logístico el próximo invierno a la base española Gabriel de Castilla, donde científicos de varias universidades estudiarán el cambio climático a través de los animales y la capa de hielo, se aclimaten lo mejor posible a las condiciones extremas que sufrirán en la Antártida.

"Aunque sea una isla y por tanto estemos a nivel del mar, la climatología es muy similar a la de una zona de montaña de más de 2.000 metros porque la temperatura es muy baja y puede llegar a los 20 bajo cero, los vientos son muy fuertes y sobre todo las condiciones son muy cambiantes. Y puede pasar lo mismo que ocurre en el Pirineo, que por la mañana haga un día espléndido y sin embargo a las dos horas cambie repentinamente y hay una ventisca impresionante o empiece a llover", explica el comandante Juan José Pereda, que dirigirá la XXXII Campaña Antártica del Ejército de Tierra y que ayer ponía fin a una intensa semana en Benasque.

El Ejército de Tierra se prepara para ir a la Antártida en el valle de Benasque

En ella han participado trece militares, dos de ellos aragoneses (el comandante Manuel Guzmán y el capitán Luis Bobi), que han sido elegidos entre casi 200 voluntarios y que son especialistas en diferentes áreas que van desde las comunicaciones con satélite al mantenimiento o la navegación, pasando por la alimentación, el medio ambiente, la movilidad en nieve o la medicina.

Por ello, el objetivo de este adiestramiento en el valle de Benasque ha sido "aprender a trabajar en equipo en condiciones que se van a acercar a las que vamos a encontrarnos en la Antártida por el frío, la nieve, el hielo...", resalta el comandante Juan José Pereda, quien destaca que precisamente este año el Pirineo ha sido un lugar "idílico" para esta preparación por la gran cantidad de nieve que aún hay en cotas altas. Tras el verano realizarán una segunda fase en Galicia más centrada en la navegación.

El ejercicio comenzó el lunes con prácticas con quads, ya que son los vehículos que utilizarán para los transportes terrestres, y de primeros auxilios. Al día siguiente se centraron en aspectos más relacionados con la montaña aprendiendo o perfeccionando sus conocimientos sobre seguridad, encordamientos, progresiones por glaciares (el 60% de la isla Decepción está cubierto por hielo) y tratamiento de patologías asociadas al frío.

El miércoles, este grupo de militares realizó una marcha de aproximación al refugio de la Renclusa, donde continuaron con los ejercicios sobre movimientos en hielo con cuerdas, piolets y crampones. Y el último día, emprendieron la ascensión a la Tuca de Paderna, a 2.600 metros, "para pisar más hielo y poner en práctica todos los conocimientos de los días previos".

De allí bajaron a los Llanos del Hospital, donde finalizaron la semana con una práctica completa de evacuación de un herido desde su tratamiento hasta su encamillado y transporte a un lugar seguro. El jefe de la expedición hace una valoración más que positiva "porque algunos de los componentes tenían poca experiencia en estos terrenos y la progresión ha sido espectacular".

Partirán de España a finales de diciembre y en el último tramo el buque Hespérides de la Armada les llevará desde Ushuaia (Argentina) hasta la isla Decepción, en el archipiélago de las Shetlan del Sur, a más de 1.000 kilómetros del lugar poblado más próximo y a 13.000 de España. Allí permanecerán tres meses y sus funciones serán proporcionar a los científicos de la base todo lo necesario para que se puedan dedicar por entero a sus estudios. Ello incluye desde el transporte tanto terrestre y por hielo como por el mar, hasta los alojamientos, la comida, los materiales... Y el comandante Juan José Pereda asegura que "el personal está muy preparado, con mucha ilusión y con ganas de desplegarse cuanto antes aunque tenemos que esperar al invierno".

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