El caso de la menor de Añisclo y cómo prevenir los accidentes

La Federación Española de Deportes de Montaña lo analiza para extraer conclusiones sobre lo que no se debe hacer

Evacuación de alguno de los participantes en la marcha de Añisclo
Evacuación de alguno de los participantes en la marcha de Añisclo
Javier Broto

El accidente mortal registrado el 18 de julio de 2016 en el cañón de Añisclo (Parque Nacional de Ordesa), en el que murió una chica de 15 años en una excursión de un campamento, aceleró la reforma del decreto de actividades. La Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) ha analizado este caso en un estudio sobre accidentalidad en deportes de montaña de federados elaborado por Íñigo Ayllón, responsable del Observatorio de Seguridad, en el marco de la campaña de prevención ‘Lecciones Aprendidas’. Precisamente es el senderismo una de las actividades con más accidentes, y dentro de los grupos de edad destacados por su siniestralidad están los menores.

«Este caso se ha elegido por la gran cantidad de situaciones sobre las que permite reflexionar», afirma, y porque además está cerrado. El juez no lo consideró una imprudencia grave y la familia renunció a acciones penales.

La ruta se inició tarde y desde un punto distinto por problemas con el autobús y el calor, y los participantes iban cargados. No empezaron a andar hasta las 16.30 o 17.00. Además, dos guardas les advirtieron de la prohibición de acampar en el Parque, lo que motivó un cambio de destino. Antes de llegar, cayó la noche y avanzaron con linternas. En un paso con cadenas, con un precipicio en un lado, la mejor perdió el equilibrio y se cayó 15 m. Al no haber cobertura de telefonía, una monitora tardó 3 horas en alertar al 112. Eran las 3.00 y el helicóptero de la Guardia Civil tuvo que esperar al amanecer para el rescate.

Del suceso, la Fedme extrae algunas conclusiones, como la importancia de la gestión previa de la actividad y de una planificación realista de los horarios. «Hay que ser capaces de dar marcha atrás», afirma Ayllón, quien destaca la importancia de «valorar las condiciones de comunicación», y si es necesario, llevar sistemas alternativos de telefonía móvil. «Una marcha sencilla no está exenta de riesgos», dice. A su juicio, el caso demuestra que pequeñas decisiones pueden hacer desviarse del plan inicial y acabar en un accidente. También incide en la formación de quienes dirigen la actividad.

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